El matrimonio había tenido diez hijos y todos se gozaron. Los hombres ya estaban casados pero las muchachas aún no.
Emilia estaba comprometida con un labriego, un mozo un poco rudo pero de buen corazón, ella nunca había ido al colegio, porque al ser la mayor tuvo que ayudar en el cuidado de los hermanos pequeños. Después le seguía Ramona que estaba a punto de casarse con el chico más guapo y caballeroso del poblado. La tercera era Camila que se veía a escondidas con el enamorado porque a la familia no le gustaba el muchacho, dicen que era muy atractivo pero tenía fama de voluble. Y la más pequeña, Adela, el novio, un joven alto y delgado, tocaba la guitarra.
Se presentó en aquel lugar, una epidemia de fiebre que causó la muerte a mucha gente; en la casa enfermaron todos. La madre preparaba un brebaje con diferentes plantas y le daba a sus hijas, pero el padre quiso que buscaran a un médico y fue el único que murió.
Luego murió el prometido de Ramona y ella se volvió loca, todos creían que nunca se curaría pero con el tiempo se recuperó, y un señor viudo le pidió matrimonio; en realidad no deseaba casarse pero debía hacerlo porque su madre no podría mantenerla toda la vida.
Después se casaron Emilia y Adela, Emilia tuvo siete hijos varones y Adela tres niñas.
Camila se fugó con el novio, y éste la abandonó al poco tiempo, así que no le quedó más remedio que ponerse a trabajar de criada porque a su casa no podía volver, pero un día conoció a un hombre y su vida da un giro inesperado.
