La Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera y de su Comarca (ADIPA) podrá empezar la construcción de una residencia para 32 adultos con discapacidad intelectual media, gracias al donativo más grande que han recibido de un particular.
Carmen Bueno, tras fallecer en marzo su marido, José Quintana, así lo hace posible. “Mi marido se preguntaba qué pasaría con esos niños cuando no tuvieran a sus padres”, decía una y otra vez cuando veía a un padre pasear con su hijo con síndrome de down.
No quieren hacer pública la cantidad, pero ésta puede tener ya seis cifras y con un compromiso de sumar más dinero cuando empiece la obra y cuando fallezca, ya que en su testamento los ha declarado como herederos.
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Junto al Hotel Antequera
Un proyecto que comenzó cuando padres de usuarios de ADIPA preguntaban a la asociación qué pasaría cuando por su edad no pudieran atenderles en casa o fallecieran y se quedaran solos: “Los padres se ven mayores y su preocupación es cómo y con quién van a dejarlos, por lo que esta iniciativa garantiza un hogar para todos ellos”, apunta Cristina Marina, presidenta de ADIPA.
Por tanto, esta iniciativa será para personas con nivel medio de dificultades, entre 20 y 60 años, que con su traslado, conseguirán aumentar las plazas de la casa madre: “Actualmente atendemos a 170 personas en nuestra sede y no podemos acoger a más porque no tenemos espacio. Cuando la abramos, podremos llegar a las 200 plazas”, destaca Diego González, gerente de ADIPA.
Un proyecto que precisaba unos terrenos, que el Ayuntamiento ha cedido a ADIPA, pero ahora hay que construirla. Tienen previsto terminarla en cuatro años y cuentan con un presupuesto de 1,8 millones de euros.
“Tendremos ayudas públicas del 0,7, del IRPF y de la ONCE, pero no sé decirte la cantidad concreta porque estamos esperando a las elecciones para saber el compromiso de cada una que ya sabemos que existe”, sigue Marina.
La residencia tiene una superficie de 6.900 metros cuadrados, los 32 usuarios vivirán en apartamentos en planta de calle. Habrá sótano con servicio de lavandería y restauración. Será tutelada, por lo que se contratarán al menos a 15 personas para cuidar de ellos, que trabajan en ADIPA.
Todo surgió cuando Carmen y Pepe veían a un padre con su hijo
Carmen, costurera y ama de casa, paseaba con su marido, Pepe, toda una vida dedicada al campo y un taller agricultura en Los Llanos de Antequera. “Recuerdo que comentábamos cuando veíamos a un padre con su hijo de ADIPA que iba por la calle y mi marido se preguntaba que cuando murieran sus padres, qué harían con ellos”.
Al quedarse viuda y no tener hijos, se planteó qué hacer con su dinero. En Unicaja le aconsejaron donarlos a alguna asociación benéfica y ella recordó esa conversación con su marido: “No tuve duda, decidí dar un dinero inicial, comprometerme a otro cuando empiece la obra y para terminar, declararlos herederos para cuando yo me muera, que reciban todos mis bienes”.
Esta ayuda posibilita el inicio de la obra y como agradecimiento, “el centro llevará el nombre de su marido, José Quintana Aranda, pero nosotros le hemos añadido el de ella, Carmen Bueno Pérez, porque aunque la idea surgiera de su pregunta, ella ha sido la generosa, la que lo ha decidido, la que lo ha materializado”.