La Virgen de la Salud cerró sus cultos y el intenso fin de semana y año de procesiones en Antequera con procesión a mediodía este domingo 9 de noviembre por los barrios de Santiago y San Pedro.
A las 12 del mediodía comenzó desde el interior de la iglesia parroquial de Santiago, con un cortejo formado por una cruz guía y dos faroles, más de una decena de personas alumbrando con velas en dos filas, el guión de la cofradía portado por un directivo, un cuerpo de siete acólitos de monaguillo y faroles, y el trono de la Virgen de la Salud, dirigido por José Castillo, que procesionó sobre las andas del Señor de la Piedad de la Trinidad.
En la plaza aguardaba la Banda José Antonio Galán de Archidona que vino en desfile y tocó marchas en el cortejo en la procesión de alabanza que guardó orden y seriedad con aires más de Pasión que de Gloria. Nada más salir, «encuentro» de la Virgen de la Salud con Santa Eufemia y su hermandad, que estaba en su trono en la puerta de su templo. Tras la imagen mariana, les siguieron dos monaguillos, la representación municipal con el alcalde Manuel Barón al frente, el hermano mayor Miguel Rodríguez, representantes de cofradías, devotos y la banda.
Siguió por calle Belén, donde los Dolores esperaban en la puerta de su templo en el que las religiosas clarisas rezaron a la Virgen. El cortejo discurrió por Puerta de Granada, Cazorla y entrada en Hornos, con calles engalanadas con colgaduras que simulaban flores blancas y balconeras. Se fusionó el rezo del rosario por parte del párroco Francisco de Paula Aurioles con las marchas de la banda.
Buscaron calles estrechas que fusionan la unión de los dos barrios donde les recibieron directivos y guiones de María Auxiliadora y Consuelo: Obispo, Doncellas, Botica, Juan Adame, Trasierras, paso por la puerta de la Cofradía de los Estudiantes, Juana Jugán, Obispo, Codo, El Parral, Carrera de Madre Carmen y regreso a Santiago pasadas las 14,30 horas tras petaladas y vítores.
Terminaba la procesión y los cultos de una hermandad que sigue buscando su identidad tras reorganizarse la última en nuestra ciudad dentro de un barrio histórico y su íntima relación con la parroquia.
