José Manuel Cantos Ruiz (Antequera, 8 de agosto de 1982) es otro de los hermanos mayores que se estrena en nuestras cofradías, en su caso en la de la Soledad. Técnico Superior en Restauración Orfebreria y Diseño, máster en Tasación de Joyas y Gemología, académico de Número Sección de Arte de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.
Casado con Ana Cebrián Sotomayor, feliz padre de tres hijos, procede de una familia muy querida en la ciudad y arraigada en el mundo de la platería y de las cofradías. Le entrevistamos tras el cabildo de elecciones y publicamos en este número la entrevista en la que muestra su fervor desde niño y su idea de mantener el espíritu del Carmen.
Es una de las nuevas caras al frente de una cofradía, aunque ya veterano por su experiencia desde pequeño ha estado siempre por su abuelo, por su padre, vinculado a las cofradías de Antequera. En este caso al Santo Entierro. ¿Quién le iba a decir a ese niño que acompañaba al Santo Entierro que iba a ser hermano mayor de la Virgen de la Soledad?
“Pues sí, después de unos años dándole servicios, se me ha requerido para esta encomienda, ser hermano mayor. La verdad es que no lo esperaba en este momento. Mis circunstancias son un poco complicadas en este momento, pero bueno eso no lo decidimos nosotros, yo creo que lo decide la Virgen.
Finalmente hay que prestar este servicio ahora, y con toda la ilusión, con toda la humildad, y con toda la honestidad e intentaré hacerlo lo mejor posible”.
Normalmente el hermano mayor saliente termina y ya no quiere saber nada de la cofradía. En caso vuestro sigue parte de la estructura del anterior gobierno, es algo positivo, habrá una continuidad de trabajo. “Para mí es un honor, porque como dices el hermano mayor no suele quedarse en la junta de gobierno. En nuestro caso ha sido un pacto de caballeros. Empezamos este proyecto Salva y yo. Y cuando le tocó asumir la presidencia de la cofradía me tuvo a su derecha y en este caso yo lo he elegido a él teniente de hermano mayor. La sucesión está siendo lo más ética y cordial posible, entre otras cosas porque somos amigos personales, y vamos a seguir las mismas personas en el mismo equipo”.
¿Qué proyectos tenéis pensado a corto plazo en este mandato? “El patrimonio de la Soledad lleva prácticamente 35 años cuidándose y conservándose de la mejor forma posible. Y particularmente mi padre yo hemos estados cuidando de los enseres de la Cofradía que es un museo en la calle. Necesidades siempre hay, y más con un patrimonio tan antiguo. Y más en la Soledad que está muy bien restaurado. Mi particular proyecto estrella a lo mejor no es el que todo el mundo espera. Yo pienso que los cofrades de la Soledad, al igual que otras hermandades, ahora mismo están muy desligados. Mi inversión es en el factor humano. Voy a esforzarme en invertir en que la gente se vuelva acercar a la Cofradía de la Soledad y si para ello hace falta invertir pues los pocos recursos que tenemos en hacer convivencias, se hará en repetidas ocasiones para que volvamos a recuperar ese tiempo que hemos perdido desgraciadamente por la pandemia”.
Esas convivencia suponemos son para que la Cofradía tenga vida el resto del año. “Es que afortunadamente tenemos un espacio afortunado que es una casa de hermandad que pocas cofradías tienen, con un mirador perfecto, con un parque infantil para que los papás saquen a sus hijos. Y eso va a ser uno de los principales proyectos. Evidentemente se harán cosas a nivel de restauración. Y no vamos a dejar de lado como llevamos haciendo durante la pandemia la labor caritativa. Que además para esa labor tenemos enfrente a una persona espectacular, que va estar pendiente de las necesidades de la gente del barrio y vamos a seguir colaborando”.
Suponemos que con dos tronos en la calle. “Sí. Eso en los últimos años ha venido siendo ya firme. La Cofradía entiende que los dos titulares; tanto el Santo Entierro como la Soledad son las imágenes que procesionar porque son una conjunción y un equilibrio perfecto en la calle. Esporádicamente ha ido saliendo la cruz guía, que además gusta mucho en la cofradía y se tiene mucho cariño. Pero realmente presenta una problemática”.
Hablando con otros nuevos hermanos mayores hay algunos que sorprenden con cambiar itinerarios, horarios. En el caso vuestro… “Éste es precisamente es uno de los temas más peliagudos de nuestra cofradía y lo es porque se ha probado todo con los distintos hermanos mayores que ha habido en la historia. Eso no va a cambiar. La Soledad quiere salir de las 9 a las 10 de la noche con las luces apagadas y exactamente igual como lo viene haciendo los últimos años. No va a ver sorpresa ni novedades. Simplemente habrá que sentarse como siempre con las otras partes implicadas y llegar al mejor de los acuerdos. Desde luego lo que sí tengo claro como hermano mayor es que para atrás no vamos a tomar ningún paso. Entendemos las circunstancia de Antequera, de tres cofradías en la calle, pero la Soledad tiene su hueco en ese 33,33 por ciento del Viernes Santo. No viene a fastidiar a nadie, pero también viene a reclamar lo que le corresponde”.
Lo de salir en sábado
Aprovechando el vacío del calendario; lo del sábado entre el Viernes Santo y el Domingo
de Resurrección, eso ya lo dejamos por imposible. “Yo sé que me lo van a plantear ahora otra vez: ¿y el Sábado Santo por qué no? El que le apetezca que la Soledad salga el sábado que hable con Don Jesús, el obispo. La Soledad, su día es el Viernes Santo siempre y cuando el Obispado no manifieste lo contrario. Nosotros debemos obediencia a nuestra Iglesia”.
En la exposición reciente de In Aeternum se vio, el estilo antequerano, lo que es mantenerlo en nuestra entidad. Mucha juventud, muchos cambios pero puede ser un peligro que miremos a otros sitio y no miremos el pasado. Es muy importante para las cofradías asesorarse. Hay que mantener lo que tenemos. “Quizá cuando nadie le prestaba atención al estilo antequerano, nosotros de jóvenes fuimos uno de los impulsores de poner de moda el estilo antequerano cuando no se hablaba de él. Tú como periodista y yo en este caso como orfebre. Para mí es super importante. Soy un defensor del estilo antequerano, siempre se habla de la Cofradía de los Dolores y no de la Soledad, ese estilo tan puro, decimonónico. Yo creo que en ese sentido la Cofradía nunca se ha salido de su línea, nunca hemos invertido en patrimonio haciendo compras quizá que no encajen con nuestro estilo. Ha habido un comité muy estricto junto a eso, y va seguir manteniéndose. Además una de las novedades de la junta del gobierno, pues va a ser contar con un comité asesor que se compone además de los hermanos mayores que han sido, porque por suerte todos viven. Ellos se van a reunir personalmente conmigo cada vez que se vaya a ser cualquier cambio patrimonial dentro de la cofradía. Para que por mucha gente joven que haya dentro de la junta del gobierno siempre van a tener que contad con esos expertos, ésa es la línea que hay que seguir”.
El estilo antequerano ¿cómo podríamos definirlo?¿Qué ejemplo podíamos poner de nuestra Semana Santa? “¿Te refieres a crucificado?”. La imagen de Cristo que prefiera. “Es que ahí está la clave. Porque si me dices cuál es la imagen de estilo antequerano de una urna te digo la de Santo Entierro de Antequera, del barroco tardío. Si hablamos de un crucificado pues ahí tiene el Cristo Verde que me parece que es un trono muy conseguido. Tienes el proyecto que va a cometer la Paz, el del Cristo de la Buena Muerte, un proyecto muy interesante. Si hablamos de pasos, el del Nazareno de la Sangre, que no puede ser más antequerano bajo palio”.
Cuando escucha a los Servitas que quieren recuperar la peana de camarín como trono procesional, qué le parece. “A mí me parece bien. Lo he hablado con Almudena Caballero personalmente y me parece una buena idea. Hicimos la prueba, no le sentó mal en absoluto, la verdad es que es un trono, aquí entendemos a los tronos como una mesa con una peana encima con sus candelabros y no le sentó mal en absoluto, al contrario”.
Y de Virgen ¿qué ejemplos? “Sin lugar a duda, y sin que nadie se ofenda, Soledad y Dolores. ¿Eso es Antequera!”.
Recuerdos de 1988
¿Que siente el hermano mayor en esos recuerdo del año 1988 cuando su padre formaba parte de la cofradía que se reorganiza, cuando iba ahí y veía a Doña Blanca y van pasando los años y ve que su madre también devota en el rezo en la iglesia? ¿Qué es lo que siente personalmente de acompañar a sus padres y ahora sus padres son los que le acompaña junto a su mujer e hijos en la Cofradía?
“Yo llegué a la Soledad por mi padre. Yo le debo la Soledad a mi padre. Yo no conozco un Viernes Santo en el que mi padre no esté al lado de la Virgen porque él lo siente así y nos lo inculca a nuestros hijos. Mi primera participación fue con 7 años. A partir de ahí he ido prestando el servicio que me han ido demandando en las diferentes juntas de gobierno y ahora finalmente como hermano mayor. Pero es que mi mujer también la conozco como penitente de la Cofradía. Mis hijos participan de los primeros desfiles procesionales desde chiquititos desde monaguillos. Mi vida está vinculada al Carmen, a la Cofradía de la Soledad y es algo indivisible”.
Para terminar, apuntar lo que ha dicho de involucrar a las familias a las cofradías en todas las partes del cuerpo procesional y de todas las imágenes. Ojalá que en estos años sin salir, cuando volvamos a salir que ayudemos y acompañemos a todas de la primera a la última y que admiremos a ese cortejo fúnebre. Y que admiremos al Cristo a su Madre en Antequera y a la Soledad que es impresionante como va en la luz de luto en Antequera.