Visitas por la mañana y misa a mediodía presidida por los padres trinitarios, que dio lugar ya por la tarde al desfile de la Armadilla para empezar la procesión con la oración de los sacerdotes y el «¡Abrid las puertas y que comience la procesión del Martes Santo» por parte del hermano mayor de la hermandad, Francisco Peláez León.
Primero salió el Señor, tras nueva lección cristiana de su hermano mayor, Guillermo Ramos, este año dedicada al amor como forma de vida. Y tras Él, la Virgen de la Piedad.
El Señor estrenaba trono, diseñado por Pablo Cortés del Pueblo, este año con la madera sin tallar tras el trabajo de los talleres cordobeses Ortiz Jurado y los cuatro faroles antequeranos de los hermanos Ruiz de la Linde que dan empaque al nuevo trono.
«Encuentro» y estreno de «Reina de la Cruz Blanca»
Los rayos del sol acompañaron al Señor en su salida hasta que comenzó la procesión en sí. Tras el «arriba» de la Virgen, la Banda Juvenil de la Cruz de Humilladero de Málaga estrenó «Reina de la Cruz Blanca», compuesta por Cortés del Pueblo y dedicada a la Virgen de la Piedad, con la que fue al «encuentro» de su Hijo.
Y desde ahí se empezó a organizar el cortejo, abierto por la cruz guía y el guión de la Cofradía, con el palio de la Virgen de la Piedad en primer lugar, dirigida por el también hermano mayor de la Cofradía, Francisco Peláez León. Volvió a gustar la manera de preparar a la Virgen por parte de su camarera Encarnación Campos Pedraza que confía en las manos y arte de Javier Subires Jiménez para vestirla en su trono espectacularmente.
Tras la Virgen, mujeres con mantilla española, penitentes y el trono del Señor del Rescate, que este año ha apostado por el sentimiento hecho música cofrade local por parte de la Banda de Cornetas y Tambores de los Amigos de la Música, que fueron extensión del trono, que no paró de mecer al son de sus marchas que empezaron con «Medea» y concluyeron con «Stabat Mater», espectacular el conjunto de los jóvenes entusiastas y la solemnidad que proporciona la campana tubular y todo su puesta en escena.
La procesión por las calles de Antequera
Tras Porterías, La Vega y espectacular tránsito desde ésta con gran petalada y hasta llegar a Cantareros, con saetas y mecidas son sabor a Duranes de los Estudiantes, volviendo a demostrar la pasión que engloban las calles estrechas al aproximarse los palios a las aceras y balcones y concentrarse el sonido de las bandas.
Llegó el paso por Infante don Fernando, saludo a la Virgen de los Remedios, entrada por Lucena desde San Agustín y llegada a la Cruz Blanca. Allí, «encuentros», saetas y emoción para terminar un gran Martes Santo, donde el tiempo respetó.






















