Tras dos años de pandemia y uno por lluvia, volvía a salir como no hacía desde 2018, la Cofradía de los Dolores. Lo hizo sola, sin «encuentro» con el Consuelo en Santiago y salió a las 17 horas por su barrio y el casco histórico. Por cierto, los tres tronos empezaron a llevar a mujeres hermanacas por primera vez.
Destacó como es habitual el patrimonio cofrade que conservan, con la restauración del manto del siglo XIX de Antonia Palomo de la Virgen de los Dolores y la forma natural y elegante de vestir a la Virgen; así como el íntimo paso por Cuesta Barbacanas y calle Nájera, calles que rezuman historia.
El sol estaba muy presente a pesar de algunas nubes y una aislada amenaza de lluvia que no pasó por la ciudad, descargó en los límites con Sevilla. Estreno de los tres hermanos mayores de insignia y emoción al salir el Señor Caído, cuando la joven Natalia, que acompañó de penitente durante el recorrido, fue ayudada para ponerse en pie y tocar la campana del Cristo tan vinculado a la familia Jiménez.
Como siempre, «arriba» especial de la Virgen de los Dolores, con recuerdos a los que no están, percibiendo la presencia celestial de Juan Fernando Aguilera. Se tuvo en falta la presencia de gente en las aceras en sus inicios, sobre todo en la Carrera de Madre Carmen.
Paso monumental por Nájera
Sublime, imposible de imaginar, digno de repetir, el paso por Cuesta de Barbacanas y Nájera. Fue como un viaje en el tiempo, a los siglos XVII y XVIII con la estrechez de las calles, el silencio de los presentes y el paso sin bandas de la Cofradía de los Servitas.
Estampas increíbles con las fachadas de las Catalinas y el Museo de la Ciudad y bajada por Cuesta Zapateros, como si fuera Viernes Santo ante una concurrida Plaza de San Sebastián. De ahí bajada por Lucena y entrada por Duranes donde como en varios trayectos del recorrido, se meció como se pudo, como nunca, como siempre, el frágil palio de la Virgen de los Dolores.
Regreso al Barrio por San Francisco ante la puerta de la Cofradía de los Estudiantes, Fernández Viagas y de nuevo por Carrera hasta llegar a la Plaza de Santiago a las 23 horas e inicio de las vegas hasta los Cerretes. Y al final, bajada con su mecida característica hasta hacer un «encuentro» en la Plaza de Santiago.
Y regreso por Belén y la Virgen de los Dolores entró al templo a las 1 de la madrugada. Terminaba una procesión diferente, distinta que marca una nueva época que para el próximo 2023 se verá el camino a seguir.
Tras un 2022 convulso con el intento de salir por la mañana y luego decidir el cabildo que se mantuviera por la tarde, toca buscar cómo encaminar el futuro de la Cofradía en la calle y todo el año.
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