Las obras del Puerto Seco han encontrado una nueva necrópolis romana en la zona de ‘Vega Baja’ donde hay 54 tumbas entre mediados del siglo I y principios del siglo II en una zona donde han hallado, además, silos del Neolítico.
Se trata de un nuevo descubrimiento del prolífico asentamiento romano entre Singilia Barba y Bobadilla y de nuevos vestigios de los pobladores de los Dólmenes de la zona del Saladillo.
Las investigaciones y los objetos del ajuar fueron presentados el jueves 10 de noviembre por la mañana por parte del alcalde Manuel Barón, la teniente de alcalde de Patrimonio Ana Cebrián y el director del Museo, Manuel Romero.
Mientras que el proceso de descubrimiento fue compartido por las arqueólogas Cristina Chacón y Ana Arcas, así como por la antropóloga Inés Pérez-Guzmán, en una nueva cita de las Conferencias de Otoño del Museo de la Ciudad, que se quedó sin espacio. Volviendo a la necrópolis, son 54 tumbas en total, donde destaca especialmente la que se ha denominado, Tumba 307, por el carácter excepcional de la misma perteneciente al siglo II después de Cristo.
El nombre de 307 se debe a “pura metodología, cuando señalamos los diferentes estratos o complejos funerarios les damos un número” y ése correspondió a la del sarcófago de plomo, expone Arcas.
Los trabajos se desarollaron entre primavera y otoño donde la UTE del Puerto Seco encargó a la empresa Taller de Investigaciones Arqueológicas que realizara la excavación, ya que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) así lo contempla en esta zona, deben de realizarse trabajos preventivos arqueológicos en los que no se ha levantado nada de tierra sin la presencia de un arqueólogo.
Un sarcófago de plomo de los que apenas hay
Lo más sobresaliente encontrado ha sido un sarcófago de plomo en cuyo interior se ha encontrado el cuerpo de un joven de entre unos 14 y 16 años con un bebé de unos 3 ó 4 meses.
Este féretro se trasladó al Museo de la Ciudad donde será expuesto una vez se reordene la Sala de Roma donde está el Efebo de An tequera. Encima de éste, se encontró antes a un individuo y otro bebé con similares características, con la peculiaridad que primero se encontró la que había encima del sarcófago y había sido expoliada con anterioridad, pero no se habían percatado que debajo estaba el sarcófago, que surgió sin esperarlo y fue un momento único entre los investigadores de la excavación.
Romero destaca la excepcionalidad de esta tumba que viene marcada por el ajuar hallado tanto en el exterior como el interior del mismo. El de dentro está compuesto por 15 ungüentarios de vidrio, dos jarros del mismo material (uno con restos de vino o otro de aceite de oliva virgen extra), 25 fichas del juego “Ludus latrunculorum” –“Juego de los ladrones” el más popular en la Antigua Roma– una moneda y varias cuentas de pasta vítrea.
Este juego podría tener el significado de darles suerte en su viaje a la otra vida.Y el exterior, se compone de 17 fichas del mismo juego, cuentas de pasta vítrea, 6 canicas de cristal y una lucerna del siglo II d.C.
Las fichas de este famoso juego, son una de las más numerosas encontradas, sólo superado por una sepultura que se encontró en Essex, Inglaterra en 1996.Los primeros datos arrojan que estos enterramientos fueron del mismo año con de pocos meses de diferencia, pero aún quedan muchas incógnitas por descubrir si eran dos mujeres o de trataba de hombres, si eran hermanas, si eran dueña y esclava o liberta, o simples compañeros que compartían juegos. Romero considera que eran mujeres lo dos individuos.
El análisis del ADN de los restos óseos determinará estas y otras dudas sobre esta sepultura, hallada a unos 500 metros de donde se descubrió la de Acilia Plecusa. Las arqueólogas se mostraban más reservadas sobre si eran mujeres o de trataba de hombres, para lo que esperan saber el ADN para decir el sexo de los dos jóvenes. Las muestras se han trasladado a Cádiz para establecer conclusiones.
Las piezas de ajuar, tras limpiarse por parte del Centro de Patrimonio Municipal –encargado también en la persona de Rafael Ruiz quien preparó una estructura especial para el traslado de la tumba al Museo donde ha estado y continúa trabajando en este hallazgo– se podrán visitar hasta este domingo en el Museo.
Del resto de tumbas, 30 son de inhumaciones y 24 incineraciones, se han extraído cuerpos y ajuares aunque carecen de la excepcionalidad de ésta y se han sellado en el lugar de las excavaciones para conservarse en el futuro.
Curiosidades de la excavación del sarcófago
La sala de conferencias se quedó pequeña, teniendo que habilitar sillas en la zona de acceso en el pasillo lateral. El director del Museo y arqueólogo, Manuel Romero, dio la bienvenida y presentó a las dos arqueólogas y la antropóloga que ofrecieron la conferencia.
El también arqueólogo destacó ante todo el sarcófago encontrado, de los que se tienen muchas referencias escritas, pero sólo se conservan once, entre ellos éste de Antequera. Tras encontrarlo se decidió trasladar al Museo ya que a 45 grados en verano, no era la temperatura ideal para intervenir en su interior, con el fin de tener las mejores condiciones como luego se dio el caso.
Además de los restos óseos y del ajuar, han encontrado restos del sudario de los difuntos. El catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba Desiderio Vaquerizo Gil es quien ha tildado de “excepcional” el enterramiento romano por el sarcófago y el ajuar encontrado.
Paso para las investigadores, empezando la directora del equipo, Cristina Chacón, quien destacó la riqueza de las tierras de Antequera donde siempre que se mueve su entorno aparecen restos como los que presentaban, con la particularidad de estar en unos silos del Neolítico, lo que les corresponde con los pobladores de los Dólmenes.
Tras ella, la arqueóloga Ana Arcas explicó cómo medio centenar de profesionales estuvieron investigando el lugar y fueron encontrando las tumbas, con la particularidad de la 307 en la que tras retirar los restos de una mujer y un niño, una vez que la limpiaron, se percataron de que había algo más, hallando el sarcófago de plomo que no había sido intervenido con anterioridad y estaría tal y como se dejó.
Por su parte, la antropóloga Inés Pérez-Guzmán, se mostró prudente para dictaminar si se tratan de mujeres o de hombres los adultos, así como la edad de ellos y de los bebés.
Por ello están a la espera de las pruebas de ADN para saberlo y sacar las conclusiones. Pérez compartió el problema de la acidez de la tierra del lugar, lo que provoca la pérdida de los huesos y no poder tenerlos mejor conservados. Así, en los primeros análisis, se pueden saber si estaban bien nutridos o el estrés que pudieron llegar a tener.