Decía Ángel González, el joven diputado nacional, que Antequera puede presumir de ser la localidad malagueña con mayor calidad política por disponer de parlamentarios, diputados, concejales, con peso político en su Pleno y en las demás cámaras.
Y lleva razón, pero me vienen varias cuestiones. La primera, que en los últimos años se han ido mujeres con mucha valía (Ana Corredera, Ana Navarro y ahora, Lola Quintana), pero hay que dejar paso a las nuevas generaciones de políticos del mañana. Recuerdo cuando en 1995, Lola Quintana se estrenaba portando el Pendón de la Ciudad, y asumía varios roles: concejal de Antequera (con sus tradiciones) y de su partido, ya que estaba ahí porque habían apostado por ella.
Luego me vienen las dudas si se ha estropeado una generación de políticos en potencia (Vicente Ortiz, Javier Sillero, Eva Hidalgo…), de la que Manolo Chicón, Eugenia Acedo y Ángel González son los únicos que sobrevivieron, a esos años de renovación o temor de las «vacas sagradas» de los partidos.
Y uno, viendo los plenos, las ruedas de prensa, las redes sociales, analiza los nuevos jóvenes que están llamados a ser el futuro, a ir en las listas del 2015. Pero me preocupa que tengan más en cuenta los temas extramunicipales, que los locales. Las riñas de los dos partidos grandes, la de los ajustes-recortes, las de la crispación generalizada.
Si hoy se ha ido Lola Quintana por la puerta grande, es porque se confió en ella de joven, en su madurez, y ha sabido forjarse un camino con mucho porvenir. Pero para que haya otra Lola, Ana o como se llame en cada partido, hay que ayudarles, enseñarles, en las buenas prácticas, y no estar con la palabra «denuncia» en la boca, como primera lección.
Señores concejales, señores políticos, de ustedes depende el futuro de los que nos gobernarán en los próximos años. No les aburran, no admitan sus caprichos, pero sobre todo, sigan guiándoles por el ATQ PSA que nos regaló el Infante: Antequera Por Su Amor.