La definición de Luna azul no viene dada por su color. Esta puntualización se suele usar para especificar una Luna llena en dos casos concretos.
Puede ser la tercera Luna llena de cuatro en una misma estación. Esto es: primavera, verano, otoño, invierno. Cada estación típicamente suele tener tres lunas llenas. Si en una estación concurren cuatro lunas llenas, a la tercera es correcto llamarle, Luna Azul. La próxima Luna Azul estacional, podremos observarla en febrero de 2014.
Igualmente puede ser también denominada Luna Azul, la segunda luna llena en un mismo mes. El tiempo entre una luna llena y la siguiente es de 28 días. Por ello la acumulación de estos días hace que, cuando en los primeros días de un mes tengamos luna llena, antes de finalizar el mes contaremos con una segunda luna llena en el mismo mes. Esto sucede cada dos a tres años.
La última luna azul con esta definición ocurrió el 31 de agosto de 2012, la próxima habrá de ocurrir el 31 de julio de 2015.
Con estas premisas y con la intención de realizar nuestro especial pedaleo nocturno, el pasado jueves, –por aquello de fiesta local el viernes, luna llena fue el miércoles–, un grupo de socios, nos dejábamos la feria atrás y nos poníamos a pedalear a eso de las 22 horas, el siguiente recorrido: Subida de los Ocho Puentes, bajando hacia el Arroyo de las Adelfas por Las Beatas, para continuar hacia el Nacimiento de la Villa, Pesquera, Cerro del Gayumbar, Cortijo los Arcos, Cortijo Arcos de la Magdalena, Hotel La Magdalena y regreso por el Camino de las Arquillas: 35 kilómetros, casi tres horas de pedaleo, incluidas las paradas de reagrupamiento.
Bien sobrepasada la medianoche estamos de regreso en Plaza Castilla; el recorrido ha merecido el esfuerzo, la experiencia de pedalear bajo la plateada luz del satélite ha sido una enriquecedora alternativa. A la altura del cerro del Gayumbar nos hemos cruzado con una gran manada de ovejas, sorprendidas las mismas con el trajinar de los ciclistas, han querido cruzar el camino dándonos de lado, y ya se sabe, si cruza una…. Hay que poner pie a tierra y esperar a que pasen todas.
Arriba del cerro, expectante y atento a las pequeñas luces de las bicis, deseoso de averiguar lo insólito del grupo de personas que habíamos interrumpido el calmoso pastar de su ganado, el pastor se nos acercaba al grupo mientras realizábamos uno de los reagrupamientos previstos.
Una vez reconocida la inocencia de nuestro proceder y despejada la posibilidad de peligro para la integridad de su rebaño, una distendida y relajada conversación fue posible. Le comentaba a modo de chanza, la posibilidad de dotar a su ganado, además del cadencioso sonido de sus cencerras, de alguna exigua luz que les permitiera ver mejor el alimento a tomar. Y de inmediato salió la innata y peculiar inteligencia de las personas del medio rural.
“Verás…. –me decía–, ocurrióle una vez a un joven, primerizo en sus labores de pastoreo, que andando ya un poco cansado de perder horas de sueño al cuidado de las ovejas, éste, así les decía: ¡Ganado vil! ¡Qué de día no queréis comer… y de noche tenéis que andar, aunque sólo sea a luz de un candil! Eso son las ovejas”, explicábame él. No entienden de Ferias, ni de fiestas, ni de descansos laborales.
Allí dejábamos al noctámbulo pastor, rumiando sus cuitas. En Antequera la Feria está en su mejor pedaleo, pero nosotros optamos por regresarnos a casa, tomamos una ducha y a descansar. Hay más días……