viernes 1 noviembre 2024
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La Navidad en la casa de Violeta y Lucía, madre e hija de Delicias de Antequera

Detrás de cada mantecado de Antequera hay una historia. Entre las muchas que conservan estos ricos postres, está la de una madre y una hija, Violeta y Lucía, que comparten con nosotros su historia, la de los productos de Delicias de Antequera y la de su familia de los Aguilera-Rivas.

Violeta Rivas Fernández (23 de octubre de 1976) lleva 25 años al frente de la empresa que hizo crecer junto a su marido Juan Manuel Aguilera Pérez. Son 25 años, día y noche, preparando estos exquisitos productos. Tienen dos hijos: Lucía y Jesús. En esta ocasión compartimos una mañana de Violeta con su hija Lucía Aguilera Rivas (4 de noviembre de 1999).

En su horno del Polígono Industrial, quedamos una mañana con Violeta y Lucía, madre e hija, espíritu de lo que se cuece en el familiar obrador antequerano. Son mujeres al frente de los negocios de mantecados, algo conseguido con el esfuerzo del paso de los años. Violeta formó con su marido lo que hoy es Delicias de Antequera. Lucía, joven que nació para ser psicóloga, no olvida las raíces de su casa y ahí está en campaña para ayudar.

Empezamos preguntándoles ¿cuándo empieza la Navidad en la casa de los Aguilera-Rivas? “Pues empieza desde el momento en el que ponemos el pie aquí, en la fábrica. Desde septiembre, ya estamos a pleno rendimiento con los mantecados, ya está el espíritu navideño entre nosotros”. “Con esa música constante navideña y el piano, con la gente aquí trabajando es nuestro día a día”.

Antes, con los últimos baños del verano, suponemos que ya hablarán de los mantecados. “No sólo en agosto, sino todo el verano, somos de tener los mantecados presentes a todas horas. Aunque las vacaciones nuestras de verdad son a final de diciembre cuando termina la campaña”.

Una historia que cumple 25 años, cuando una mujer con su marido parten de la nada en un pequeño local hasta que consiguen venir al Polígono tras la demanda de todas partes de España. Y que tuvieron a sus dos hijos en estas fechas. “Los dos nacieron en Navidad. Jesús, el más pequeño, nació el 25 de diciembre, por eso le llamamos Jesús. Y Lucía nació el 4 de noviembre. Yo estuve hasta el mismo día aquí y luego me reincorporé lo antes que pude”. La vida de los autónomos y de los matrimonios en la empresa propia.

A Lucía le preguntamos por sus primeros recuerdos de Navidad. “Guardo muy buenos porque estando en el cole, mis padres estaban como muy presentes conmigo, porque para ir de viaje, los niños vendíamos mantecados de aquí, de Delicias de Antequera. Entonces, constantemente yo estaba escuchando… ¡vamos a vender mantecados de Delicias de Antequera…!”.

A Violeta le preguntamos si le gustaría que sus hijos siguieran con la empresa familiar. “Por un lado, quiero que cada uno siga su camino, porque esto es muy duro; y por otro lado quiero que estén un poco aquí. Lucía es psicóloga y seguirá su camino, aunque siempre está aquí presente. Y Jesús parece que tiene la idea muy clara de que le gustaría seguir con la empresa”. El tiempo lo dirá.

¿Es una presión ser hijos de los dueños? “Es presión, orgullo y también responsabilidad. Presión porque desde que eres pequeño te dicen que tú vas a heredar la empresa. Orgullo porque creces y te das cuenta todo lo que ha logrado tu familia, después de tanto tiempo de lucha y dedicación. Y después es responsabilidad de a ver qué hago, porque me gusta, pero también tengo mi camino”.

¿Una psicóloga en la empresa de la casa? “Por mi parte, realmente siempre he estado aquí. Cuando estuve en la universidad… los fines de semana estaba aquí en la tienda. Tengo mi camino como psicóloga, pero tal vez sí que una parte de mí esté aquí”.

Una mujer empresaria en el mundo del mantecado
¿Fue duro empezar a dirigir la empresa hace 25 años y además por una mujer? “Sí, porque esto era un mundo de hombres, y si eras una mujer, y encima muy joven, pues la verdad que se sufría un poco lo que es el machismo. Con el tiempo, te haces respetar y ya está todo normalizado hoy…”.

A Lucía le preguntamos si es consciente de lo que la generación de su madre luchó para conseguir la igualdad que se respira hoy en este sector. “Somos conscientes, pero no lo hemos vivido. Es lo que te lo dicen, te lo repiten, entonces te haces una idea, pero nunca realmente vas a saber cómo ha sido y cómo ellos vivieron”. Se muestra muy agradecida de los recibido y el camino marcado.

Si le preguntamos a una psicóloga, ¿qué tiene un mantecado que nos cautiva? Psicológicamente, ¿cómo podemos definir esa sensación? “Mira, pues yo no lo sé”, nos responde sonriendo. “Yo sólo te puedo decir que a esto le das un bocado y está buenísimo. ¡Te conquista! Creo que tu cerebro hace una explosión ahí y que se enamora por la materia prima, el sabor, el cariño también, el márketing, cómo se vende, el sitio, la tienda, que es muy bonita… ¡Lo tiene todo!”, nos responde muy agradecida.

¿Qué aportáis las empresas de mantecados a la Navidad? “Un producto de muy buena calidad, de muy buenas materias primas. Nuestro lugar es calidad por principio. Y de Antequera, que son mantecados de Antequera, cómo no”.

¿Y qué os aporta a vosotras? En casa, suponemos, que de pequeños, vuestro padre os llevaría las recetas para que las probéis antes que nadie. ¿Os gustaban? “¡Qué te vamos a decir! Siempre nos ha llevado la combinación perfecta, las pruebas las superaba él, recordamos cuando ha hecho un nuevo sabor, como la vainilla con nueces… la combinación ha sido perfecta, perfecta. Y luego se nota nuestra calidad cuando lo sacamos del mercado”.

Además, unos productos, muy ricos y como todo, combinando placer y ejercicio, no engordan. “No es malo tomarse un mantecado al día después del café. Pero ni uno ni dos ni tres. Te dan energía. Luego vas andando de casa a la fábrica… y listo”, comparten.
¿Cuál es la época en la que sabe mejor un mantecado de Antequera? “Todas, pero por decir una, al principio, entre septiembre y octubre. Porque hay muchas ganas de probarlos”. Tras unos meses, se cogen con muchas ganas.

Sabores. Vainilla, aceite de oliva, nueces, chocolate… ¿qué queda más por inventar? “Quedan muchas cosas. Frutas diferentes, bañadas en chocolate, se puede sacar aún muchas especialidades diferentes. Mi marido sigue y no para. Últimamente está con la fruta, como la naranja y la piña”.

La Navidad en casa
¿Cómo se vive la Navidad en vuestra casa? “La Navidad empieza en el primer momento que ponemos el pie aquí en la fábrica. Luego, para nosotros, comienza desde que ponemos el árbol en el puente. Y también siempre vamos con ilusión de poder sacar los máximos mantecados posibles”. “Y cuando nos vamos de viaje tras terminar la campaña, orientadas a la Navidad y a la próxima campaña”. “Es la única manera porque si no, no acabamos de trabajar nunca”, comparte Violeta.

¿Cómo podemos conseguir, gracias a vuestra aportación de los mantecados, vivir una vida mejor? Porque estamos hartos de la guerra, la injusticia, todo el mundo peleándose todos los días… ¿Qué puede aportar los mantecados de Antequera, los productos de Antequera, lo que hacéis en casa de los Aguilera-Rivas? ¿Qué os gustaría que pasara cuando la gente prueba vuestros mantecados? “Un deseo que será complicado cumplir, pero si todos tenemos ese deseo, a lo mejor lo cumplimos unidos. Yo creo que los mantecados de Antequera pueden transmitir como que la tradición de hace mucho tiempo y de que la gente ha estado unida desde hace tanto tiempo. Transmitirle unión y paz y terminar con tantas guerras”. Porque la Navidad es paz. “Familia unida, tradición, armonía… eso es lo que me tramite a mí, a pesar del estrés que tengo”.

Terminamos. ¿El deseo de Violeta para cuando volvamos a sentarnos en la próxima entrevista. “Yo quiero tener lo mismo que tengo este año. Ahora mismo no necesito nada más. Primero, salud, eso ante todo; después amor y unión. Ojalá todos los años fueran así”. ¿Y el de Lucía? “Que todo vaya bien. Salud, salud sobre todo”.

Violeta y Lucía nos comparten algo distinto, de momento no hemos hablado de producción, de récord, de sabores, novedades, hemos compartido un poco más de la Navidad como si se viviese dentro. Que haya salud para poder comer mantecados sin ningún problema, de todos los sabores. “Exactamente, que haya unión. Ojalá, donde haya una caja de mantecados, se reúna gente a la mesa, ya sea familia, amigos, vecinos. Que haya paz en las casas, que no haya guerras, ni tantas peleas que tenemos en el día a día”.

Que encontremos a ese niño Jesús que nace ahí dentro de ese mantecado. Y que los Reyes Magos se porten muy bien. Y que la ilusión de los niños les haga sentirse orgullosos de su padres, como los hijos de Violeta y Juan Manuel, que presumen que los suyos, son los que hacen los mantecados de Delicias de Antequera. Son los que nos anuncian la Navidad y nos dan ese sabor diferente. Ojalá se sienta así siempre y lo tengamos en cuenta el año de todo el año. Momento idóneo para buscar unas cajas de mantecados de Antequera, saborearlos y buscar siempre una buena compañía entre familiares y amigos para hacer un mundo mejor.

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