sábado 23 noviembre 2024
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Antonio Guerrero homenajea a Antequera en un Pregón de Semana Santa cargado de «Amor, Fe y Esperanza»

Quienes tuvimos la ocasión de acudir este viernes 16 de marzo por la noche al Teatro Torcal de Antequera, no sabíamos cómo iba a desarrollar su Pregón, una persona que ama a Antequera, que es periodista de profesión, cofrade de vocación y creyente por convicción.

A las 20,30 horas, el cronista de la Agrupación de Cofradías, Pablo Javier Guerrero, dio la bienvenida en un escenario, presidido por el Cristo de los Milagros de San Sebastián y con el atril de Santa Eufemia, con dos ángeles de la Virgen del Socorro a los pies, donde se desarrolló el Pregón.
 
En primera fila, acompañando a la presidenta de la Agrupación de Cofradías, María Trinidad Calvo; el arcipreste de la ciudad, padre Antonio Fernández; el alcalde Manuel Barón; el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga, José Luis Ruiz Espejo; el autor del  Cartel de 2018, el artista Antonio Montiel; entre otras autoridades religiosas, civiles y militares; así como hermanos mayores y cofrades de Pasión y Gloria, familiares, amigos y antequeranos que llenaron el Teatro. 
 
El pregonero de 2016, el antequerano padre Juan Manuel Ortiz Palomo, presentó a su sucesor, de quien recalcó su señalada trayectoria como periodista y cofrade de su amada Antequera.
“¡Salga el Sol por Antequera, y que sea lo que dios quiera! Esta frase pronunciada por el infante don Fernando en vísperas de la fiesta de santa Eufemia, podría haber sido el lema de vida de nuestro pregonero”.
 
https://www.youtube.com/watch?v=avSryThDXfc  
 
 
 
 
 
 

Empieza el Pregón
Nada más colocarse ante el atril, el pregonero empezó con un cántico a Antequera cargado de Amor, Fe y Esperanza. “Amor de pasión por esta bendita tierra. Amor por ser hijo de Ángel y María Teresa. Amor por mi padre que está en el Cielo…”. Y, en su primeras palabras emocionadas: “Amor por mi hija… por mi Eufemia, a la que espero algún día se emocione como yo al dedicarle estas palabras de amor….”.
 
Por su Fe: “Fe de vida. Fe por nuestro Señor de Antequera, ¡Danos Salud y Aguas! Fe por María, Madre de Dios,  Remedio de Antequera. Fe por Ella, por Santa Eufemia,  la que marcó lo que hoy somos…”. Y Esperanza: “Esperanza que haya nacido en quien Jesús ponga en sus manos cómo vencer el cáncer, el alzheimer, los infartos de corazón, los ictus y todas las enfermedades que padecemos en cada familia durante nuestras vidas”.
 
Y deseo al final de su primer “tirón”: “¡Porque, Antequera, también debe ser  Patrimonio Mundial del Amor,  de la Fe y de la Esperanza…!”. Y tras arrancar los primeros aplausos del público, la primera sorpresa musical: una representación de la Banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas que fue aportando su sentimiento hecho corneta y tambor.
 
Tras su introducción, realizó el saludo a las autoridades y dedicó el Pregón a su tierra, a su familia, a la Agrupación, a las cofradías, a todos los presentes. Al ser el 75 Aniversario de la Agrupación de Cofradías, expresó: “¡Ay quién pudiera ser pregonero de tu Semana Santa, Antequera, para cantar a todo el mundo, lo que conlleva! ¿Quién pudiera ser Antonio de Luna y dar aquel primer Pregón en 1950 por las ondas de Radio Nacional de España?” y así hasta el último pregón pronunciado en la Semana Santa de Antequera.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La procesión del Pregón
Tras la introducción, el pregonero puso su alma en evocar las palabras de su padre en su Pregón de 1990: “¡Amar a Dios, sobre todas las cosas… y a mi Antequera, casi tanto como a Dios!”. Y compartió la Fe vivida desde niño, en el día precisamente, que se cumplían 16 días 16 que falleció su padre, nuestro recordado y querido eterno director Ángel Guerrero.

Al nacer su hija Eufemia, él le escribió: “Feliz, como ni imaginarte puedes, por mi Eu, por mi Lore, pero sobre todo por ti… Me falta algo que ser en esta vida: padre de pregonero de la Semana Santa de Antequera. Tiempo al tiempo decía mi padre; tiempo al tiempo, digo yo a mi Curro…”. 
 
“Y hoy, tres años después, se hace realidad tu último deseo: ser padre de un pregonero de la Semana Santa de Antequera… Un Pregón, el de 1990, que volví a leer, pero nunca pude imaginar  que lo tuviera como un rezo, como una plegaria, siendo, quizá, mis últimas palabras, mi último Medea, mi última súplica, que escucharas aquí en tu tierra”. Momento en el que apareció la Banda del Santísimo Cristo de la Verónica e interpretó “Medea”. 
 
Y empezó a recorrer la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor con el propósito: “Esta noche les traigo unas páginas… creadas con Fe para levantar Pasión… mimadas con Amor para transmitir que Jesús es Gloria…. con la Esperanza que va a resucitar. ¿Dónde queréis sentirlos, hermanos? ¿Solo en vuestra procesión, en un museo… o vivirlo durante todo el año? De ustedes depende… Yo, no tengo duda, siempre lo haré con Amor, Fe y Esperanza… en Semana Santa y cada día en la Eucaristía. ¿Os animáis y seguimos a Cristo en Caridad?”.
 
Y un grupo de la Agrupación Musical “La Estrella” de Jaén marcó el camino de sus intervenciones con “Los Regocijos por la Toma de Antequera”, narrando la Entrada del Señor a la Jerusalén de Andalucía, Antequera.  “No me importa ni el autor, ni la valía, ni el material en el que está hecho, ni lo que digan de Él. Me importa… lo que transmite, lo que sienten los niños al verlo por primera vez…”, caminando por el escenario la figura de un campanillero de lujo.
 
Siguió con el Señor Orando: “Ahí va el Señor orante, caminante y preparado, con túnica bordada o telas hebreas, fusionando el Domingo de Ramos con el Jueves Santo, meditando tras la Última Cena”.
 
 

Emerge la figura del Rescate
Y sin esperarlo, se abrieron unas cortinas en el escenario y apareció… la figura del Señor del Rescate: “Y Jesús bajó desde el monte de olivos, entrando en el barrio trinitario y paró en la Plazuela desde donde se divisa una capilla con una Cruz Blanca al fondo. Allí vestía túnica morada, púrpura de pecados del hombre…”.
 
Y cambiando de barrio… Santiago. “Entre la Cruz Blanca y San Pedro, el Barrio de Santiago al fondo. Jesús es despojado de sus vestiduras y atado a una columna”. De la columna… al suelo. “Fue cuando el Señor de Antequera, en su Mayor Dolor, salió de la casa de los Carvajal, conocida como la del Gato o la de los Talavera, y se dirigía a la plaza para ser ajusticiado. El dolor no le dejaba en pie y cayó sobre sus rodillas, intentando recoger su túnica, hecha con el cariño de su Madre. El dolor era ya insoportable, la columna quedó sola, quieta, mientras Él tendía su mano a quienes le abrían paso, pero no le ayudaban…”, apareciendo en el escenario la columna del Señor del Mayor Dolor y el Cartel original de Antonio Montiel. Por cierto, ¡vaya regalo que Jesús Sarmiento le hizo con el increíble “solo” de corneta de Enmanuel.
 
Empieza el camino con la cruz: el Nazareno de la Sangre. “Y va Él, firme con ella, abrazándola como gesto de Fe, y sus flagelantes hermanos, hoy con su bendita banda verde, le llevan al paso estudiantil, meciendo por las calles estrechas de Dios. Y Jesús se abraza a cada farola, a cada balcón, a cada petalada que le cae, camino del Cerro de la Cruz”.
 
Camino del Calvario, Jesús Nazareno… “¿Qué nombre le puedo decir a ese joven que toma mi cruz que se presenta en ese mundo sabiendo su fin que le espera quedar sin luz, pero al que no le importa dar la vida por nosotros entre la vida y la muerte, en la pasión del contraluz?”, aludiendo al Dulce Nombre de Jesús y al Niño Perdido.
 
De nuevo en Santiago, “Cargado con el peso de la Cruz, hasta el más fuerte se cansa de llevar una carga, en su caso de tantos pecados. Ayer y hoy, hoy y mañana, esa cruz va agrandándose más y más aún, porque no aprendemos a leer lo que nos quiere hacer reflexionar el Evangelio”. Y “cuando le llevaban, echaron mano de Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús”, narrando como en las otras imágenes, la devoción de devotos con experiencias de fe personales que el pregonero compartió.
 
Jesús, muere en la Cruz, pidiendo Misericordia, donde tuvo un recuerdo especial para las familias. Un Cristo ya fallecido como el de la Buena Muerte. “¿A caso puede haber una muerte buena? Y de La Paz… Eso sí, se queda en Paz tras sufrir la amargura”.
 
 
 

Cristo muere y es enterrado en Menga
Emoción contenida al hablar del Cristo Verde. “Y a los pies del Verde Cristo, una oración apenas musitada  con la tierna ingenuidad del Estudiante…”, cogiendo una banda verde en recuerdo de su padre, que conoció a su madre un Lunes Santo.
 
“Y su cuerpo sin vida, sube la Cuesta de los Rojas, la de García Sarmiento y llega a la Plaza del Carmen y se detiene en Soledad bajo la Cruz del Calvario”. Y en el luto, perplejos en el Teatro al ver salir a la Coral María Inmaculada para cantar “Stabat Mater” con la Banda de Antequera. Y baja el telón y se proyecta una recreación de cómo sería el entierro de Cristo en el interior del Dolmen de Menga.
 
 

Su encuentro con el padre
Terminaba la Pasión, pero… ¿y no hablaba el Pregonero sobre las advocaciones marianas? Pronto lo resolvió. Se bajó del atril, se puso en el centro y miró al cielo, conversando con su padre. “¡Padre, papá! ¿Estás por ahí?”…
 
No sabemos cómo describir este momento. El Pregonero se abrazó a su Fe en la Resurrección y pidió consejo a su padre para que le guiara cómo describir a la Virgen María. Y al preguntarle como era, le dijo… (vean el vídeo o léanlo en el libreto del Pregón íntegro que daremos con el Especial de Semana Santa la próxima semana).
 
Y volvió al atril y comenzó a describir cada Virgen con la última sorpresa musical de la noche: la Banda de Música de “Villa de Otura”. “Miro San Agustín, y veo una niña, una niña joven con sus brazos abiertos que nos ofrece Consolación y Esperanza…”.
 
Con la Virgen de la Vera Cruz, preguntó a devotos presentes cómo le gustaba más a ellos, con el paso de los años y la evolución de su palio. Ante la Virgen de la Piedad… “¡Una Madre por Dios, una Madre para Dios, una Madre para el Dios, por Piedad,  una Madre para el Rescate!”.
 
Y la Virgen del Mayor Dolor, para lo que acarició la túnica de penitente de su padre. “¿Qué miras, Madre con tu mirada suplicante? ¿A los que se fueron, o a los que vienen? ¿A dónde va tu mirada al Cielo del Miércoles Santo?”. Encuentro de devociones marianas el Viernes Santo, con el Consuelo y los Dolores. “Es… ¡antequerana! porque Javi Carmona lo ha querío desde lo más alto del Cielo mientras se respira aún su salida en frío que nos dejó en desconsuelo aquí en el Barrio con más tronío”.
 
“¿De qué Virgen eres tú?”, pregunta un cofrade a otro. Mil respuestas según donde hayas nacido. En Antequera, hay una en la que coincidimos todos. Seas de la Virgen que seas, todos compartimos de la belleza de la Virgen de los Dolores”. Y llega el Viernes Santo: “Y en ese momento, la Virgen, que mira el firmamento de estrellas, desliza suavemente su rostro hacia la derecha para bendecir a esa familia que precisará Paz, Paz y más Paz en los días que le quedan por venir”.
 
Pasó a la Soledad: “En Soledad estuvo en la Muerte de su Hijo, en Soledad se quedó al enterrarlo, en Soledad espera que resucite el Salvador del mundo, el Hijo de la Madre de la Soledad”.
 
 
 

Socorro, Resurrección y Gloria para terminar
Faltaba su Virgen del Socorro, a quien le dedicó las últimas palabras. “En lo más alto de Antequera, las Puertas del Cielo se abren para ver a la Virgen del Socorro…”, momento de la última emoción de la noche: surgía entre la oscuridad, la efigie de la Virgen del Socorro, vestida de negro y con la corona de la Coronación Canónica. Indescriptible el instante.
 
“Eres, eres, eres… ¡mi Socorrilla! la que subo a la vega parando en la citarilla la que el niño se aúpa hasta verte en la ventanilla de la imagen que Dios hizo maravilla aquí en la Tierra más bella entre Málaga y Sevilla, pasando por esta ciudad que fue villa…”.
 
Así fue, en lo que nos ha dado tiempo de escribir de madrugada, la Pasión y Gloria de Antequera en el año del Centenario de El Sol de Antequera, dentro del 75 Aniversario de la Agrupación de Cofradías. Más información, edición impresa sábado 24 de marzo de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
 
 
 
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