El 2022 nos obsequia con momentos inolvidables, recuperando escenas y complementos que no se recordaban y que están llamados a marcar el camino a seguir como les pasó a la Soledad. Pasó en su procesión, donde parecían aquellas tardes cuando salía en Sábado con las aceras llenas de gente acompañando al Señor en su urna.
A las 22 horas, salida del Carmen y paso por su barrio y bajada por Cuesta de los Rojas, donde la familia García-Berdoy aguardaba en su casa como hacían sus padres y abuelos. Y al llegar a Las Descalzas, comenzó un pasillo humano que les acompañó hasta San Sebastián.
Silencio en las calles, oscuridad con las únicas luces de monumentos como el Castillo de la ciudad que se convertía en faro de luz junto a las velas de penitentes y mujeres de mantilla y la de los dos tronos.
Llegada acertada a la que está llamada a ser eje de la fe del siglo XXI: la iglesia-convento de la Beata Madre Carmen que está en el último paso de su canonización. Se estrenaba como hermano mayor José Manuel Cantos Ruiz y siguió la línea de otras cofradías de pasar por Duranes, pero abogó por Madre Carmen, como hizo también la Pollinica.
De ahí, Cristo de los Avisos, Fernández Viagas y Duranes, donde la estrechez de la calle ofreció a un camino con gente en aceras y balcones que no quisieron dejar sola a la Madre con su Hijo yacente.
En Lucena y San Agustín, más gente que nunca y más aún que en otros días de Semana Santa
Y al llegar a Lucena, más gente esperando en las aceras, incluso muchas más que otros días, algo que no recordamos que pase desde las reorganización en 1988 en el caso de la cofradía del Carmen. Mirando atrás, pasaba entre los 70 y los 80 cuando salía en sábado el Santo Entierro de San Agustín. Entonces estaba permitido en Málaga.
Así siguió por San Agustín y San Sebastián, pero no porque la gente fuera de paso de haber estado con los de la Paz o el Socorro. Los vecinos, los cofrades, los devotos, incluso quienes venían de Santo Domingo y Jesús, permanecían en las aceras, en silencio, con respeto, nadie se atrevía a moverse ni pasar.
Tras penitentes y mujeres de mantilla española, la capilla vocal “Lux Aeterna” que interpretó a capella cantos gregorianos, letanías y misereres en latín, mientras se reza el rosario.
Impresionante lo que sus voces hicieron para ampliar el acompañamiento fúnebre a la urna del Santo Entierro. Silencio en las aceras mientras que se alternaban sus voces con los rezos, el tambor ronco o la capilla musical “Ars Sacra” con la Virgen de la Soledad.
Tras la urna, el alcalde de la ciudad, Manuel Barón, la teniente de alcalde Ana Cebrián, el carmelita Antonio Jiménez y el pregonero de la Semana Santa, Manuel García de la Vega. Y escoltando al Cristo yacente, el capitán de la Guardia Civil y varios miembros de la Benemérita.
En San Sebastián, aguardaba el arcipreste Antonio Fernández, quien rezó ante los dos tronos y subida por Zapateros y Río para regresar al Carmen a las 2,28 en punto de la madrugada con el rezo final a la Virgen.
Las calles hablaron y respondieron a una procesión en silencio, a la del Santo Entierro, que pasó por Duranes como la mayoría, pero también por Madre Carmen como todas deberían.
El recorrido oficial va a estar presente en las reuniones y cabildos. Mientras, Antequera ofreció un más que digno acompañamiento a Jesús muerto y a su Madre en Soledad. Las cofradías pueden buscar en siglos atrás, cómo procesionar como lo ha hecho la Soledad en este 2022.
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