Tras seis días apasionados de procesiones en Antequera, el sábado llega la calma, la tranquilidad y el sosiego para dedicarlo a la Vigilia Pascual, la celebración que celebra la Resurrección, la victoria de la vida sobre la muerte.
Tras los oficios del Jueves y Viernes Santo, llega este día entre medias del Domingo de Resurrección, donde se inicia con el templo a oscuras, para marcar el momento de la Resurrección, la base del cristianismo.
Con el «Luz de Cristo» se empiezan los cánticos con profesión de lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, para centrarse en la renovación de las promesas bautismales.
Desde las 18 hasta las 22 horas, se sucedieron los cultos en las parroquias y conventos de la ciudad en la celebración más importante del año.