Siempre me fijo en un buen físico pero lo que realmente me enamora es una mirada limpia. En ella puedo descifrar claramente lo que siente. La hipocresía, lo políticamente correcto y las apariencias no encuentran cobijo. Admiro que sea inteligente pero sin pretensiones de saberlo todo, ni actitud egocéntrica.
Necesito que sea responsable y firme, pero tranquilo, sin ser agresivo o grosero cuando le ofenden. Valoro mucho que sea competente y exitoso en su dedicación, que sepa lo que quiere en la vida y vaya a por ello sin pedir perdón a nadie, eso lo hace poderoso. Con buen ánimo, que sepa hacerme reír. Hacer, en definitiva, que la vida a su lado resulte fácil y placentera. Que sea capaz de saltarse los convencionalismos, de sentir y expresar emociones y volverse loco ante algo que le apasiona. Que sepa disfrutar de la vida, que sea curioso, cultive sus pasiones gozando, exprimiendo el momento y viva con intensidad. Para mí, el rasgo más seductor es que sepa escuchar, crear un vínculo emocional, demostrar empatía. Que sea protector, haciéndome sentir segura y apreciada con un gesto, con su forma de tratarme y tenerme en cuenta. Compañero de confianza porque lo que transmite y lo que hace resulta coherente.
Chica, tú buscas la perfección: que sea animoso, sincero, fiel, cariñoso, comprensivo, vital… En realidad anhelas lo que todo ser humano: que satisfagan sus necesidades básicas de seguridad y protección, amar y ser amado. Eso sólo está al alcance de un perro.