No ha sido la primera vez y no será la última. Las religiosas clarisas celebraron un triduo a Santa Clara en el que se sintieron los aires alegres y llamativos que nos trae la fe vivida en países africanos hacia un lugar de interior, muy enraizado con sus tradiciones europeas.
Así, del 9 al 11 de agosto en la iglesia de Belén de Antequera, a las 19,30 horas, se procedió al rezo del Rosario y a las 20 horas, celebración de la misa. El último día, estuvo presidida por el párroco de Santiago y San Pedro, Francisco de Paula Aurioles, contando con la concelebración de los religiosos trinitarios, capellanes de las monjas.
Tras el rezo del rosario, la misa comenzaba con una procesión por la nave central por parte de las jóvenes religiosas que daban gracias al Señor con sus bailes autóctonos llenos de pasión y alegría, algo que a veces se tiene en falta en las celebraciones festivas. Les acompañaban jóvenes próximas a la comunidad en un canto abierto a las diferentes formas de sentir al Señor.
Luego, siguió la misa y ellas con sus cánticos, con orden y solemnidad, siguiendo los parámetros que estamos habituados. Para muchos de los que estuvimos, no sorprende, pero para quienes vean el vídeo, podrán apreciar la riqueza de la diversidad de la Iglesia.
En la homilía, el padre Aurioles, hizo un recorrido por la historia de las religiosas clarisas pobres, la vida monacal y la propia Santa Clara. El sacerdote subrayó que la vida contemplativa es el pulmón de la Iglesia, identidad que necesitar rezar más antes que tantos actos externos que son el lugar al que van nuestros ojos, dejando vacío el corazón.
Porque «la presencia más patente de Jesús entre nosotros son las religiosas contemplativas», a las que hay que agradecerles su labor en el interior de los conventos y lo necesarias que son en un mundo donde no se da la importancia del rezo.
Así, supo conectar la historia del lugar (el convento fue antes carmelita descalzo) con la de las clarisas que al regresar tras la Desamortización, se encontraron con su primitivo convento ocupado y buscaron refugio en Belén donde permanecen.
Se terminó la noche con la veneración de la Reliquia de la Santa y un refrigerio que ofrecieron las religiosas a una concurrida presencia en el templo.