Cuando tras el período llamado de la Transición se instauraba la Democracia, muchos españoles se sintieron satisfechos en el deseo de salir de una época de la que muchos abominaban, aunque no faltara quien pensaba que España había dado un paso hacia adelante, con muchas mejoras para los trabajadores y algunos privilegios que hoy han sido «tocados» con unas cosas y otras.
Han pasado muchos años como para que las cosas hubieran mejorado a tope, pero nos toca vivir una época difícil, dura, donde se han reformado algunas de esas mejoras, y hay quien dice que más que la Democracia en lo que entramos fue en una Partitocracia que no para de enseñar sus defectos, tras hacerse con el poder, quizás pensando llevarse cada cual su tajada. Así, nos encontramos con que, sobre todo en las bases de los Partidos, hay gente trabajando con toda la honradez del mundo, con toda la vocación de servicio a los demás, con la meta fijada en el progreso de sus ciudades y pueblos, de España. Y no dudamos que también en las cúpulas de esos partidos habrá personas así, que sueñan con trabajar por sus compatriotas o lo que es igual por los objetivos que marca la Democracia pura. Pero… hemos vivido una semana que ha sido el remate de unos meses espantosos de escándalos, donde esos ideales puros y nobles, han sido desplazados por los vicios que corrompen a tantos: la mentira, la usura, la ambición, el aprovecharse de los demás en lugar de servirlos, el no pensar en quiénes les llevaron a esos puestos que ocupan, con beneficios que para sí quisiera cualquiera de los votantes, el robar, el sacar el dinero de España, para que nadie conozca sus fechorías.
Y es lo malo, que, a lo que se ve, no son casos aislados, sino algo que los españoles están viendo anda por todos lados. Daba la sensación de que los españoles hasta admitían algunas cosas pequeñas, algunos «aprovechamientos» de los administradores a costa de los administrados, lo que no dejaba de ser triste, porque ese «conformismo», era fruto de lo habitual de los casos. Pero lo de estos últimos años, está llegando al límite de la paciencia de los españoles, y de esos políticos honrados que habrá en todos los grupos políticos que, aunque aprovechen para decir «lo malos que son los otros», en el fondo nos imaginamos que se tragarán los casos de sus propios grupos, estando en plena vigencia aquello de que «hay quien ve la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio».
El escándalo llega a tantos sitios, que afecta a nombres que parecían intocables, y son los máximos responsables antes aludidos los que claman pidiendo justicia y anunciando la severidad en el trato con los culpables de que la clase política sea una de las grandes preocupaciones de los españoles, con la que nos está cayendo. Aunque, en tantos casos, paguen justos por pecadores. ¡Ojalá la Justicia actúe como le reclaman los españoles y se depuren culpables de inocentes y se dé a cada cual lo suyo!. Si no es así, malo, malo, malo…