La Basílica de Santo Domingo acogió del jueves 8 al sábado 10 de marzo el triduo cuaresmal, con las imágenes del Niño Perdido, el Dulce Nombre de Jesús y la Virgen de la Paz en el Altar Mayor.
El padre capuchino Francisco Martínez Melero presidió los dos primeros días, y el párroco de San Sebastián, padre Antonio Ramos Ayala, cerró el triduo. Ambos profundizaron en la preparación de la Cuaresma, la Semana Santa y el papel que los cofrades deben desempeñar, y los malos hábitos que deben dejar.