A las 21 horas empezó el acto en el patio de columnas del Ayuntamiento de Antequera, cuya presidencia fue decorada para la ocasión por José Carlos Capella, quien apostó por tonos claros en las paredes y estampados de traje de flamenca.
El responsable de Protocolo y Prensa del Ayuntamiento, Pablo Javier Guerrero, dio la bienvenida a los presentes y presentó al grupo Flamenco Jazz Emma, de la Escuela Municipal de Música, que puso la música para abrir el acto.
Seguidamente el alcalde Manuel Barón y la teniente de alcalde Ana Cebrián entregaron las distinciones de nombramiento de pregonero a Alberto Arana y de regidora a Marisa Gómez, así como a sus siete manolas: sus hermanas Ana y Pilar Gómez Delgado y María Borrego Delgado; sus hijas: María y Cristina Montes Gómez; y sus amigas: Milagros Sancho López y Pilar Herrera Jiménez.
Se disculpó la ausencia del pregonero del año pasado, el actor Manolo Medina, por compromisos profesionales y en su lugar, Rafael Carmona como amigo de Arana, se encargó de presentar al protagonista. Se centró en su labor humana, pero sobre todo en su buen corazón solidario.
https://www.youtube.com/watch?v=n0ywkn6YoGs
https://www.youtube.com/watch?v=nZOWVXOLR1g
https://www.youtube.com/watch?v=3W1JsdtGYlo
El Pregón de Alberto Arana
El solidario policía local sorprendió por su forma de pregonar que basó en emocionar a los presentes con un vídeo inicial en el que sus hijos iban recogiendo sus recuerdos para aparecer y darle su pregón y un final en el que mostró su amor a su esposa y agradecimiento a sus padres.
https://www.youtube.com/watch?v=jHrhEZjYtPU
Todo tras una llamada del alcalde Manuel Barón: «Antes de proponerme que fuese el pregonero de esta Real Feria de Agosto, me comentaba la labor tan importante que estamos realizando con nuestra asociación y la repercusión a nivel nacional que estaba teniendo, además de reconocer mi labor dentro de la Policía Local, lo cual, ya no solo personalmente sino profesionalmente me hizo sentir muy orgulloso de lo que hago».
Pero no, «cuál fue mi sorpresa, me podía esperar cualquier otra cosa, menos la de ofrecerme lo que hoy estoy haciendo y es Pregonar la Feria de la ciudad en la que nací, la que me ha visto crecer entre sus calles, crecer en todos los aspectos, personales, familiares y profesionales».
Pasaban «los días y no paro de pensar en la responsabilidad tan grande que me otorga esta ciudad y sobre todo después de haber estado en el pregón del año pasado, pero mi tranquilidad se va acrecentando cuando voy conociendo a los hombres y mujeres que hoy integran este acto tan emblemático, del que estoy muy orgulloso de pertenecer, nombres propios como el de la Regidora Marisa Gómez».
Tras su introducción llega el momento en el que se ganó al patio de columnas municipal. En un vídeo en una pantalla grande aparecen Telma y Eloy, quienes van pasando por San Pedro, Cruz Roja, Piscina Municipal… recogiendo sus recuerdos de joven hasta que al final, entran en el Ayuntamiento siguiendo una luz que les lleva a su padre y les entregan la mochila solidaria y su pregón. Emoción a raudales y el público entregado y a sus pies.
Tras abrazarles expuso que «como habéis visto, mis hijos Telma y Eloy han traído este pregón, el cual contiene mis recuerdos y vivencias de Antequera, de su feria y de otros lugares significativos para mí, ordenados y meticulosamente escogidos. Ellos los han ido recogiendo por las distintas partes de mi Antequera».
Viajó en el tiempo hasta un 24 de julio de 1974 cuando «una ama de casa rondeña y un cartero conocido de Antequera, tienen a su segundo hijo. Somos tres, un hermano mayor Alejandro y una hermana menor que yo María José, ya sabéis, el que no sale en las fotos, el que hereda la ropa de su hermano, el más trasto, en fin defendiéndome toda la vida de ser el segundón de mis hermanos».
Tras nacer, «paso en calle Nueva mis primeros años de vida. Aunque fueron pocos, guardo recuerdos de aquel piso y de sus vecinos. Posteriormente y hasta que me casé, viví en la Barrida San Isidro en la que tengo mis buenos y no tan buenos recuerdos, pero que sin duda me han hecho y enseñado a ser lo que hoy soy».
Su «adolescencia transcurre en la iglesia de San Pedro en la que gracias a los curas como Manolo Márquez, catequistas como Trini Gutiérrez e Ignacio Bracho y de nuevo amigos, paso muy buenos momentos, llegando a ser catequista durante algún tiempo».
Tras cumplir los 17 años «entro a formar parte de Cruz Roja Española como voluntario, de la mano de Ana Navarro, Agustín, Paco, María, Tere Cerrillo (un beso, se que has hecho un esfuerzo por acompañarme) y tantos y tantos que estuvieron a mi lado, donde paso mi aun adolescencia tardía y mi juventud, llegando a ser director de Cruz Roja Juventud durante algunos años».
La feria para el pregonero
«Para mí y mi familia la Feria de Antequera tiene un valor sentimental especial, ya que mi abuelo materno, apodado «Pepe 17», rondeño, ganadero, admirado siempre por sus hijos y nietos, torero aficionado (según decía mi abuela, era tan nervioso que siempre terminaba en el suelo revolcado por la vaquilla), durante los «años 60″ traía andando, ganado para su venta, desde Ronda a la Feria de mayo y agosto, que eran hasta entonces de las más importantes y reconocidas ferias de ganado de toda España».
Recuerdos típicos, «como el olor a patatas fritas, a algodón de azúcar, al sabor del chorizo a la plancha con ketchup, y mi bitter kas, me encantaban las atracciones, pero la mejor de las diversiones era intentar escapar de las manos de mis padres».
Pasan los años «y ya en mi juventud mantengo el recuerdo imborrable del albero del campo de fútbol, que impregnaba toda la ropa, y sobre todo los zapatos, que gracias al cesto mágico que teníamos al lado de la lavadora en casa, aparecía ya limpia y planchada en mis cajones, antes incluso de levantarme…».
Pero donde realmente «mis recuerdos de la feria empiezan a tener más sentido, fue en la Real Feria de Agosto de Antequera del año 1996, con mis 22 años recién cumplidos, en la que Cruz Roja necesitaba una ambulancia, para asistir a las urgencias que ocurrían en toda la comarca, sobretodo en accidentes de tráfico, ya que era la única que existía en aquellos entonces».
Fue cuando «decidimos montar una caseta para recaudar fondos y afrontar su pago, ubicada en calle Diego Ponce, antiguos almacenes Carmona, donde ahora está el parking, con una competencia leal, por supuesto, de la magnífica caseta que teníamos justo detrás, la de Santa Eufemia, si la del Punto, la nuestra era la de la cruz. Unas casetas de mediodía, ¿recordáis?».
Y al cerrar las casetas a mediodía, «lo mejor estaba por venir. A las seis de la tarde, cuando mi querido amigo, Ramón Paradas, el «Niño del MOPU» y yo, el «Chato de Antequera», salíamos a nuestro obligado paseíllo».
«Tarde de toros, llegan esos toreros valientes, salen al ruedo de la plaza, plaza en la que con gallardía y valor, se enfrentan al quejío de aficionados. Gente aglomerada en la puerta grande de la caseta, esperando la salida de esos toreros».
Y pasaron «los años y tras los momentos de diversión en las ferias y dedicación a los demás como voluntario, decido ocupar más tiempo a formarme, dejando aparcada esa faceta anterior».
Ya con 24 años «me voy a Málaga a una piscina climatizada donde me dan la oportunidad de trabajar como monitor de natación. Aprovecho para perseguir mi sueño, compaginar mi trabajo con mis estudios en las oposiciones de Policía local. Apruebo en la ciudad que siempre he llevado por bandera, mi Antequera, soy afortunado y además consciente de ello, no solo por trabajar en lo que siempre me ha gustado, sino porque me ha dado la oportunidad de conocer más, a mis vecinos, y poder demostrarles que nuestro trabajo es un servicio público vocacional».
Pide la implicación de los antequeranos para hacer grande a la feria: «Porque la feria no las hacen los políticos, la hacemos nosotros, con nuestra presencia en las calles, disfrutad de todas las cosas que los trabajadores de este Ayuntamiento llevan preparando durante todo el año, no miremos al frente cuando estemos en la feria, hagamos esta feria especial, hagámosla más solidaria, no solo con el que lo necesita, sino también con aquellos que durante todos los días que dura la feria, ponen toda la carne en el asador para que disfrutemos de ella, y con ello quiero destacar la labor de todas y cada una de las cofradías que montan una caseta para seguir adelante y poder continuar con ese patrimonio cultural de nuestra ciudad, «la Semana Santa»».
Agradecimiento final
Alberto quiso concluir agradeciendo a sus padres «no solo por luchar y seguir luchando contra una enfermedad que marcó nuestras vidas, que sin duda nos hizo más fuertes, sino por la labor que hacéis a diario por aquellos que también sufren esa enfermedad que tanto daño está haciendo, y que no dudáis en tenderles la mano para salir de ella, yo no hago más que lo que me habéis enseñado».
Espera «que este pregón que lo hace un antequerano desde el corazón no se os haya hecho largo, y si a algunos se os ha hecho corto si queréis lo repito». Y terminó gritando: «¡Viva Antequera!».
Tras recibir una fuerte ovación del público, sus padres y su familia se acercaron a abrazarle, en un canto al amor y la lucha y entrega de las familias, cerrando el acto el alcalde Manuel Barón quien dio las gracias a todos los presentes y a los protagonistas del acto, invitando a los ciudadanos a vivir por y para la feria.