El que fuera director general de la Unesco, Amadou Mahtar M’Bow, que promovió la idea se hacer Patrimonio Mundial a los Dólmenes de Antequera ha fallecido, por lo que el Ayuntamiento decretó luto oficial este miércoles 25, al ser Hijo Adoptivo de Antequera desde 1981.
La actual responsable de la Unesco, Audrey Azoulay, así lo anunciaba en sus redes sociales este martes: “Con profunda tristeza me enteré de la muerte de Amadou Mahtar M’Bow, que estuvo durante 13 años al frente de la Unesco”. Fue el primer africano en dirigir una organización internacional, “humanista convencido, intelectual completo, tuvo un profundo impacto en nuestra institución”.
Natural de Senegal, tenía 103 años y fue director general de la Unesco entre 1974 y 1987. Realizó sus estudios en París, volviendo a Senegal para ejercer como profesor de Geografía e Historia.
Por su parte, el alcalde Manuel Barón expresó: “Con profunda tristeza me llegan noticias de la pérdida de Amadou Mahtar M’Bow, al que Antequera le debe tanto en lo que supuso la primera propuesta y acción para que los Dólmenes alcanzara ser Patrimonio Mundial”. Así, este miércoles 25 de septiembre se decretó luto en la ciudad, al ser Hijo Adoptivo, haciendo además declaración pública del pésame.
Su vinculación con Antequera
Nuestras páginas recogen que entre 1975 y 1977 visita con su familia la ciudad, recibido por el entonces alcalde Francisco Ruiz Rojas y mostrando su admiración ante nuestro patrimonio, especialmente los Dólmenes. Se alojaba en el hoy Museo de Arte de Diputación.
La relación con la ciudad se acrecienta cuando el 3 de junio 1981, el Ayuntamiento, presidido por José María González, le nombra Hijo Adoptivo de la Ciudad al doctor Amadou Mahtar M`Bow, director general de la UNESCO.
En este contexto de cordialidad a título particular, en abril de 1986 visita los Dólmenes oficialmente como director general, siendo entrevistado por Ángel Guerrero a quien le confesó que “Los dólmenes que hemos visto antes (por Menga y Viera), el hombre buscaba la utilidad de un sepulcro; aquí –dijo mirando la cúpula— el hombre buscaba además, la belleza de esta falsa cúpula, buscando algo diferente…”, emocionándose con lágrimas al poder comprobar el destacado conjunto. Fue esta visita la que marcó el camino hasta que en 2016 se reconoció el lugar como Patrimonio Mundial por la Unesco.
En aquella visita de 1986, le acompañaron el entonces alcalde Pedro de Rojas, el entonces director general de Bellas Artes, Bartolomé Ruiz (que luego fue responsable del conjunto dolménico) y el embajador Francisco Javier Carrillo.