jueves 1 mayo 2025
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Ná de ná

Es lo que va a suceder con tanto alboroto acerca de los Eres y Bárcenas. Que este último sea el ladrón principal, hasta la fecha, de su partido y los andaluces, aquí sí que no han tenido ninguna gracia, sean culpables de que tanta gente esté pasando calamidad, por apropiarse de unos dinerales que paliarían las necesidades tan acuciantes por las que están pasando muchos de sus ciudadanos en estos momentos tan duros para la economía, no nos importa en absoluto. Los políticos han hecho de sus mentiras una realidad moral ficticia que la hace verdadera los errores de sus adversarios. 
Aquí tanto montan, montan tanto, para llenarse la boca de injurias e infamias contra sus contrarios. Toda la defensa es un ataque empapado de falsa inocencia donde el mea culpa no tiene ni sentido ni cabida. Y los tontos más que tontos de remate, seguimos aplaudiendo, votando, jaleando conductas extremas y volviendo el ala cuando se nos cruzan nacionalismos que plantan cara con fortaleza y determinación. 
Un soberbio artículo de Vargas Llosa, el pasado domingo, nos pone en alerta de la otra cara del nacionalismo, la más fea e intrigante que a lo largo de la historia ha dado ejemplos terroríficos de la conducta humana exacerbada, pues adelante quien pueda más que gane.
Y mientras tanto, Ana Botella tira la toalla de la Olimpíada y casi de la alcaldía. Aunque hable en inglés, no es bastante para enderezar desaguisados. Hasta las leyes también se dejan influenciar. Tenía entendido que un diputado autonómico no podía ser Senador, acaba de aterrizar Griñán. No sabemos bien de quien huye, si de la jueza Alaya, de San Telmo, de sus socios de gobierno que lo mantenían a raya, o de la prensa que ha sido un tiempo su portada favorita. Ahora ha volado más lejos, más acorazado y ha recuperado el sueño. El cambio valía la pena.
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