lunes 10 marzo 2025
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“La Cuaresma es como la vida, es un tiempo de gracia donde el Señor está actuando en nosotros”

Estamos ya en el primer fin de semana de Cuaresma, ante él, entrevistamos a Francisco Hugo Aurioles de Gorostiza, nuevo párroco de Santiago y San Pedro que desde septiembre está destinado en Antequera.

Está al frente de seis cofradías y en sus primeras semanas, los fieles han encontrado en él un sacerdote formado, muy cuidadoso de los aspectos litúrgicos y unas homilías muy profundas.

Este miércoles presidió la misa de miércoles en San Francisco, pero del miércoles de ceniza, donde los asistentes pudieron sentir su conexión entre la mesa del altar, lo que se celebra y cómo se celebra con una atmósfera espiritual.

Ante una Cuaresma intensa de actos y cultos cofrades, todo empieza con el Miércoles de Ceniza. En nuestra Redacción, entrevistamos al párroco Francisco Aurioles, que está ganándose a los cofrades por su forma de hacerles partícipes en las misas y reuniones.

En este año 2025, en plena crisis de valores y guerras por cualquier sitio del mundo, ¿qué significado podemos darle a la Cuaresma? “Pues el que tiene, es decir, el que la Iglesia le ha dado durante siglos. La liturgia lo denomina como tiempo fuerte. Y lo característico, o lo curioso mejor dicho, es que siendo un tiempo fuerte no tiene una finalidad en sí mismo. Es decir, es fuerte como el Adviento, también lo es porque ambos se preparan para una Pascua: el Adviento para la Pascua de la Navidad y la Cuaresma para la Pascua Florida. A la Pascua de Resurrección se le ha llamado así, y a la Pascua de Pentecostés se le ha llamado la culminación de la Pascua de Resurrección, la Pascua, Granada o Florida, porque florece la vida en el árbol de la Cruz, y granada porque ese fruto está cuajado por el don del Espíritu Santo”.

¿Qué le aporta el Año Jubilar a esta Cuaresma? “Un Año Santo enriquece a la Iglesia y por lo tanto, nos enriquece a cada uno de nosotros como miembros vivos y activos de ese cuerpo místico que es la Iglesia, cuya cabeza es Cristo”.

¿Y qué tiene de especial? “La liturgia va marcando los ritmos. Recuerdo en ese legado tan vastísimo que tiene Benedicto XVI en uno de sus escritos. Él, como sabe perfectamente meter el bisturí para diagnosticar situaciones, dice ante un mundo global (hoy vivimos en este globalismo donde lo compramos todo en Antequera, en una superficie comercial, o como lo podemos comprar en Vigo); entonces, ante ese globalismo, la liturgia, dice Benedicto XVI marca el ritmo de los tiempos”.

Entonces la Cuaresma se diferencia de otro tiempo litúrgico en… “Signos y en símbolos, y eso nosotros lo percibimos por los cinco sentidos y el sexto de lo sobrenatural, nos capacita para vivir estos días de una manera diferente”.

Hemos visto cómo desde el Arciprestazgo, de cara a ese a esa peregrinación a Málaga, se insiste en el sacramento del perdón. ¿Es algo recomendable acudir a él para iniciar Cuaresma? “Tanto la Comunión frecuente como la Confesión frecuentes son realmente el andador de un fiel cristiano. Lo que ocurre que, como muy bien señalas, hay unos tiempos donde se intensifica ese sacramento de la reconciliación, un sacramento de acogida, porque es el corazón de Cristo el que perdona incondicionalmente cuando acudimos arrepentidos a él”.

Hablar de Cuaresma es hacerlo del ayuno. ¿Cómo nos recomienda hacerlo hoy en día? “Yo doy la recomendación que el Señor hace en el Evangelio sin descuidar esto, cuidar lo otro, es decir, el Miércoles de Ceniza que hemos celebrado, como el Viernes Santo, son días de ayuno y abstinencia y los viernes de Cuaresma son días de abstinencia de la carne y incluso también gente que ha sido siempre tradicionalmente piadosa, los viernes durante todo el año, salvo los viernes del tiempo Pascual, han sido siempre días de abstinencia y realmente lo siguen siendo. Un viernes durante el año es un día penitencial”.

Complicado mantenerlo. “Me parece muy desafortunado que personas que se dicen creyentes pues o critiquen o desprecien la práctica del ayuno y la abstinencia. Primero porque el el ayuno que la Iglesia pide es muy liviano. No nos pide un ayuno o una penitencia de monje cartujo o trapense o de carmelita descalza. Lo pide de una manera simbólica, pero atendiendo otros ayunos y otras abstinencias interiores que tienen que hacernos cambiar la manera de pensar y por tanto, la manera de actuar para actuar cara al Señor”.

Una recomendación a título personal que nos pueda ofrecer. “Lo primero, el ofrecimiento de obras y lo último del día, el examen de conciencia. Entonces la persona va conociéndose y va conociendo también al Señor y lo que el Señor le va pidiendo, entonces cada cual verá qué es aquello en lo que más tiene que ayunar. En lo que más tiene que abstenerse y eso le ayudará a una purificación, que todo esto es un medio, no es un fin. El único fin es, como yo siempre digo en las homilías, parafraseando a San Ignacio, el conocimiento interno de Cristo, para así amarle y servirle en el día a día”.

La Cuaresma en las cofradías
¿Cómo tiene que vivirse la Cuaresma en los cultos cofrades? “Yo siempre digo que el ámbito de un de un miembro de una corporación, en este caso de Penitencia, es su hermandad y su hermandad es Iglesia y además porque está insertada en la vida de la Iglesia de manera concreta en la vida parroquial, porque incluso las hermandades que no radican canónicamente en en un templo parroquial pertenecen a un templo parroquial, por tanto es vida de parroquia. Es vida de diócesis, es vida de Iglesia. Entonces un miembro de una hermandad de Penitencia ha de vivir estos días de Cuaresma y los días de sus cultos de regla, pues con un auténtico sentido cristiano”.

Y aunque nos maravillemos con el altar que se prepara con la imagen de Cristo o de la Virgen, no olvidar al Sagrario. “La presencia real del Señor está en la Eucaristía. Y hemos de cuidar mucho la Eucaristía. La sagrada liturgia, como dice Benedicto XVI, es la catequesis más completa que tenemos los cristianos y la misa nos va indicando partes donde estamos sentados, donde estamos de pie y donde estamos de rodillas. A mí me llama mucho la atención en mis casi 25 años de cura que en el momento de la consagración (yo comprendo que una persona anciana o un enfermo tenga la edad que tenga, pues si no puede…) hay muchísima gente, hay sitios donde toda la mayoría de las personas se quedan de pie y digo: ¿tenemos una Iglesia llena de artritis o de artrosis, hemos perdido el sentido de lo sobrenatural o no lo hemos adquirido?

Aparte del color morado, ¿qué cambios hay en la liturgia en Cuaresma? “Cambia mucho por eso que he dicho que Benedicto XVI distingue frente a la globalización, pues como la liturgia va marcando los tiempos, es decir, la liturgia de Cuaresma se tiñe de morado, que es signo de penitencia, de austeridad. De un recogimiento interior y exterior, de un silencio interior que es el más difícil, y también de un silencio exterior en las iglesias. En nuestros templos hemos de esforzarnos por mantener un silencio que muchas veces no se tiene”.
Cambia el orden litúrgico y ¿qué pasa con las flores, se pueden o no poner? “En Cuaresma se suprime el rezo o el canto del gloria, el de aleluya, elimina todo exorno floral. Yo siempre le digo a mis queridos cofrades, que no hay que agobiarse, pues para un septenario como el que empezamos de la Virgen del Consuelo y del Cristo de la Misericordia, o el triduo de los Dolores o el de Los Estudiantes. Pues, ¡claro que hay que poner flores! Porque responde a una necesidad litúrgica, catequética pastoral. Pero quitando esos cultos, el altar tiene que estar desnudo de exorno porque ya llegará la Pascua y florecerá por la Resurrección”.

¿Qué le parece esos altares que se montan hoy, como por ejemplo en San Pedro, una de las cofradías referentes en esos altares extraordinarios para lo los cultos? “Son necesarios, no para llamar la atención. Indican primero amor al Señor. El cofrade es un fiel cristiano, como he dicho, y nosotros muchas veces en el día a día de nuestra vida no nos paramos a pensar lo que hacemos pero lo estamos haciendo por amor a los demás, lo hacemos con el corazón, pues ellos lo hacen con todo el corazón por amor al Señor”.

¿Qué espera que esta Cuaresma, su primera Cuaresma en Antequera? “Indudablemente el primer año siempre es un año de expectación y de ver, de escuchar y por tanto, de aprender y aprender. Yo la la estoy viviendo, pues como tantas cuaresmas en mi vida, además en tan diferentes sitios en mis casi 54 años. La Cuaresma es como la vida, es un tiempo de gracia donde el Señor está actuando en nosotros”.

¿Cómo lleva estos meses en sus parroquias? “Estupendamente. Feliz y contento. Han tocado unas parroquias muy prolíficas en cofradías”. Pues aquí termina la entrevista en esta Cuaresma de un sacerdote que nada más llegar está llamando la atención por su forma de transmitir las celebraciones eucarísticas, con unas homilías que reflexionan, cómo no con las lecturas del día, y que ofrece además una relación histórica de personajes y doctores de la Iglesia a lo largo de la vida.

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