El histórico 15 de Julio de 2016 pasará a las efemérides con la situación del intento de Golpe de Estado en Turquía, en el momento que la embajada antequerana estaba saboreando el reconocimiento de la UNESCO.
La expedición del Sitio de Los Dólmenes de Antequera estaba en cuatro emplazamientos. El Alcalde con el presidente de la Diputación en su hotel, Bartolomé Ruiz con su equipo, Paco Peramos con el suyo y la consejera de Cultura ya en su habitación.
Conversamos esta semana con el alcalde de la Ciudad Patrimonio Mundial, Manuel Barón, quien nos dice que “fue una situación curiosa, inesperadísima, porque antes de salir para Turquía, nuestras familias y amigos nos pedían que tuviéramos cuidado por las situaciones de días previos por atentados. Pero no nos imaginábamos que dentro, en las entrañas de Turquía, intentaran un Golpe de Estado”.
Tras atender a los medios de comunicación (Barón nos recuerda que cuando “me estabas entrevistando, recuerdo que no te escuchaba muy bien porque estaban pasando helicópteros”), el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, les invitó a que “fuéramos a su hotel, que estaba en frente del palacio de congresos, y nos tomáramos una cerveza para celebrarlo”.
Tras una jornada ajetreada e histórica “cuando terminábamos, miré hacia el puente y lo vi iluminado de rojo. Pregunté al consejero de la Embajada en Turquía y me dijo que era señal que estaba cortado y empezaron a llamarle por teléfono”.
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La noche más larga: Turquía en intento de Golpe de Estado
Las llamadas al diplomático llenaron el silencio en la reunión de júbilo. “Cuando nos dijeron que era un Golpe de Estado, no sabíamos qué hacer, hasta que los medios nos llaman y vemos que aquello era eso, un intento de Golpe de Estado”.
Al ver que se confirmaba lo peor, el Alcalde, el edil Juan Rosas, el jefe de Prensa Pablo Guerrero y el fotógrafo de El Sol de Antequera, Raúl Pérez, deciden hospedarse en ese hotel, ya que no podían volver al suyo. “El primer momento de miedo fue al inscribirnos en el Hotel, en cuya recepción se escuchaban disparos en la misma puerta”.
Había que hablar con Antequera, con la familia: “Yo hablé con mi mujer y mis hijos, que estaban preocupados y les dije que no pasaba nada, aunque no le conté todo, obviamente”. Desde ahí, mandando mensajes con cientos de personas. Mientras tanto, el Hotel no decía nada, seguía con su normalidad. “Nos buscamos la vida, nosotros nos fuimos enterando a través de los medios españoles”.
Fue una noche eterna, en la que el cansancio y la incertidumbre les dejó en vela. “Disparos, ráfagas de ametralladoras, tiros de fusil y subfusil, bombas de humo, fuegos, bombas… el Hotel tembló en una ocasión. Aviones supersónicos raseando, con un sonido atronador, era algo que producía pavor, sobre todo por lo desconocido, por no saber a dónde iba a parar”.
El móvil del apoyo y de la tranquilidad
Aunque estuvieran en Turquía, el teléfono móvil fue la esperanza con sus familiares y amigos. Noche de miedo. “¿Y si se produce una guerra civil y el aeropuerto lo cierran, qué hacemos?”.
Antonio Sanz, delegado del Gobierno de España en Andalucía, les llamó para decirles “que estábamos localizados y vamos a esperar acontecimientos para tomar medidas”. El mensaje más cariñoso fue “el de mi niña, que me dijo: ‘¡Papi, te quiero mucho, por favor, vente para Antequera!’”. Le llamaron decenas de personas. Por citar algunas aparte de familiares, amigos y compañeros, el portavoz de IU, Fran Matas, y la concejal Eva Hidalgo.
Las vivencias se quedan en el grupo antequerano, que nada más entrar a sus habitaciones, mantuvieron la luces apagadas y cortinas echadas, “solo nos movimos para las grabaciones con el móvil, que las hacíamos de rodillas, levantando el móvil con la luz hacia adentro”.
A unos metros de la Plaza Taksim, donde hubo hasta muertos, “en frente nuestra había un edificio de una emisora turca, echando humo, y no sabía si había un francotirador, que podría vernos en un hotel y disparar, por lo que intentamos no movernos”.
Cada uno intentaba que “lleváramos lo mejor posible la noche, incluso con bromas para desdramatizar la situación que vivíamos”. Tras el sábado de espera, el domingo partieron de regreso, “tras quedarse Jacobo dormido, Juan Rosas compró una bandera turca por lo que pudiera pasar, pasamos cuatro controles, tuve que quitarme hasta el anillo de casado y subieron al avión”.
En el libro de Patrimonio Mundial, ofrecemos más datos, fotografías y el recibimiento en el Aeropuerto de Málaga, tras pasar del sueño a la pesadilla en una noche de verano en Turquía.
Más información, edición impresa sábado 23 de julio de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).