Este domingo 18 de junio se vivirá un momento histórico cuando se bendiga la imagen Nuestro Padre Jesús de la Caridad, la última obra del artista Antonio García Herrero (Antequera, 1961), que ha decidido donarla para ser venerada en la iglesia de Santa Eufemia.
No todos los días un escultor de la tierra presenta una obra para su ciudad ni todos los días se puede empezar a venerar una imagen nueva del Señor. Hay que remontarse al 27 de enero de 2008 cuando Pepe Romero presentara en sociedad al Niño Jesús de Praga de Las Descalzas. O a diciembre de 1922 cuando se bendice el Cristo de Limpias de Madre de Dios.
Así se hará este domingo durante la celebración eucarística de 11,30 horas cuando se bendiga una obra que como Jesús Romero describe se trata de “una imagen que está en la línea estética de los escultores del barroco sevillano del siglo XVII, cuyo paradigma es el maestro Pedro Roldán, nacido casualmente en Sevilla, pero de padres y hermanos, mayores y menores, antequeranos”.
Es una imagen de tamaño natural, tallada y policromada entera, tanto el cuerpo como los brazos y piernas, que recoge el momento del camino del Señor en su pasión con la cruz a cuestas. Destaca la posición de las piernas y su movimiento hacia adelante. Se le venerará como “de la Caridad” por tres motivos. El primero, por haber sido elaborado en el taller del artista que está donde estuvo la antigua iglesia de la Caridad, en la hoy plaza del pintor Cristóbal Toral. En segundo lugar, por llegar a un barrio donde Cáritas es parte fundamental de la parroquia. Y en tercer lugar como recuerdo del “Charitas” de las monjas Mínimas que tienen presente en el templo y en su estancia en el templo.
La tarde antes del traslado
En el lugar donde se ha estado realizando esta imagen durante los últimos dos años, nos atiende el propio artista Antonio García Herrero, compartiendo: “Es para mí una obra muy especial. Es como mi legado a Antequera con la que quiero que se me recuerde. La ha hecho yo, a mi gusto, sin prisa ni indicaciones ni encargo. Empecé con un busto y vi que me pedía seguir y le fui ensamblando maderas hasta que hice el cuerpo entero y aquí está ya terminado”.
Se verá vestido y sólo cabeza, manos y pies, pero es de cuerpo entero. “Es algo que quise hacer de esa manera porque quería que fuera como tuvo que ser. Sé que no es lo normal, pero así lo imaginaba y quería presentarlo. Está hecho entre madera de cedro lo que se ve y de pino el cuerpo en sí. Y está policromado con los signos presentes de la pasión que padeció”.
Le preguntamos qué ha sentido al ir realizándolo. “Yo respeto a la gente que cree y a la que no, eso depende de cada uno que es libre. Lo que sí te digo es que cuando la estaba haciendo, sentía una responsabilidad porque tenía que transmitir a quien lo viera. A este Señor le van a rezar, le van a pedir y eso tiene que llegar a quien lo vea y se acerque a él”.
El lugar donde estará. “Estuve pensando qué hacer con él, ya que no ha sido un encargo. Quería que estuviera en Antequera y pensé en varios templos. Y surgió Santa Eufemia porque allí no hay imagen a tamaño natural de un Cristo y porque estoy muy agradecido a personas que están allí y sé que les gustaría. Se lo ofrecí y para allá va”.
En cuanto a las influencias a la hora de realizarlo. “A mí me apasiona el barroco de Sevilla y dentro de él, para esta ocasión, el estilo de Pedro Roldán. Es en lo que me fijé, pero buscando mi estilo propio. Por otro lado, me ha ayudado Jesús Romero en el desarrollo de la imagen, asesorándome, alguien que es muy importante para mí porque me ayuda en el día a día de mi labor y en mi vida. Le estoy muy agradecido”.
¿Qué espera que sientan al verlo? “Como toda obra que hace alguien, que le guste a la gente. Que se acerquen a verlo. Que vean en él a un Cristo que está con la cruz a cuestas y que les transmita lo que buscan en su rostro. Yo les pediría que se pongan lo más cerca posible y le miren a los ojos”.
¿Tras el Cristo? “Ya voy teniendo una edad y me cuesta ponerme en el taller tanto tiempo. No es lo mismo policromar una pequeña imagen que hacer este Cristo entero de principio a fin. Han sido dos años de intenso trabajo y no descarto, pero todo dependerá de lo que pueda hacer y si tengo fuerzas”.
Así fue nuestra conversación con este escultor que se muestra agradecido, ilusionado, al saber que una de sus obras quedará en Antequera a la que espera que despierte el interés de quienes vayan a verla porque en ella ha dejado una vida de inspiración y dos años de trabajo.
A su fuente del Coso Viejo, las esculturas de Santa Clara y Santa Eufemia, o el trono y cruz del Cristo Verde, se le sumaron la Divina Pastora del Salvador, la Virgen de la Encarnación de San Miguel, o sus aportaciones a la imaginería pasional de Casabermeja. Tras participar en trabajos de restauración de muchas cofradías de la ciudad, ahora aporta un Cristo bajo la advocación de la Caridad.