Antequera tuvo 16 celebraciones religiosas en torno al Nacimiento del Niño Dios en las conocidas como misas del gallo, que se adaptan a los nuevos tiempos entre las 19 y 20 horas y dejan atrás las misas de medianoche el 24 de Diciembre.
Como destacó el sacerdote vocacionista Antonius Mboi en La Victoria, «la Navidad es un tiempo para abrir nuestros corazones» en busca de la esperanza que marca «la alegría de la venida del Señor». En una noche donde las familias se reúnen y en la que debemos de preguntarnos: «¿qué regalo quieres darle a Dios hoy?».
En la Colonia de Santa Ana fue la más madrugadora, a las 12 del mediodía. Ya por la tarde, a las 18 horas en Capuchinos y Cartaojal. A las 18,30 horas, en la Residencia de San Juan de Dios. A las 19 horas en La Victoria, La Trinidad y San Sebastián.
Mientras que a las 19,30 horas, en el Loreto, San Pedro, Las Descalzas, San Miguel y Bobadilla-Estación. A las 20 horas en El Salvador, Encarnación y Los Remedios. Y cerraron en la Inmaculada a las 20,30 horas. No hubo este año a las 12 de la noche.
Tras la pandemia y el paso de los años, se percibe el cambio generacional de las familias nacidas entre los 60 y 80, donde son ellos los que acuden con sus hijos, antes de ir a casa de los abuelos. Personas mayores a los que les cuesta salir y más con el frío de esta época del año.
Se comprobó el empuje de esta nueva juventud que acude a las parroquias, conventos y templos de los colegios, dando paso a la nueva sociedad actual. Abuelos, hijos y nietos se reunieron porque «hoy nos ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor».
Los sacerdotes buscaron, con la ayuda de los coros y el pueblo en general, el lado festivo, mostrando al Niño Dios para su adoración y cantando juntos villancicos al término de la celebración.
Una misa muy solemne, donde hubo iglesias que comenzaron con las luces apagadas, marcadas por las luces del farol de Belén y la luz del sagrario.
Tras ellas, las reuniones familiares, los deseos de felicidad, las primeras navidades de muchos pequeños, los recuerdos de los que se hacen grandes y la emoción por los que estuvieron.
Un año en el que Antequera se une al Año Jubilar de la Iglesia que el Papa Francisco abrió en el Vaticano y que tuvimos la suerte de tener el nuestro particular por el 125 aniversario de la llegada al Cielo de la Beata Madre Carmen del Niño Jesús.
