Si unes Literatura, papel y cuidado por el diseño, aparece él, Francisco Javier Torres (Antequera, 18 de noviembre de 1962). Este antequerano residente en Benalmádena, es académico numerario de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, poeta, editor y crítico literario, y triunfa con su pequeña editorial Ediciones de Aquí (EDA Libros), cuya pasión comparte con su otro fundador, Fernando Mateo.
Hablamos con Torres, que nos comparte que EDA Libros nace en el año 2004, “pero iniciamos la actividad dos años antes, hasta que formalizamos la empresa. O sea que llevamos ya unos añitos… No empezó de la nada, yo llevaba ya mucho antes editando cosas y versiones de poesías… En Antequera hice muchas cosas con la revista Galeote… Después, a mediados de los años 90, tenía una revista importante en Málaga que se llamaba ‘Bazar: revista de Literatura’, que la editaba la Diputación de Málaga”.
Él se encarga de los aspectos más literarios, mientras que Fernando Mateo de la parte artística y artesanal: “Conocí a Fernando Mateo y él como estaba con el tema de la encuadernación de libros y nos conocimos por los niños que estaban en la guardería. Se nos ocurrió montar una editorial, que al principio era una cosa artesanal y pequeña y poco a poco fuimos aumentando el proyecto y ya llevamos un montón de años y muy satisfechos. No es un logro menor aguantar tanto tiempo en este mundillo que es duro. El tema de la edición y de vender libros es algo duro, pero ahí andamos”.
Una trayectoria con la editorial que parte de un libro, el primero que publicaron, que fue “uno de Gabriel Miró que se llama ‘Tablas sobre el humo dormido’; era un fragmento de un libro que se llama ‘El humo dormido’. En ese momento estaba fascinado con la literatura de Gabriel Miró, es un narrador de primer orden, entonces para hacer ver nuestra vocación literaria y enérgica, decidimos publicar ese libro en una edición pequeña. Fueron unos 150 ejemplares y todo muy artesanal: hecho a mano, plegado a mano…”, nos comparte.
Con ese método tradicional “publicamos este primer libro de Gabriel Miró y otro más, porque era algo que no se podía mantener. ¡Nos tirábamos tres meses haciendo el libro a manos, con una plegadora! Al principio muy ilusionados, pero no puedes tardar tanto en hacer un libro. Poco a poco empezamos a encargar la encuadernación en un sitio y, después, en la sociedad entró un amigo, Juan Jesús Castillo, que tenía una imprenta y ya sí que lo hicimos con él. Al final, la imprenta la cerró y nosotros seguimos imprimiendo ya en otra empresa. Hubo un tiempo en el que fuimos tres compañeros. Este primer libro gustó mucho. La idea con éste fue regalarlo y darnos a conocer”.
Poemas inéditos del poeta Muñoz Rojas
Una vez se presentaron al mundo, siguen editando libros en la actualidad, sin olvidar, por supuesto, esas primeras publicaciones: “Sacamos un texto muy bonito de Rafael León, que se llama ‘Papel hecho en casa’, escrito por él, uno de los mayores expertos del papel en España y en Europa. Es una especie de manual de fabricación del papel. Después, sacamos la que es todavía la joya de la corona: un libro de poemas inéditos de José Antonio Muñoz Rojas. Esos poemas se habían publicado en alguna revista, pero era la primera vez que salía como libro y esa publicación nos dio muchas alegrías”.
En total, llevan 140 libros publicados, “que es un buen número para una editorial de nuestro tamaño. Nosotros publicamos unos 6, 7 u 8 libros al año. Como en nuestro equipo somos dos, vamos uno a uno, buscando recursos para cada proyecto. Tenemos que ser muy cautos, no publicar muchos al año”, nos explica el escritor.
Pero, con más de este centenar de ejemplares, ¿con cuál se queda? “Ésta es una pregunta complicada de responder, la verdad… Lo que sí te digo con firmeza es que todos los libros que hemos publicado nos parecen textos de primer orden. Es difícil elegir uno… o varios. Quizá me quedaría con los libros de Hugo Abbati, que nos conocimos por un amigo en común y descubrí a un grandísimo autor. Murió hace dos años y su última novela, que ha sido póstuma y se llama ‘Paisajes desde el asilo’, la hemos publicado hace poco. Es muy apropiado porque salió el año pasado e iba sobre residencias de ancianos. De él hemos publicado varias novelas más y todas ellas son extraordinarias. Tengo también publicaciones a las que les tengo especial cariño, como el primer libro de relatos de Pablo Martín Sánchez, un novelista que está triunfando ahora y es una de las voces jóvenes de la literatura española, de las voces más interesantes. Me quedo con ese orgullo de que el primer libro se lo publicamos nosotros. De hecho, hay un par de casos similares, autores que después de publicarles el primer libro, han tenido gran éxito”.
Hay otros títulos también significativos, explica Torres, “como la edición que hicimos de la poesía de Herta Müller, eso fue muy señalado porque en el año en el que le dieron el Nobel, en 2009, la sacamos nosotros. También tenemos libros de César Vallejo, Antonio Carvajal, de María Victoria Atencia… Y ahora acabamos de publicar un libro de una figura de primer nivel, como es Ignacio Gómez de Liaño”.
EDA Libros ha pasado, en todos estos años de historia, por diferentes etapas. Quizá, una de las más “diferentes” fue la que vivió hace una década, con la transformación de los libros y el boom por las versiones digitales. Torres intentó adaptarse a los tiempos, aunque siempre con la mirada centrada en el papel.
“Hubo una época, hace como unos diez años, que parecía que el libro electrónico iba a arrasar al libro en papel. Parecía el apocalipsis. A los editores, la administración nos presionaba para convertir nuestro catálogo en digital y con esa movida, publicamos algunos libros en formato digital. De hecho, con algunas editoriales independientes formamos una plataforma para comercializar los libros digitalmente. Pero nosotros no tenemos recursos laborales y, sinceramente, me agobié porque era mucho trabajo y dije… ‘Si se acaba el libro en papel, que se acabe’ y seguí haciendo lo que sé, lo que me gusta y dejé de sacar ediciones en digital y seguimos en papel. Esa aventura por lo digital duraría un año y medio, simultaneando la edición en papel y en digital, no dejamos de lado el papel, que siempre ha estado ahí, lo que se hizo fue aumentar el trabajo. No generábamos los recursos suficientes para añadir gastos a cada proyecto. Soy el romántico que quiso seguir con el papel”.
Al final, argumenta, “no ha sido tan apocalíptico como dijeron que iba a ser. De hecho, actualmente el porcentaje de venta del libro digital es mínimo, no es ni la mitad que el papel, supondrá el 5 o 10 por ciento en la venta global de libros. El papel sigue con plena vigencia e imbatible”, explica, convencido de que nunca desaparecerá este importante formato para la lectura de libros.
El antequerano, sin duda, prefiere “el papel para mis lecturas personales y gustosas. Yo leo en papel, pero también en digital, sobre todo las obras que me mandan para que las valore, ahí ya no recibo en papel nada. De hecho, me sorprendió que hace tres meses me mandó un escritor una novela en papel, encuadernado, en tapa dura. Me llamó mucho la atención”.
Una pasión, la del papel, que debe ir acompañada del diseño, tal y como nos incide un apasionado de lo bien hecho, como Francisco Javier. “Eso de cuidar el diseño del libro”, subraya, “viene de ese pequeño volumen de títulos. Una editorial grande lo que tiene que hacer es optimizar todos los gastos e ir al mínimo. Todo me viene de la cantidad de cosas que hice antes de montar la editorial. Tengo esa idea del libro bien hecho por Rafael León, que considero que es un maestro. De él he aprendido muchísimo”.
Continúa Torres contándonos sus inicios en esta locura, que no es otra cosa que haber cumplido el sueño de su vida, el de vivir de la Literatura: “En los años 50-60 en Málaga, había un grupo con Rafael León, Bernabé Fernández Canivell, Ángel Caffarena… En la imprenta Sur de Málaga, fundada por Emilio Prados, hacía yo algunas cositas y me viene de ahí todo ese cuidado por el texto en la página, por los blancos, por los interlineados, tipos de letra, márgenes… Yo conocí muy bien a los jóvenes de entonces, que estaban también revoloteando por la imprenta Sur como Rafael Inglada, Salvador López Becerra… Iba a la imprenta y aquello era una maravilla. El tema de los tipos de plomo y tal, lo he vivido. De ahí me viene todo ese cuidado en los libros”.
Cuenta el escritor que siempre tiene un ojo puesto en la edición, en el cuidado, en esa primera impresión. Porque el contenido es tremendamente importante, pero también lo es “el continente”: “Cuando cojo un libro, lo abro, le echo un vistazo y veo esos márgenes mínimos, esas letras desproporcionadas ¡lo paso mal! Lo único que hay que hacer es prestarle atención al montaje del libro, que es lo que no hace la mayoría de las editoriales, sobre todo las grandes, porque es un tema que les preocupa menos”.
El mundo editorial y la rentabilidad
Entre risas, Torres nos cuenta que si hubiese querido hacer negocio “habría montado un bar”. Ahí, en ese inocente chascarrillo, se deduce lo complicado de este mundo. “Estar en el mundo editorial no se hace por rentabilidad, se hace por amor. Esto no es un negocio, es una vocación y un amor por la literatura y por el mundo del libro. Una editorial pequeñita, literaria, exclusiva no se monta para hacer dinero”.
Para los que no quieren hacer dinero, sino cumplir su sueño como editor, se dirige el antequerano, que comienza de nuevo con un mensaje irónico para aquellos que se quieren atrever a aportar su granito de arena en esta apasionante aventura literaria… “Le daría un mensaje catastrófico, ¡que no se os ocurra, estáis locos!”. Una vez poniendo sobre aviso a todos aquellos “locos”, explica: “Si hay vocación y hay amor por el libro, por la edición, es una actividad muy gratificante. Lo que sí le daría un consejo: antes de lanzarse, que proyectaran un poco el primer año con tres o cuatro títulos. Nosotros éramos muy jóvenes, alocados e ignorantes y nos lanzamos a las bravas. Pero si quieres hacer algo profesional, lo haría de ese modo. Estaría dedicado un año a elegir muy bien los títulos con los que vas a salir, creo que es importante esa programación para buscar el hueco. Eso te daría margen para seguir buscando más autores. Otro consejo fundamental que les daría: que lean. Montar una editorial sin leer o haber leído es un poco contradictorio”.
Nuevos proyectos, en unos meses
La cabeza del editor nunca para, siempre piensa en el siguiente trabajo, en el próximo descubrimiento: “Ahora tenemos previsto para el otoño tres cosas que creo que son muy potentes. Ojalá no me equivocara y funcionara. Creo que lo que tenemos es muy bueno. Una de ellas es un libro recopilatorio de entrevistas a primeras figuras de la cultura española de los años 90 y de los primeros años del siglo XXI. Hay entrevistas con Antonio Buero Vallejo, Luis Racionero, Rafael Alberti, Josep Maria Subirà… Este libro creo que podría llamar la atención. Hay una nómina importante, donde toca todos los aspectos de la cultura. Hay política con Luis Sánchez Agesta, que es uno de los padres de la Constitución, Julio Caro Baroja, con el pintor Antonio López. El libro toca todas las disciplinas: antropología, escultura, arte, filosofía, arte… Son entrevistas que salieron en su día en diferentes periódicos y revistas, que estaban dispersas y el autor ha querido recopilarlas”.
También, “estoy preparando y corrigiendo un libro de un autor francés, un psiquiatra, que es una maravilla, estoy asombrado. Se llama Michel Schneider y el libro lleva por título ‘Muertes Imaginarias’. Le dieron en Francia el premio Médicis, pero en España es inédito. Nos llegó el proyecto y el libro es extraordinario, que cuenta las muertes de escritores ilustres”.
Francisco Javier se pasa el día entre libros y ediciones inéditas en España, pero ¿cómo es su día a día? “¡Es el de un esclavo de la edición!, porque me levanto y me pongo a leer y a corregir. Leer correos electrónicos, llamadas a un sitio y a otro… Y después está el tema comercial, al que hay que prestarle mucha atención. Luego, si puedo, me voy un ratito a las ocho a darme un bañito, que tengo la playa cerca en Benalmádena, y luego me pongo con mis propias lecturas. Estoy inmerso diariamente en las letras y la literatura, eso te lo puedo decir. Leyendo siempre porque es con lo que disfruto y como más a gusto estoy”.
Ahora, nos reconoce, está leyendo “un libro que probablemente publique el año que viene, de Ezra Pound, grandísimo poeta autor de ‘Los Cantos Pisanos’, es uno de mis ídolos, a pesar de su personalidad tan compleja. Me parece un creador de primera magnitud. El libro en cuestión es de correspondencias con James Joyce y estoy esperando a que la editorial americana me conteste para los derechos. Es un proyecto para el futuro que ojalá saliera”.
En otoño, sus obras completas
Con plena ilusión, el editor antequerano nos adelanta que sacará sus obras completas de cara al próximo otoño. “En su momento ejercí de escritor y poeta, ahora ya menos… Antes de ser editor, era poeta. De hecho, toda mi trayectoria editorial empieza como consecuencia de que me considero poeta porque ya de jovencito iba al instituto pensando dónde publico mis poemas. Una tarde de esas yendo al instituto dije ‘voy a hacer una revista literaria’ y esos fueron mis inicios. Simultaneé durante mucho tiempo mi papel como escritor y poeta con la de editor de revistas y libritos”, detalla.
Esa pasión la ha ejercido con la publicación de varios libros e incluso una distinción que le dio el Ministerio de Cultura a finales del siglo XX. Ante ello, el ‘Centro Cultural de la Generación del 27’ publicará todos sus textos, en lo que él llama “testamento literario”. De hecho, “ya he corregido pruebas y está en imprenta, saldrá en septiembre u octubre”, anunciando que el estudio introductorio de los poemas los hace su buen amigo José Manuel del Pino. Ahora, a esperar esa recopilación que, seguro, da que hablar. Como EDA Libros, una pequeña editorial que mima a escritores y sus obras, dando a conocer verdaderos tesoros escondidos.
