No hay mayor ejemplo de fe que cuando un cofrade saca lo que tiene en el corazón. Es lo que Antonio Matas Luque realizó en la oración que abría los actos por la festividad de la Virgen del Socorro, entre el miércoles 14 y el jueves 15 de agosto, con oración, salve, apertura de templo y Eucaristía.
Así, el martes 14 a las 12 de la noche, el devoto y directivo Antonio Matas Luque, rezó a la Virgen del Socorro. Antes, Francisco Fernández Gómez fue el encargado de presentar al orador. Tras sus gratas palabras y abrazo fraternal, Antonio nada más comenzar, ya pegó el pellizco en los sentimientos al dedicar su oración: «A ti, mamá», ya que perdió a su madre antes de tiempo y no tuvo que dar más detalles para saber lo que quería agradecer.
«Gracias Madre, no puedo comenzar de otro modo, si hay una palabra que resuma lo que siento en este momento, es esa, Gracias». «En los momentos de dificultad, has sido mi refugio y socorro. Cuando he estado perdido, tu luz me ha mostrado el camino. Gracias por interceder ante tu hijo y por concederme tantas y tantas bendiciones, entre ellas mis dos hijos, Antonio y Pedro y cómo no a mi esposa Carmen».
«Agradezco tu infinito amor Socorrilla, incluso cuando yo mismo he dudado, por todas las veces que me has levantado cuando he caído y me has dado fuerzas para seguir adelante». Con esa oración, ya se podía dilucidar cómo iría el resto.
Antonio agradeció a las personas que le han ayudado a sentir el camino de devoción hacia la Socorrilla: Antonio Cabello, Ignacio y María, «a mi amigo Francis»… Luego compartió cómo fue el momento de encargarle este cometido. «Esa noche, cuando llegué a casa se lo comenté a mi mujer, la cual conociéndome a la perfección creyó que sin duda alguna habría aceptado tal oración. Pues bien, le dije, Carmen he dicho que no».
«Os puedo asegurar que esa noche no pude dormir y confieso que alguna lágrima derramé, me sentía como si hubiera defraudado a mi madre, ¿cómo le podía haber dicho que no a la que tantas y tantas veces le he implorado? Fueron pasando los días y sin pensarlo más, justo en esta iglesia le dije a Antonio Cabello que contase conmigo. A partir de ese momento me sentí liberado de un gran peso que no dejaba tranquila mi conciencia. Hablar con nuestro Hermano Mayor me alivió en mi interior».
Fue cuando viajó en el tiempo y evocó «al máximo responsable que hoy esté abriendo mi corazón para rezarle a la Socorrilla, esa persona fue mi Abuelo Rafael, Rafael, el barbero, como todo el mundo lo conocía. Mi abuelo era una persona humilde, entregada a los demás y siempre con una sonrisa en la mejilla». Muchos recordaron lo que compartió cuando los nietos iban a su balcón para ver pasar a la Virgen. Antonio insistió en el papel de los abuelos con los nietos y las familas.
Tras él, su padre quien en 1977 comenzó su vida bajo las andas de la Virgen hasta el 2021. «Cuarenta y cuatro años de servicio, entrega y devoción sin medida. Cuarenta y cuatro años bajo su bendito manto». Luego fue su paso por la junta joven y empezaría su vida como directivo y de asistir a los actos como el de esta oración. «En la vida hay casualidades que no sabemos explicar, a las que yo llamo las cosas de la Virgen, hoy se cumplen 12 años desde que en este atril te rezara con todo el amor que le tiene a esta Archicofradía, Pepe Cantos, mi cuñado, hermano y amigo».
También compartió que desde 1998 es hermanaco de la Virgen del Socorro por esa promesa «que sólo Tú y yo sabemos, empecé a formar parte de los 88 elegidos, recuerdo la conversación que mantuvo mi padre con el que era su hermano mayor entonces, Paco Marín, gracias Paco por darme la oportunidad de cumplir mi promesa».
Hoy es feliz padre y «hoy he abierto mi corazón, delante de mis hermanos, delante de tus devotos. Y delante de todos ellos quiero pedirte por los míos, por mi esposa Carmen, por mis hijos Antonio y Pedro, por mi padre, por mi madre que está en el cielo, por mi familia, por todos ellos para que los cuides y los protejas como siempre haces».
Y terminó rezando: «Virgen del Socorro, madre mía, bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios Nazareno se recrea en tan graciosa belleza. A ti, madre, a ti, celestial princesa, Virgen sagrada María del Socorro a ti Reina de la Puerta del Cielo, yo te ofrezco en esta noche mi alma, mi vida y mi corazón. Mírame a mi y los míos con compasión, no me dejes, no nos dejes nunca madre mía del Socorro, danos tu bendición».
Fue muy aplaudido porque Antonio no se basó en bonitas palabras para hermosear una oración, Antonio se basó en la base de una cofradía: la historia de la devoción de las familias. Y lo hizo sin rodeos y recordando a quienes abrieron el camino que hoy es ejemplo para sus hijos. Dentro de algunos años, serán ellos quienes recuerden a su padre como él lo hizo con su abuelo, su madre y su padre.
Luego, el jueves 15, la iglesia estuvo abierta de 9 a 14 y de 17,30 a 22 horas, con misa por su festividad a las 20,30 horas. Presidida por el párroco Tomás Pérez, se contó con el coro de las franciscanas de los Sagrados Corazones de la Beata Madre Carmen y se presentó a los jóvenes que ganaron la liga cofrade.