No pasa el tiempo por ella. Es el látigo, esa atracción en la que te subes en un vehículo y sientes la velocidad al pasar por las curvas de la pista. Los más atrevidos levantan las manos y abren los ojos con el paso de los viajes.
El ‘Látigo García’ es uno de los decanos de los cacharritos de la feria junto a los coches de choque y el tren de la bruja. Son ya tres generaciones de feriantes las que pasan por Antequera cada feria de mayo y de agosto desde mediados del siglo XX. Hoy es capaz de reunir a abuelos, hijos y nietos en un viaje de diversión que mantiene el nombre y la estructura de siempre, en pleno año 2023. Para este especial, conversamos con la tercera generación.
En nuestra fototeca hay una imagen de finales de los 50 del siglo pasado donde unos jóvenes se divierten montados en el látigo. La instantánea demuestra que esta atracción es una de las más antiguas de nuestra feria. La llevaba entonces Antonio García, empresario feriante de Ronda.
A la foto, se unen los recuerdos de nuestros padres que comparten que el ‘Látigo García’ era uno de los reclamos de sus ferias, cuando la mecánica se puso al servicio de los cacharritos. A Antonio le relevó su hijo, Mario García, quien siguió con la atracción. Y a éste, desde principios de este siglo, coge el turno su yerno, Rafael Romero, casado con su hija, Sandra García. Viven en Utrera y siguen con la pasión de la familia.
Se dedican todo el año al látigo, repartida su labor entre conservación y mantenimiento y las ferias. Empiezan la temporada en abril en Mairena y de ahí visitan: Osuna, Antequera en la Feria de Primavera, Marbella, Arroyo de la Miel, Estepona, Los Boliches, Torre del Mar, Coín, Antequera en agosto, Ronda, Écija, Toremolinos, Fuengirola y San Pedro de Alcántara a final de octubre.
Además del dueño, tiene a una persona contratada para desarrollar su trabajo en las ferias. El éxito de las mismas “depende de muchos factores: el tiempo que haga, el público que asista, los precios de la luz, las tasas y la ubicación dentro de los recintos”.
Le llama la atención a Rafael Romero que “Antequera tenga dos ferias, algo que no he visto en otro lugar”. Agradece que los visitantes “buscan el látigo, que es un referente muy familiar y en muchas ocasiones, viene el abuelo con el nieto, el padre con el hijo… Y no sé si disfrutan más los mayores o los pequeños”.
El aspecto del látigo mantiene su esencia. “Procuramos que sea como siempre, sobre todo por fuera, para que siga siendo el látigo de toda la vida”. Así lo hacen también en otros países europeos. “Visitamos ferias en Múnich y Perpiñán donde se valora lo clásico y se apuesta por mantener las atracciones como siempre han sido y es ahí donde cogemos la idea y la llevamos a nuestro látigo. Actualizamos los mecanismos y la seguridad, pero por fuera buscamos que mantenga su aspecto”.
El éxito puede ser por “la curva, el látigo que sientes al pasar por ella, esa sensación de movimiento”. Una atracción ideal para todas las edades. Es una atracción “segura, es un clásico y se montan con toda edad y repiten. Hay chiquillos que se montan una y otra vez”.
De Antequera le llama la atención “los conciertos que tenéis, hay mucha calidad y es algo que no veo en otras ferias”. Le preguntamos cómo rebajar los precios de los viajes.
“Depende de lo que nos cobren los ayuntamientos y del precio de la luz. En Osuna bajaron la tasa hace poco un 60 por ciento y en Marbella también para que se bajaran los precios de los viajes. Allí se llega a los 2,5 euros el viaje. Si aquí lo bajan, también podríamos bajar los precios”.
Es el ‘Látigo García’, ese viaje a las ferias donde cada vez que nos subimos, lo hacen con nosotros los que estuvieron antes y damos paso a los que vienen detrás nuestra para seguir manteniendo su magia. ¿Quién se anima a no parar de subirse en él?