Tiene 24 años y vive en Antequera desde hace 14 años. Vino por su padre, ferroviario. Estudió en los Carmelitas, Los Colegiales y La Salle-Virlecha. Terminó su estudios como técnico auxiliar en entornos culturales en la Universidad de Málaga.
Es César Romero Jiménez (Toledo, 30 de enero de 1998). Trabaja en los servicios de jardines de ADIPA, manteniendo las zonas verdes de la ciudad. Y en sus ratos libres, busca sacar la sonrisa a los más pequeños, ofreciendo su voz en el “Ratón vacilón, que mola mogollón”, dice por el micrófono de una de las atracciones del Paseo Real esta Navidad.
Con un gorro navideño y muchas ganas de vivir, comparte que “la Navidad es un sueño”. Él la vive con “mucho flamenqueo, baile y disfrutar con la familia y los amigos”. Es de los que piensa que “deberíamos de cambiar, que haya paz y unión y se acabe la Guerra en Ucrania”.Con un gorro navideño y muchas ganas de vivir, comparte que “la Navidad es un sueño”.
Él la vive con “mucho flamenqueo, baile y disfrutar con la familia y los amigos”. Es de los que piensa que “deberíamos de cambiar, que haya paz y unión y se acabe la Guerra en Ucrania”.
Ante estos días, expone que “deberíamos de aprovechar los momentos tan bonitos que tenemos, pensando que hay gente que no puede disfrutarlos”. Está allí en el Paseo porque “me encanta ayudar al que lo necesita”. Con micrófono en mano, anima a los pequeños y no tanto, a disfrutar de su viaje en las atracciones feriantes.
Tiene muy buen recuerdo de sus años de estudios en el Colegio Nuestra Señora del Carmen. Sobre todo “con el profesor de Religión, nuestro padre Antonio Jiménez, que es el más maravilloso del mundo, siempre nos da alegrías, para mí es un orgullo poder estar con él de monaguillo, es como si fuera mi rey mago de verdad”.
Al nuevo año y a Sus Majestades les pide: “salud, vida y seguir trabajando” en un nuevo año lleno de “salud para todos y próspero, donde se acaba ya el COVID del todo, que no haya guerras y vivir el presente que es lo más bonito que hay”.
Tras conocerlo por dentro, César es toda energía de juventud, de inocencia, de estar atento para ayudar, sentir lo que ha recibido y poder sonreír una y otra vez. Le dejamos con su trabajo de ayuda, donde se mantiene perenne pese a la lluvia de estos días.
Todo antes de terminar, dejar su gorro y decir adiós, colocarse los cascos y escuchar música hasta que regresa a casa y soñar con el próximo día que pueda seguir ayudando donde pueda, en esta su Antequera, su tierra de los sueños y de una mágica Navidad.
https://www.youtube.com/watch?v=GEvlHSOBYKM