quien dedicó el «arriba» al héroe bombero fallecido, José Gil, que fue hermanaco del trono. Gran y sentido homenaje, aplausos y primer levantamiento a pulso y subida complicada por las escalerillas hasta entrar en Viento y bajar por Zapateros.
Le siguió el
Dulce Nombre de Jesús, que estrenaba cuatro faroles en su nuevo trono, siendo dirigido por su hermano mayor Antonio Rodríguez León, quien dio sus instrucciones y siguió al primer trono. Lo mismo hizo Antonio Carrasco Orellana, al frente del
Cristo de la Buena Muerte y de la Paz que también se subió a pulso.
Y por último, la Virgen de la Paz, que estrenaba la restauración del manto azul, tras los trabajos de la empresa Santa Conserva y el donativo de la devota Carmen Bueno que ha hecho este sueño de los devotos de la Virgen. Ernesto González, también hermano mayor de insignia, dio el «arriba» y complicado paso por el estrecho pasillo de salida.
Una vez fuera toda la procesión, se encontraron una abarrotada Plaza de San Sebastián, donde se volvió a demostrar que la gente quiere ver temprano las procesiones, a pesar de salir dos horas más tarde de lo previsto. Bajada por Lucena, dejando atrás Encarnación, Calzada y Diego Ponce, poniendo rumbo a San Luis, pasando por Cantareros.
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Paso por la calle Infante don Fernando y «vegas» con «despedida» con el Socorro en la citarilla
Como el resto de días y los últimos años, menos gente en las aceras del recorrido oficial, salvo el paso por el Ayuntamiento donde este año no se llenaron las tribunas el Viernes Santo.
Paso por la iglesia de los Remedios donde la Virgen de la Paz saludó a la Patrona Mariana meciéndose al son de las marchas de la banda de música y entrada a la zona de control de la Agrupación de Cofradías.
Aceleraron el ritmo y nada más llegar a la Plaza de San Sebastián, se dispusieron a «correr las vegas», sin «encuentro» entre los cuatro tronos ni con los de «Arriba», ya que así se decidió al salir dos horas más tarde y acortar el recorrido para no entorpecer a la Soledad que venía por detrás.
Los cuatro tronos subieron las «vegas» con la única incidencia de una lipotimia a una joven que tuvo que ser atendida por los servicios sanitarios y mucho frío en las aceras y balcones que aguardaban el milagro anual de las vegas.
Acompañaron a la Cofradía la Banda de Cornetas y Tambores “Flor Entre Espinas” de Loja, Banda de Cornetas y Tambores “María Santísima del Amor y Paz” de Montoro y Banda Municipal de Música de Casabermeja.
A las 0,30 horas, aguardaba ya la Virgen de la Paz en la citarilla, lugar que en los últimos años, es el único momento en el que se ven ambas cofradías, unas veces por el mal tiempo, otras por el orden del Viernes Santo y quizá alguna vez por falta de empeño y entendimiento.
Apoteósico paso de los tres tronos de Arriba con la Virgen de la Paz meciendo en el sitio al son de la Banda de Casabermeja, con horquillas en alto de los hermanacos y aplausos y emoción de los devotos que abarrotaban el lugar de fusión de sentimientos de Santo Domingo y de Jesús.
Final a un Viernes Santo para la Cofradía de Abajo donde al igual que en 2018, tuvieron que acortar por la amenaza de lluvia, sin tener que lamentar que les lloviera tras las 20 horas, deslucido el paso al tener que acortar e ir a un ritmo diferente, con menos gente una vez avanzaban desde Madre de Dios. Y como nota destacada, el primer año de estreno de restauraciones de sus bordados, como ha sido el del manto azul de la Virgen de la Paz. En 2020… ¿podrán recuperar el manto negro bordado por Antonia Palomo?