La Virgen de los Remedios cerró sus fiestas de 2025, con una procesión donde se percibió un cambio generacional en las andas, recuperando la esencia de la imagen de la Patrona Mariana: luciendo su imagen original, sólo con el manto rojo y las coronas de la Coronación. La Virgen no necesita nada más.
El arcipreste de la ciudad, el trinitario Antonio Jiménez, presidió la misa, concelebrada por el párroco Serafín Corral, el diocesano Daniel Gutiérrez y el trinitario Vicente Elipe. En la homilía pidió por la paz en el mundo, deseando que en Antequera se atiendan a todas las familias que vienen a la ciudad sin hogar y deseando que la Virgen siga siendo el remedio de las necesidades de la ciudad como lo viene siendo desde el siglo XVI.
En la consagración, se cumplió la tradición y la concejal más joven, Marta González, rindió el Pendón de Antequera, siendo acompañada por el alcalde Manuel Barón. Junto a ellos, representantes de las cofradías de Gloria y Pasión, de la Agrupación, así como de la Orden del Infante don Fernando y Santa Eufemia, con el gran maestre Enrique Ruz, acompañado por María Estela Fernández de Córdoba, descendiente de “El Gran Capitán”. El grupo Euterpe acompañó musicalmente, interpretando la misa gregoriana de Angelis.
La procesión
Seguidamente, a las 19,45 horas, comenzó la salida de la procesión del templo patronal. Justo Moreno Muñoz, hermano mayor de insignia, condujo a los hermanacos en la compleja salida, dando el “arriba” a los 48 cofrades que la llevan sobre hombros, vestidos con traje oscuro. Se notó un relevo generacional con un nuevo grupo de jóvenes cofrades, entre ellos hijos y padres saliendo juntos.
El cortejo lo abrían tres acólitos con una cruz alzada y dos faroles, seguido del guión de la Esclavitud, con su esclavo mayor Justo Muñoz Blázquez, al que acompañaron según vimos al inicio, la presidenta de la Agrupación de Cofradías, así como los hermanos mayores de las hermandades de María Auxiliadora, Señor de la Salud y de las Aguas, Santa Eufemia, Rosario, Virgen de la Salud, Rescate, Mayor Dolor, Dolores, Paz, Socorro y Soledad. Además de representaciones del: Rocío, El Carmen, Pollinica y Consuelo. Además, la Regidora Lourdes Moreno y alguna manola, el jefe de la Policía Local Francisco Alcántara y de la Orden del Infante don Fernando y Santa Eufemia.
Luego tres acólitas con dalmática celeste con un gallardete de plata, trece acólitos de monaguillo y dalmáticas rojas y crema, con varios niños, y un nuevo cuerpo de trece acólitos con dalmáticas, cremas, rojas, verdes y terciopelo burdeos bordadas, turiferarias, con faroles y estandarte bordado con el emblema de la Esclavitud.
Seguía el trono, donde la camarera Pilar Muñoz Blázquez le colocó el antiguo manto bordado en oro sobre terciopelo rojo, tal y las coronas de la Coronación de 1922, dando la imagen que se tienen en el recuerdo, sin necesidad de ningún adorno más.
Tras Ella, el arcipreste Antonio Jiménez, acompañado por el trinitario Vicente Elipe y el diocesano Daniel Gutiérrez. Seguía el alcalde Manuel Barón con la concejal Marta González que portó el Pendón, acompañada por los tenientes de alcalde y concejales citados. Devotos y la Banda de Música Vera Cruz de Almogía que no paró de interpretar una marcha tras otra, meciendo el templete al son suyo.
Salida por una concurrida calle Infante don Fernando, con saludo ante la puerta de San Agustín con ofrenda de La Pollinica. Bajada por Lucena, paso por Cantareros, San Luis, Infante Don Fernando y regreso a su templo pasadas las 22,15 horas. El cuerpo procesional se fusionó y aguardó la llegada de la Virgen, que entró con una bonita estampa al ser acompañada por los acólitos tras Ella.
En definitiva, la Esclavitud buscó procesionar a la Virgen en el estilo de las fotografías antiguas que nos dejó la Coronación Canónica de 1922, una imagen donde se palpa la entrada de una nueva ola de cofrades que empujan como hermanacos diferentes tronos de nuestras cofradías. Unas aceras que año a año van respondiendo más y mejor, sobre todo al salir, con la luz del atardecer. Todo en una jornada con nubes, pero con bochorno, hubo entre 35 y 33 grados durante la procesión patronal.