El Consejo de Ministros aprobaba el martes 20 de julio el Real Decreto que permite la venta de test de antígenos contra la COVID-19 en farmacias sin necesidad de receta.
El Ministerio de Sanidad alcanzaba un acuerdo con los colegios de farmacéuticos y la industria farmacéutica, que posibilita que el usuario pueda adquirirlo directamente, con una demanda tan grande que han provocado incluso su desabastecimiento.
“Ya contábamos con la mercancía, pero hasta que no se aprobó no se pudo vender al público sin receta, igual que un test de embarazo”, señala el farmacéutico antequerano Mariano Mir Muñoz, que nos diferencia estos test “de los de anticuerpos que ya teníamos con anterioridad, y que se siguen vendiendo, pero siempre con receta”.
“Los test de antígenos son muy fáciles de usar, se aplica en la nariz la torunda de algodón y se mezcla con el reactivo y en unos minutos tienes un resultado evidente: si sale positivo es que tienes una infección activa”.
Sobre su fiabilidad, expone que “se trata de un producto fabricado en la Unión Europea, concretamente en Alemania, y cuentan con una especifidad del 97 por ciento y una sensibilidad del 90 por ciento”. Evidentemente, “como cualquier prueba diagnóstica, el cien por cien es muy difícil alcanzarlo y siempre habrá una parte de la población que no dé un resultado”.
Pero, ¿cuándo hay que hacerse este test? “Un tema muy importante es que debe hacerse entre el quinto y el séptimo día después de haber tenido un contacto con un positivo. Necesitamos que haya una suficiente carga viral para que lo detecte, ya que si lo hacemos antes la prueba no es tan sensible como para detectar cantidades muy pequeñas del virus”.
En cualquier caso, si el ciudadano opta por no esperar, “lo recomendable sería volver a repetirla a los cinco días, y entonces si vuelve a salir negativo ya sí es mas fiable. Por eso es importante no precipitarse, aunque sea complicado esperar con la incertidumbre, para no dar faltos negativos”.
Sea cual sea el resultado, “estos test no hacen que se tenga que suprimir la cuarentena impuesta por los sanitarios, la actitud prudente es permanecer diez días con unas medidas de la máxima reclusión social”, aconseja Mariano Mir. “Aproximadamente, de cada diez test de antígenos que se hagan, suponiendo que se hagan bien, probablemente casi uno va a ser erróneo”, insiste.
La demanda ha llevado a su desabastecimiento
La demanda en las farmacias, y particularmente en la de Mir Muñoz en la Avenida Pío XXI, “está siendo brutal, y de hecho se agotaron los primeros que llegaron”. “Las previsiones se han visto superadas por la demanda infinitamente. Hay muchas personas de vacaciones, que quieren movilidad, además de una tasa de contagios muy alta a nivel local, que hace que muchas personas hayan tenido contacto con positivos y tengan la preocupación de saber si se han podido contagiar”.
“Parece ser que a partir de esta semana van a empezar a servir más pedidos, pero llegarán de forma racionalizada”, indica antes de señalar su coste entre los 8 y los 10 euros por la unidad, existiendo cajas de cinco algo más económicas. “No sabemos si cuando entre la nueva remesa bajará el precio, igual que sucedió con las mascarillas, que al principio se dispararon los precios”, apunta.
Aunque aclara que “estos test se venden en las farmacias, pero no se aplican en ellas sino en el hogar de cada persona que lo compre”, asegura que “su uso es muy sencillo, y lo puede realizar cualquier otra persona siguiendo las instrucciones”.
“Sí que es un poco incómodo”, reconoce, “pero la prueba dura escasos segundos y luego la torunda que se ha introducido en la nariz se mezcla con un líquido que es un reactivo, se deja un minuto, y se vierten tres gotas de ese líquido a un dispositivo de plástico que es donde sale el resultado de la prueba tras unos 15 minutos. Aparecerá una raya de control, y si aparece una segunda es que hay contagio”, concluye.