Era ya un referente del mundo del arte, fusionando flamenco y copla. Pero un accidente de tráfico terminó con su vida hace 50 años, el 28 de agosto de 1972. Este 16 de Septiembre, la ciudad cuyo nombre llevó la nombrará Hija Adoptiva.
Entrevistamos a su nieto mayor, Antonio Manuel Plantón Durán, quien agradece la distinción y vendrá a recogerla en su memoria. Era ya un referente del mundo del arte, fusionando flamenco y copla. Pero un accidente de tráfico terminó con su vida hace 50 años, el 28 de agosto de 1972.
Este 16 de Septiembre, la ciudad cuyo nombre llevó la nombrará Hija Adoptiva. Entrevistamos a su nieto mayor, Antonio Manuel Plantón Durán, quien agradece la distinción y vendrá a recogerla en su memoria. “Era muy pequeño, apenas 6 años, y a mí me decían que la abuela se había ido de viaje.
Yo tuve la oportunidad desgraciada de ver el accidente y ver a mi abuela tumbada en la calle. Siguiendo las instrucciones de Manolo Alegría, que iba también en el coche, fui a avisar corriendo a mi padre…”.
Tras la primera entrevista con motivo del centenario del nacimiento de María Barruz Martínez (Málaga, 1 de marzo de 1921), volvemos a conversar con el nieto mayor, esta vez ante el inminente nombramiento municipal.Tras la primera entrevista con motivo del centenario del nacimiento de María Barruz Martínez (Málaga, 1 de marzo de 1921), volvemos a conversar con el nieto mayor, esta vez ante el inminente nombramiento municipal.Antonio nada más empezar quiere mostrar su agradecimiento “a la ciudad de Antequera”.
Para él esta nueva distinción significa como “nieto suyo, un gran orgullo. Estoy seguro que en esos tablaos flamencos en los que estará, estará contentísima porque su pueblo le sigue mostrando su cariño”.Agradece “al alcalde Manolo Barón, a la teniente de alcalde Elena Melero y a Ángel Guerrero que fue el precursor de que todo este sueño se realice” al realizarle aquellas primeras entrevistas y estar cuando se le dedicó la calle, al ser “quien nos encontró en el bar que teníamos en Sanlúcar de Barrameda”.
María tuvo un hijo, Antonio Plantón Barruz (1939-1994), que se casó con Francisca Durán Gutiérrez el 4 de abril de 1965 en la Basílica de la Macarena de Sevilla. Tuvieron cuatro hijos, los nietos de la Niña de Antequera: Antonio Manuel, Gloria, Rosa María y María Esther, que viven entre Sevilla, Sanlúcar de Barrameda y viajando por el mundo por trabajo en el caso de Antonio.Él iba dentro del coche del siniestro mortal. “No es muy agradable de recordar, pero iba con ellos y fui de las últimas personas que la vio en vida. Es parte de la vida y le tocó a ella. Tengo vagos recuerdos, íbamos por trabajo a un pueblo de Córdoba, pero lamentablemente no llegamos a más de 200 metros de casa”.
“Su guitarrista, Manolo, iba de copiloto, ella conducía y yo iba atrás. Ni a mí ni a Manolo le pasó nada, pero a ella… A mí me dijeron que se había ido de viaje, de gira y seis años después ya me enteré de lo que había pasado. Agradezco a mis padres que me ahorraran ese mal trago porque después me hizo más fuerte. Como persona son momentos que o te hacen venirte abajo o resucitas”.
Su nieto “iba a numerosas representaciones con ella en las “tournées” que tenía por toda España, a las que siempre iba mi padre con ella”. Con la reciente exposición en Antequera y su concierto tributo “agradezco la labor de Pedro Gordillo y de Federico Alonso Pernía, que aunque no estuve, las seguí a través de los medios de comunicación. Y cómo no a Alexis Molero que prestó su voz. Enhorabuena por el gran trabajo que han realizado en torno a la figura de mi abuela”.
Para su padre “su pérdida fue un gran trauma, por lo que escuchar la obra de su madre era muy difícil. No fue tabú, pero lo intentaba evitar para evitar su dolor. El afecto materno-filial era muy estrecho”. Nos presenta una relación entre ambos como la tuvo su abuela con su madre.
https://www.youtube.com/watch?v=tDLXX98So5Y
Los recuerdos de Antequera
Antonio recuerda la copla con el “criaita en la Ribera donde rememora los tiempos que fueron sus vivencias de niñez en Antequera donde se trasladó a una edad muy joven y desde allí, desde Antequera, fue su trampolín artístico, un gentilicio que llevó con orgullo porque Antequera tiene que tener algo especial para que ella decidiera llevarlo por bandera”.
“Yo de pequeño me refería como ‘abuela de Antequera’ y cuando iba a su piso que vivíamos en el mismo bloque yo a mi madre le decía que iba a la casa de la abuela de Antequera. Me enorgullece que si adoptó el nombre de Antequera a su nombre artístico es porque tenía buenos recuerdos y buenas sensaciones”.“Era considerada como una figura del momento, tenía una voz privilegiada que gracias a Dios tuve la oportunidad de escuchar en muchísimas ocasiones y de oír con mucho placer. La vi llenar teatros. Son recuerdos vagos porque era pequeño, pero recuerdo esos teatros disfrutando de su arte. Vivencias muy gratas hacia ella y hacia los artistas que se reunían en el cartel”.
“A ella le gustaba cocinar platos de Antequera, había uno que mi padre tomaba mucho que era el bacalao con naranja, el pío antequerano, que le encantaba. Son recuerdos que tenía de la familia Cruces. Iba con mi abuela los Martes Santos a cantarle saetas al Señor del Rescate al que le profesaba una gran devoción”. Era una persona muy religiosa, “tenía devoción al Señor del Rescate, a la Macarena y al Gran Poder”.
Ante el próximo 16 de Septiembre, “si Dios y Santa Eufemia quieren, espero estar al menos con mi hermana mayor. Yo iré seguro y así podré agradecer todo el cariño que seguís transmitiendo a mi abuela”.
El legado de la artista
María Barruz Martínez fue una cantante del pueblo. Más de un estudioso de la canción expone que ella miró para los gustos del público y no para lo de las altas esferas, de ahí su presencia en la memoria de los vecinos. Prueba de ello cuando grabamos una versión de “Ay mi perro” con Julio Orellana ante lo que los vecinos salieron en confinamiento a sus portales a aplaudir y cantar el recordado tema.“Luego he ido profundizando en su obra como autora e intérprete, ante lo que son letras muy cercanas. Las historias que recogía son muy actuales, de hoy. Situaciones familiares con fracturas, como si fuera una adelantada a los tiempos”.
En casa tienen discos, carteles, recuerdos. “Gracias al contacto con la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), he tenido acceso a partituras manuscritas. Como curiosidad los artistas tenían unos formularios muy claros. Hoy con todas las polémicas de los plagios… antes ellos lo solucionaban con la autoría en 33, 50 o 25 por ciento si eran 3, 2 o 4 a repartir”.
Termina la entrevista agradeciendo “siempre a la ciudad de Antequera”. Y “desde mi punto de vista, los artistas, los creadores, son personas que por su trabajo tienen dos vidas: la física y una vida que es la moral, la que deja su obra. Gracias al pueblo de Antequera, mi abuela sigue viva con su recuerdo, con esa segunda vida” y quiere pasar desapercibido junto a su familia porque la protagonista es la Niña de Antequera.
Emocionado se despide con un deseo: “Que el sol no deje de iluminar cada uno de los lugares antequeranos”. María Barruz Martínez seguirá presente en una de las pasiones de su vida: Antequera.