viernes 15 noviembre 2024

Gorafe

Creo haber oído uno de estos días que, según Kant, España era la tierra de los antepasados europeos. Ignoro cómo pudo hacer esta afirmación, pero basta una visita a Orce para verla confirmada. Y si, desde aquel homínido carroñero de hace un millón trescientos mil años (que convivió con una fauna tremenda), aquella tierra no ha dejado de estar poblada ¡qué buen viaje de estudios para unos bachilleres! ¡Tantos estratos geológicos como biológicos y culturales, en un palmo de terreno! 
 
Llevaría a los jóvenes a ver las “Damas” de Baza y Galera, ya en nuestra proximidad histórica mediterránea y, luego volveríamos, milenios atrás, hasta los bordes del cañón del río Gor. Su grandiosidad se debe a que, por aquel cauce que en veinte kilómetros corta el altiplano, desaguó un gigantesco lago interior hasta la cuenca del Guadalquivir a través del Guadiana Menor. Andando por aquellos acantilados, no sorprende en absoluto ver alineadas, a ambos lados, dos centenares de tumbas más o menos contemporáneas de nuestros dólmenes.
 
Hasta el alumno más despistado aprobaría emocionalmente (hoy se habla mucho de inteligencia emocional) semejante ubicación. Si el lugar nos sobrecoge hoy, no debió ser de otro modo hace cinco mil años. Sólo el vértigo del abismo, abierto sobre el plano de la meseta, debió bastar a aquellos hombres, a los que no habían llegado aún los dioses de Fenicia o Grecia, para presentir la divinidad. “Soy un animal con fondo en aire” decía Juan R. Jiménez. Pues eso.
 Terminaría el paseo en la tumba ciento treinta y cuatro, réplica a escala reducida de Menga, pero en su contexto paisajístico inalterado. Hasta el alumno menos interesado se preguntaría a la vuelta, qué clase de poderoso imán (razones económicas aparte) debió ejercer sobre nuestros padres el paisaje lacustre de la Vega y el icono sagrado de la Peña. Pues, si en alguna medida, la belleza del lugar presidió su elección del emplazamiento, vendrían a resultarnos mucho menos “antiguos” y más interesantes. Y la excursión, en absoluto una pérdida de tiempo.
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
¡Suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción)
 
NOTICIAS RELACIONADAS

Más recientes