Las lluvias y el paso del tiempo han vuelto a deteriorar el estado del terreno que hay debajo de la muralla de la Alcazaba frente a la iglesia de San Juan en la actual calle Niña de Antequera. Seguro que son muchos los antequeranos que recuerdan ver ese terreno de elevada pendiente cubierto por una capa de hormigón. El caso es que el peligro de desprendimientos en dicho terreno, poco firme además, se ha agudizado con las lluvias del presente invierno.
La situación de la zona no es nueva, puesto que, según nos informa el director de la Oficina Municipal de Patrimonio Histórico, Jesús Romero, ya a finales de los años 60 del pasado siglo XX se hizo una intervención radical que unió la rasante al pie de la ermita de la Virgen de Espera con el punto más bajo del Henchidero. Ello supuso una gran pendiente y generó un corte al pie de la muralla de la Alcazaba. Al ser terrenos disgregados, se empleó el sistema de gunitado para una mejor sujección vertical –a base de un mallazo metálico y proyección de hormigón–. A principios de los 90, se volvió a intervenir la zona modificando el espacio entre la Virgen de Espera y el Henchidero, lo que supuso que la calle terminaba al pie de la iglesia. Se generó un muro de contención forrado de ladrillo y piedra, restando pendiente en definitiva, aunque ahora el gunitado se ha vuelto a resquebrajar.
La solución pasaría por levantar, delante del gunitado, un muro de contención a base de hormigón, forrándolo con una escollera de piedras grandes que no perjudicara el impacto visual. Ahora, toca hacerlo; seguro que el Consistorio lo tiene previsto.