Aplausos, emoción, recuerdos y viaje al siglo XIX, pero en las calles del siglo XXI, en la procesión de regreso de la Cofradía de «Abajo» a la Semana Santa de Antequera de 2022 tras los dos años de pandemia.
Ver gente en la Plazuela de Santo Domingo te hacía indicar que algo grande iba a pasar, como así fue. Se abrieron las puertas y la gente que atrona con aplausos el poder ver el color morado de los dominicos salir ordenados del templo.
Con el «arriba» del Niño Perdido se comprendió todo: por los que se fueron por la pandemia, por quienes se quedaron, por los que sufren, incluso por los camioneros y sectores adolecidos de los problemas de hoy.
Destacó el progreso del nuevo trono del Dulce Nombre de Jesús que volvió a lucir pelo natural, algo que no hacía en procesión desde 1990, antes de ser restaurado. Se estrenaba su hermano mayor de insignia, Luis Podadera Pastrana, como también lo hizo el de la Virgen de la Paz, Juan Pablo Carmona Morales.
Por su parte, el Cristo de la Buena Muerte aprovechó la canastilla del anterior trono del Dulce Nombre, mejorando su conjunto. Y la luz que más destacó este Viernes Santo en su conjunto, fue la Virgen de la Paz. «Que la Paz reine en el mundo», dijo su hermano mayor antes del «arriba». Lo mucho que se puede desear con pocas palabras.
Volvió a llevar el manto negro del siglo XIX de Antonia Palomo, restaurado por Santa Conserva, gracias a la donación de la recordada devota Carmen Bueno. Así como estrenó una saya realizada por Antonio Miguel Moreno Serrano y diseñada por Javier Sánchez de los Reyes, además de la corona de plata. Un cambio que evocaba al grabado de 1853 y que como pasara el Jueves Santo con los Servitas por calle Nájera, parecía que estábamos en siglos atrás con verla pasar.
No pararon los asombros desde la acera y los comentarios por el cambio de la Virgen que creíamos iba con manto azul, saya roja y su típica corona, pero es tan grande su patrimonio, que han sido capaces de procecionar la misma imagen, pero con nueva forma de entender cómo preparararla. Y el resultado fue apoteósico.
Juan Félix Luque de Gálvez se estrenó como hermano mayor de la Cofradía con el objetivo de recuperar el esplendor de años y siglos atrás y lo encamina en su primera Semana Santa. Habrá que estar atentos a los próximos años.
Duranes, la nueva calle de la Cofradía de «Abajo»
Tras la salida, bajada por Cuesta de Zapateros y el sol que tampoco se quiso perder el desfilar de la cofradía y les acompañó en la Plaza de San Sebastián. Oración por parte del arcipreste Antonio Fernández en las puertas de San Sebastián y la procesión que bajaba por Encarnación y Calzada hasta Villodres, entrando por San Francisco hasta Duranes.
Fue la cofradía que más aprovechó el paso por esta cofrade y estudiantil calle, quizá por contar con varios hermanacos de la banda verde. Ante el Niño Perdido, la figura de los arcángeles y el Dulce Nombre que lo bordó con las mecidas al son de la Banda de Cornetas y Tambores “Flor entre Espinas” de Loja. Vean el vídeo con «La Pasión» entrando a Duranes… y opinen ustedes.
Con el Cristo de la Buena Muerte, su hermano mayor de insignia que sabe encontrar a ese joven devoto que necesita estar con el Cristo, tras Él o delante con la campana. Y la Virgen, que con la Banda Municipal “Amantes de la Música” de Campillos, de lo mejor que se ha escuchado este año, que hace vibrar a los hermanacos que se fusionan con los devotos a pie de acera y en los balcones.
Y entrada en Lucena para el tramo final. ¡Qué corto se hizo el recorrido! El 2023 promete si las cofradías apuestan por buscar fusionar la calle Infante don Fernando con los nuevos itinerarios del 2022. Por cierto, Duranes debería ser el recorrido «no oficial» de las cofradías.
Y al llegar a San Sebastián, «encuentro» de los cuatro tronos y a prepararse para «sus vegas». Nos quedamos sin «encuentro» un año más entre los de «Abajo» y los de «Arriba». ¿Lo solucionarán entre los implicados para 2023?
Impresionante cómo estaban las cuestas, cómo subieron los cuatro tronos y la Virgen de la Paz aguardó a que subieran los tres de «Arriba» para al menos despedirse en la «Citarilla».
Y qué decir cuando subió ya por Caldereros la Virgen del Socorro, cómo devotos, cofrades y la Banda cantaron la última marcha antes que la Reina de la Paz volviera a entrar en Santo Domingo.
El año 2022 deja huellas, sentimientos y momentos que prometen marcar los próximos años. Habrá que estar pendiente de las propuestas y decisiones en pro de la Semana Santa.
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