martes 21 octubre 2025
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Entrevista al nuevo obispo de Málaga José Antonio Satué: “A la gente joven hay que darle sobre todo tiempo”

José Antonio Satué Huerto tomó posesión como obispo de Málaga el 13 de septiembre de 2025. Nació en Huesca el 6 de febrero de 1968. Tiene 57 años y se formó como técnico especialista en electrónica industrial en el Instituto Politécnico de Huesca. De ahí ingresó en 1987 en el que Seminario Metropolitano de Zaragoza como seminarista de la diócesis de Huesca.

Realiza sus estudios eclesiásticos en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón (CRETA) donde obtiene el Bachiller en Teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de septiembre de 1993. Es licenciado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2004).

Tras nuestra primera entrevista tras su nombramiento, ésta la hacemos en nuestra Redacción este miércoles 15 y comenzamos preguntándole si era la primera vez que estaba en la ciudad. “Hasta hoy, no había tenido esa suerte y aquí estamos. Mucho gusto contigo y con todos los que os siguen”.

Esa mañana escribía en sus redes sociales: ‘Venid a mí quienes estéis cansados y agobiados’. Aludiendo a Santa Teresa. ¿Qué quería exponer con ella? “Normalmente en mis redes sociales, comparto una oración que tiene que ver con el Evangelio del día. Además es la fiesta de Santa Teresa, así que he cogido algunos versos de la Santa de Ávila que nos ayudan a estar tranquilos en medio de las dificultades”.

El móvil es hoy una herramienta vital para enterarse de lo que pasa en el mundo. “Estoy bastante pegado al móvil, aunque he de reconocer que tengo que actualizarme en el sentido de que yo siempre me he informado a través de la radio. Y ahora veo que tengo que aprender de mis sobrinas y de la gente joven que pone sus alertas en las redes sociales y les llega la información con más inmediatez”.

Viene a una diócesis muy destacada por el uso de las redes sociales: la revista Diócesis o Antonio Moreno, con esos hilos con los que es reconocido por su labor evangelizadora. “Sí, creo que hay un equipo muy bueno y eso es una cosa estupenda porque una de las cosas que yo creo que tenemos que cuidar dentro de la Iglesia es la transparencia. Y en ese sentido, pues tener un buen equipo de comunicación es bueno, no para tapar como a veces se utiliza los periodistas, sino precisamente para ser más transparentes”.

Nos sorprende las entrevistas que está concediendo, no recordamos a otro obispo igual, no sabemos si es por su inicio al frente de la Diócesis, por la Comunicación en nuestros días o porque así lo prefiere… “Yo fui delegado de medios de comunicación en Huesca y allí aprendí a ver a los periodistas, no tanto desde el personaje, sino desde la persona. El obispo es una persona normal que tiene sus aspiraciones, sus problemas, sus dificultades, y el periodista que tienes delante también. Y cuando estableces ese tipo de relación, pues yo creo que nos enriquecemos más. Y si yo puedo echar una mano a los periodistas de esta manera, pues prestándome para las entrevistas, lo voy a hacer”. “Y también pido a los periodistas que nos ayuden a comunicar mejor dentro de la Iglesia, porque vosotros tenéis normalmente una visión como más amplia y a veces más certera de la Iglesia de la que tenemos nosotros”.

Su adaptación a Málaga
y su día a día
¿Adaptado ya a Málaga?. “Sí, cada vez más. Yo pensé, cuando llegué aquel primer día que la visité en julio, que no iba a soportar el calor, pero la verdad es que desde que estoy aquí, desde el 10 de septiembre, estoy muy a gusto, incluso con el calor, con la climatología propia de esta tierra que es magnífica”.

Aparte de sus funciones y quehaceres como obispo, ¿algo que nos pueda compartir que realiza para desconectar? “A mí me encanta pasear por la ciudad donde estoy encontrando a bastante gente que me para y me saluda y me produce una gran satisfacción, porque yo soy del norte y esas cosas normalmente no las hacemos así con tanto desparpajo. Y caminar por el monte también es algo que me ayuda un montón. Y otra cosa que me relaja mucho es cacharrear cuestiones de electrónica. Yo hice Electrónica antes de entrar del Seminario y eso de abrir un aparato, ver por dónde tiene esto, aquello, ver si puedo… Ese tipo de cosas me relajan”.

Antequera y su realidad
Vamos a hablar de Antequera. ¿Qué sabe de ella antes de esta reunión que tiene con el clero de los arciprestazgos de la Comarca Antequera? “Sabía que es una ciudad que tiene una presencia de la Iglesia muy fuerte, tanto en parroquias como en comunidades religiosas, como en cofradías. En ese sentido sé de la riqueza de esta de esta ciudad. Y por otra parte, pues también he empezado a conocer todo lo que se refiere a la cultura y a la gastronomía. Espero que poco a poco vaya conociendo mucho más”.  ¿Ha probado ya el mollete de Antequera? “Sí, el mollete de Antequera me lo dejan de vez en cuando en casa”.

En la primera entrevista que le realizamos nos hablaba de la importancia de las parroquias. ¿Cómo le gustaría que fueran en ese nexo de unión de los creyentes con la Iglesia? “Yo no sé exactamente cómo están las parroquias aquí, pero sí que me gustaría que las parroquias fueran lo que tienen que ser, es decir, comunidades. Durante muchos siglos, las parroquias han sido sobre todo demarcaciones territoriales. Pero más allá de la demarcación territorial que todavía existe, está la comunidad y una comunidad tiene que ser una comunidad viva, en el sentido de que no se trata simplemente de que una parroquia sea como una especie de supermercado de productos religiosos, sino una comunidad viva que se entienda que conviva y que lleve adelante las tres tareas que son las propias de la Iglesia: acercarnos a Dios, acercarnos entre nosotros y llevar adelante la misión de la Iglesia”.

En el tema de las parroquias en Antequera sabe que es una ciudad con muchas iglesias en el casco antiguo. En los últimos tiempos va creciendo con nuevas barriadas. Cuando hay nuevo obispo y nos conocen, exponen estudiar construir nuevos templos en las zonas de expansión donde están las familias con hijos y donde sí se están implantando otras iglesias no católicas. “Es verdad que, por un lado, hay nuevas realidades a las que hay que responder, pero también es verdad que ahora mismo somos personas y sociedades donde estamos mucho más abiertos a la movilidad. Entonces yo no estoy cerrado a nada y ciertamente si hay una zona que está muy lejos de una iglesia, hay que buscar la manera de acercarnos. Pero también es cierto de que a veces acercarnos a una iglesia nos puede suponer 15 minutos andando. Entonces tenemos que tener en cuenta que los recursos son limitados y no podemos llegar a cualquier cosa. Es verdad que nos gustaría poder pegar un empujón en una iglesia histórica para llevarla a un barrio nuevo, pero eso no lo podemos hacer y entonces tenemos que hacer las cosas, pues teniendo en cuenta los recursos con los que tenemos”.

Es decir, lo suyo serían templos nuevos si hacen falta, pero los recursos son limitados y hay que acercare más a la gente que, como dice, en 15 minutos pueden llegar. “Sí, o sea, yo creo que en la distribución que tenemos, aunque sea ciertamente mejorable, me parece que ninguna persona puede decir no voy a misa porque no tengo una iglesia suficientemente cerca”.

Otro debate del día a día de la Iglesia, al comparar antes lo del supermercado, parece que la Iglesia la queremos para el bautizo, la comunión, la boda o el entierro. Hay mucha gente que dice que es creyente, que participa en las comunidades, pero no participa como cristianos de la Eucaristía. ¿Cómo está la Diócesis en este sentido? “He lanzado una primera consulta donde no vamos a hablar de todo, pero sí vamos a hablar un poquitín de cómo está la diócesis, cuáles son sus puntos fuertes, cuáles son sus necesidades”. “Por otra parte, a ver si la estructura que tenemos funciona y cómo podríamos hacer que mejore”.

En los sacramentos, el anterior obispo adelantó la necesidad de hacer la Confirmación antes que la Comunión, ¿qué piensa usted? “Puedo anticipar que mi visión, o mi forma de ver las cosas, no es tanto cambiar cuanto abrir, es decir, confirmar antes de recibir la primera comunión, sí; abrirnos a que puede haber confirmaciones en otro momento, sí, y especialmente a todo lo que se refiere a acercamiento a la fe y, por tanto, a los sacramentos de iniciación de adultos, que eso es una realidad que cada vez está más presente en Europa y también aquí en España”.

Quizá quienes defiendan que se volviera a ese orden de primero la Comunión y luego la Confirmación es porque la comunión parece que es la última, y los jóvenes se alejan de las parroquias y de los colegios. ¿Cómo se podría incentivar que los jóvenes no se dispersaran después de esa primera comunión? “Yo creo que primero tenemos que mejorar la catequesis, o sea, se hace mucho, muy bien, pero yo creo que tenemos que apuntar a lo fundamental dentro de la catequesis. Que para mí fundamentalmente son dos cosas: que los chavales tengan experiencia de Dios y experiencia de la solidaridad, o sea, amar a Dios y al prójimo, que es lo fundamental del cristiano. Y eso dentro de una comunidad”.

Implicar a los jóvenes
y las parroquias
¿Y cómo se consigue? “Logrando que los chavales no confundan el aula de catequesis con un aula de la escuela donde solamente van a alimentar el cerebro, la cabeza, sino que van a hacer una experiencia de amor a Dios, al prójimo dentro de la Iglesia. Yo creo que los podremos no retener, sino que ellos mismos se convencerán que lo que les ofrecemos no les quita nada y les da todo con aquella frase que dijo el Papa Benedicto. Y después yo creo que a la gente joven hay que darle sobre todo tiempo, tiempo que los sacerdotes, los catequistas y también los padres les ofrezcamos porque a veces queremos hacer que los jóvenes vengan con malabares y, sobre todo, lo que hay que hacer es atenderlos, concederles tiempo y acompañarles para que esa experiencia de Dios y de amor a los demás pueda crecer”.

Los jóvenes también están muy implicados gracias a los colegios y sus grupos de catequesis. ¿Cómo se puede conseguir que los colegios trabajen juntos con las parroquias? “Yo creo que a veces, como en todos los sitios, en la Iglesia también pecamos de hacer demasiados compartimentos estancos y en ese sentido creo que tenemos mucha riqueza en las parroquias, como en los colegios, también en las cofradías y hermandades, y de lo que se trata es de que vayamos trabajando juntos y veamos cómo nos podemos fortalecer unos a otros, teniendo en cuenta que la entidad que nos recoge y nos aúna son las parroquias”.

Las vocaciones de sacerdotes y de familias
Hablando de comunidades, ¿cómo va el seminario? ¿Cómo van las vocaciones? Además, tiene a un paisano, Juan Manuel Ortiz Palomo, al frente del Seminario de Málaga. “Siempre se quiere más, siempre son pocas las que se tienen”. La hemos visto ya en muchas celebraciones donde usted ha querido priorizar el Seminario y hablar con los futuros sacerdotes. “Una de nuestras prioridades pastorales para este año es precisamente la pastoral vocacional. En ese sentido, no es que queramos forzar en las vocaciones, sino que queremos ayudar a que cada persona pueda vivir su vida vocacionalmente, tanto los que están casados, como personas mayores como la gente que está todavía soltera. Es decir, que podamos vivir la vida en clave vocacional. Porque es muy distinto levantarte por la mañana y decir voy a ver cómo resisto este día, que decir no, yo tengo una misión, Dios cuenta conmigo. Si conseguimos vivir en clave vocacional, creo que la gente joven querrá vivir de esa manera, porque desde luego, una vida vivida en clave vocacional es una vida de colores”.

Se insiste mucho en la falta de vocaciones religiosas, pero también creemos que hacen falta vocaciones de jóvenes, vocaciones de familias, quizá de familias cristianas en una desestructurada sociedad. “Así es, por eso me parece muy importante no crear, pero sí fomentar esta cultura vocacional en todos los lugares donde hay un cristiano que podamos vivir desde la llamada y porque la llamada de Dios nos está diciendo: ‘Yo te amo, yo cuento contigo’. Y cuento contigo para que lleves mi amor, para que lleves mi consuelo a los lugares donde más hace falta”.

La mujer. Se va avanzando, va entrando en diferentes órganos de la Iglesia, quizá donde faltan otro tipo de vocaciones, ocupando el sitio donde los hombres no están. “Creo que no hay vocaciones que compitan, o mejor dicho, si hay una vocación verdaderamente eclesial, no compite con otra. O sea, la vocación laical ayuda a la vocación sacerdotal y la vocación sacerdotal, el sacerdocio ministerial tiene que ayudar al sacerdocio común de todos los fieles. Y en ese sentido, yo creo que todos vamos intuyendo que cuidar la vocación sacerdotal es precisamente cuidar la vocación de toda la comunidad”.

En la comunidad contemplativa, son las mujeres las que forman parte de esa parte de oración de la Iglesia. ¿Qué mensaje podemos darle a esas religiosas que están en sus monasterios y pueden seguir esta entrevista? “Pues les digo que son una verdadera gracia, un verdadero regalo para la Iglesia y para la sociedad, porque es verdad que estamos en una sociedad en la que las admiramos, pero no queremos vivir como ellas. No es una cosa muy peculiar, no solamente en la vida religiosa, sino también en nuestras familias. Admiramos a la abuela, admiramos a la madre, pero no queremos ser como ellos. Pero su presencia no cabe duda de que es un reclamo a que Dios está presente dentro de la sociedad y que cuando Dios entra en el corazón de una persona, aunque esté en un monasterio alejado de sus seres queridos, en un monasterio en el que la vida es tan distinta a la que vivimos nosotros aquí, Dios llena su corazón. Y eso me parece que es muy importante porque todas las personas, tengan o no tengan fe, quieren tener una vida lo más plena posible”.

En Antequera tenemos dos beatos, Enrique Vidaurreta y Madre Carmen. En la Comarca hay dos procesos de canonización: el de nuestra Beata Madre Carmen que está en su fase final y el de la monja de Archidona, Madre Socorro, que está en el inicio. ¿Qué sabe de ellos? “Es muy positivo porque los santos nos ayudan a llevar adelante nuestra vida cristiana. A veces hemos confundido la fe con doctrinas o con moralidades con normas. Y la fe, sobre todo, también es esto, pero sobre todo es una experiencia de gracia, una experiencia de vida nueva. Y en los santos vemos esa vida que brilla con la luz de Dios”.

Hoy, entre nosotros, tienen que estar viviendo los santos del futuro. “Francisco popularizó esa expresión de santos y santas de la puerta de al lado. Y en ese sentido, ojalá tuviéramos esa mirada contemplativa, esa mirada profunda para descubrir a esa mujer que está atendiendo a su hijo discapacitado durante 50 años, o esa persona que trabaja en los medios de comunicación o en la política y con las tentaciones que tiene no se deja corromper. O sea que me refiero que si abrimos los ojos, yo creo que podemos encontrar muchos ejemplos de santidad dentro y fuera de la Iglesia”.

¿Qué santo tiene en su día a día, monseñor? “Por ejemplo, la santa que hoy celebramos, Santa Teresa de Ávila es una santa que sigo con bastante devoción; y por otra parte, desde el punto de vista del discernimiento, pues desde hace ya muchos años soy como bastante seguidor de la espiritualidad de San Ignacio de Loyola”.

Las cofradías: realidad, formación
y extraordinarias
Hablando de santos, tema cofradías. En Antequera como en otras muchas localidades, están las cofradías que, unidas a su parroquia son parte de la realidad de la Iglesia. La religiosidad popular, ¿cómo la considera? “Es una herramienta social. Yo estoy convencido, que en este mundo tan dividido y crispado, que haya lugares de encuentro de ricos y pobres, de izquierdas, derechas, incluso creyentes, no creyentes, me parece que es una tarea muy importante, cumplir una función muy importante. Y después, desde el punto de vista de la fe, yo creo que también en el sentido de que para muchas personas el contacto que tienen con Dios, con Jesucristo, es precisamente a través de su hermandad, a través de la cofradía. De allí, desde luego, esa fe puede crecer y puede hacerse más madura. Y de hecho, así lo es en tantos cofrades que no solamente participan en la vida de su cofradía o hermandad, sino en la vida de su parroquia”.

Hubo un buen pregonero de la Semana Santa de Antequera que advirtió a los cofrades diciéndoles que las cofrades no se convirtieran en una especie de parque de atracciones con procesiones extraordinarias y que nos olvidáramos de lo que es rezar a la devoción. ¿Qué opina que haya últimamente tanta procesión extraordinaria en Málaga, en Andalucía, en Antequera? “Yo creo que en ese sentido tenemos que tener claro qué es lo ordinario y qué es lo extraordinario. Y que lo extraordinario sea extraordinario, porque si no le vamos a perder el sabor a lo distinto, a lo extraordinario. Además, distinguir entre lo ordinario y lo extraordinario, yo creo que tenemos que descubrir la importancia de lo ordinario, que la importancia de lo ordinario es la importancia de rezar, la importancia de comportarte como una persona solidaria con los que tienes más cerca, la importancia de ser solidarios con los que peor lo pasan, la importancia de cuidar tu espíritu”.

Es decir, que quizá no aprovechamos lo ordinario. “Como si fuera una lectura, o una película que no sea solo una distracción, sino que alimente un poco tu corazón. O sea, cuidar lo ordinario: ahí está nuestra salvación. Normalmente lo extraordinario está bien, pero que nos ayude a vivir extraordinariamente las cosas ordinarias”. Así que para nada nos puede servir lo extraordinario, si se hace ordinario. Si no rezamos, si esa imagen no nos lleva, se queda un poco vacío y parece que llevamos museos a la calle y no todo esto.

Una Iglesia abierta
a todas las personas
Volviendo a la primera entrevista nos decía que venía a servir a toda la realidad, a toda persona. Hoy, las familias son distintas, las personas son diferentes. A veces parece como estamos examinando lo religioso. Recientemente, la Diócesis ha establecido formalmente que para ser hermano mayor de una cofradía, tienes que pasar por la escuela de agentes pastorales, y extraordinariamente ofreció una prueba tipo test como si fueras a sacarte el carné de conducir. ¿Es oportuno examinar para decidir si eres un cristiano adecuado o no? “Yo creo que en ese sentido tenemos que tener las ideas claras en el sentido de que cualquier persona puede participar en actividades de la Iglesia. Sobre todo en actividades que se refieren a solidaridad, a llevar un paso, a tantas otras cosas, pero desde luego hay otras tareas en las que una persona tiene que acreditar de alguna manera que quiere vivir su fe. No lo digo que lo viva de una forma perfecta, porque yo tampoco vivo la fe perfectamente, pero para ser catequista o para ser hermano mayor, pues ciertamente una persona tiene que intentar vivir su fe como la vive la Iglesia. Entonces apertura a todo el mundo, por supuesto, pero hay determinados encargos en los que tenemos que procurar que las personas respondan o quieran responder al ideal de hombre y mujer que propone la Iglesia”.

En su anterior diócesis, sabemos que es una persona que le gusta la formación permanente, donde las parroquias tengan vida, con una relación del párroco con sus fieles. ¿Aquí en Málaga va a intentar también pedirle a los sacerdotes que las parroquias estén en formación continua? “Muchos estudiosos dicen que no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época en el que muchos paradigmas, muchas formas de entender la persona asociada de la Iglesia, están cambiando y eso no lo podemos afrontar solamente con buena voluntad. Y por eso, hoy por hoy, la formación es muy importante para entender mejor lo que está pasando, para intentar descubrir nosotros desde nuestra fe, por donde Dios nos está llevando y, por otra parte, para intentar responder con la mayor generosidad”.

Mejorar y ante el Día
de las Misiones
y el Cáncer de mama
¿Qué mensaje de esperanza ofrece a todos fieles de la Diócesis? “A los bautizados y bautizadas que viven su fe, les animo a cuidar, como siempre, esas tres relaciones que son muy importantes con Dios, con la Iglesia y con el mundo: la espiritualidad, la comunión y la misión. Y aquellas personas que nos están viendo y que no participan de la vida de las parroquias, de la vida de la Iglesia, pues les decimos que están con las puertas abiertas, porque aunque Dios ciertamente nos abre las puertas a todos, pues a veces nosotros no sabemos hacerlo de la misma manera y nos gustaría que cualquier persona que quiera encontrarse con Dios, que quiera vivir una experiencia de fraternidad y solidaridad en la Iglesia católica, tiene su lugar”.

Hacemos la entrevista en un fin de semana propio de las misiones. “Una persona cerrada en sí misma, aunque tenga alrededor todos los divertimentos posibles, acaba vacía. Una comunidad, una parroquia, una hermandad, cualquier grupo cristiano que se cierre en sí mismo acaba con el aire irrespirable. Para poder crecer sanos necesitamos mirar y trabajar con los más pobres, no solamente ellos necesitan de nosotros, sino que nosotros necesitamos de ellos”.

También se celebra el Día Mundial del cáncer de mama. Le entrevistamos en una jornada donde la ciudad está muy consternada por la pérdida de un joven por cáncer. ¿Qué podemos decirle a esas personas que se encuentran una cruz demasiado temprano, una cruz sin saber cómo pueden afrontar ese calvario, esa cruz con la esperanza de Jesucristo, monseñor? “No cabe duda de que es muy difícil y que cuando a uno le toca de cerca esto, pues ciertamente se da cuenta que se pasan momentos muy malos, tengas o no tengas fe. Pero yo creo que la fe en momentos como estos nos ayuda a dos cosas: uno, a descubrir que Dios me acompaña en todo momento y dos, abrirme. A que pueda ser ayudado con las personas que tengo cerca. Una enfermedad tan dura como el cáncer es complicada, pero cuando nos abrimos al amor de Dios y de las personas es más llevable”.

Terminamos la segunda entrevista que podemos realizarle. Pronto haremos la tercera entrevista. La Iglesia le desea que consiga su propósito al frente de esta Diócesis.

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