No crean nuestros lectores que la “confirmación de privilegios”, que recogemos en nuestras efemérides por parte de los Reyes, a la Ciudad de Antequera y a algunos antequeranos, eran “por gusto”, sino que arrancaban de muchos años atrás.
Por citar una época, vamos a 1761. Antequera era muy parecida a la actual, sin los barrios nacidos hacia la Estación o el Paseo, si bien sus casas tenían un aspecto mucho más noble, habiendo desaparecido lamentablemente. Las calles eran terrizas y las del centro, empedradas, recorriéndolas un arroyo, al que iban a parar las aguas residuales de las casas y las de lluvia. Por ellas discurrían las sillas de mano de los señores, o los carros y carretas de los diversos transportes que, como cuenta José Muñoz Burgos, “tenían que abrirse paso entre los desocupados que tomaban el sol en las esquinas de la Fuente Nueva o de la Fuente Redonda”.
El Ayuntamiento estaba en un edificio de la Plaza de San Francisco, escenario de las fiestas populares y de los juegos de los niños. Las noches, resultaban llenas de misterio y propicias para actos como los crímenes de Simón del Alcázar o del Arco del Nazareno de calle Nueva, como para leyendas, con silencios rotos por alguna algarabía o las rondas de los Caballeros del Santo Oficio. Iluminaban las esquinas muchas hornacinas que los propietarios de las casas dedicaban al Santísimo, a la Virgen o a santos de gran devoción.
Pues bien; en esta Antequera moraban herederos de muchos conquistadores de la Ciudad en 1410, a los que desde el Infante, hasta los Reyes Católicos, y luego los Austria y los Borbón, concedían extensas posesiones. Así se mantenían los apellidos Narváez, Guerrero de Torres, de Rojas, Chacón, Ximénez, Pareja, Urbina, Tejada, Mansilla, Aguilar, Padilla y otros, que recoge nuestro recordado director antes mencionado.
Entre los títulos, destacamos los Condes de Bobadilla, de Valdellanos, La Camorra, Argelejos, Mollina, del Tajo, Colchado, Puebla de Portugal y Castillejo; los Marqueses de La Peña de los Enamorados, La Vega de Santa María, Peñuela y Cela y muchos Caballeros de las Órdenes Militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, San Juan, Real Maestranza de Caballería y otros.
Como se ve, pléyade de títulos que engrandecían la ciudad de Antequera y que recogemos en estas líneas.