Primer acto oficial del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Remedios. Tarde-noche del viernes 12 de agosto. En la iglesia patronal de la Virgen de los Remedios se fusionaron la oratoria del catedrático de pregones, Manolo Barón, y la genialidad de la pintura de Felipe Sánchez.
Barón demostró de nuevo su virtud de exaltar a Antequera: “¡Ya va llegando el día! ¡Ya se acerca la hora! Y no vuelve a caber más gozo en mi corazón y no vuelve a caber más alegría en mi palabra. Porque vengo a rezar a Remedios, a la Virgen más Coronada, al Remedio de Antequera que es la devoción mejorada. Y no puedo volver a tener más henchida de oración y más repleta de devoción como tengo hoy mi alma”.
Recordó cómo fue el acontecimiento religioso hace 100 años, y hoy, 100 años después “este septiembre es distinto es el septiembre de su Magna, de su Magna presencia en las calles, de su Magna presencia en cada casa”.
Tras estos versos y el saludo inicial, quiso empezar descubriendo el Cartel, para lo que llamó al propio autor, Felipe Sánchez, y al esclavo mayor, Justo Muñoz Blázquez, para que descubrieran la obra. “El Cartel lo dice todo: son tres “antequeranidades” rotundas, contundentes, incuestionables; la Peña, el Reloj y sobre ellos, la Patrona. Ya está dicho todo, no hay más que hablar ni que decir. El pincel lo dice todo, lo abarca todo, lo evidencia todo. Pero toda esta historia de amor entre la ciudad y la Virgen que es un idilio auténticamente sagrado comenzó un día”.
Fue cuando quiso recordar el origen de su devoción. “Y cuentan las crónicas que por el año de 1519 cuando el hambre y la sequía asolaban Antequera y sus alrededores un pastor desesperado marchó fuera de nuestra ciudad buscando fortuna. Fue en las primeras jornadas de su viaje cuando paró muy cerca del Santuario de Villaviciosa de Córdoba donde mucha gente rezaba a una Imagen pequeñita de Nuestra Señora a la que imploraban su favor”.
“El convento antequerano se volvió a quedar huérfano pues no tenían ninguna Imagen de la Virgen a la que dirigir sus rezos y plegarias por lo que todas ellas fueron dirigidas al cielo, en especial las de un frailecillo llamado Fray Martín de la Cruces, para que les otorgara una Imagen a la que venerar”.
“Días más tarde una visita inesperada llegó al convento. Un caballero montando un vistoso caballo blanco portaba en una mano una resplandeciente cruz roja y en la otra una Imagen pequeñita de una Virgen. El caballero llamó a los frailes del convento y en especial a Fray Martín y le entregó la Imagen de Nuestra Señora diciéndole: “Aquí tienes el remedio de tus fatigas y el remedio para Antequera”.
Se recreó en lo que se vivirá el próximo sábado 10 de septiembre: “Y Antequera volverá a ser Pascua Florida en este septiembre de Procesión Magna y de Centenario de Coronación. Y lo será con Santa Eufemia y la Virgen del Carmen, con María Auxiliadora y el Simpecado del Rocío, con la Virgen del Rosario y con Consolación y Esperanza, con Vera Cruz y Piedad, con Mayor Dolor y Consuelo, con Dolores, Paz, Socorro y Soledad y con el Señor, el Santísimo Cristo de la Salud y de las Aguas. Magna procesión para una Antequera inmensa, Magna Coronación para una Imagen eterna. Imagen Coronada e Imagen entregada y recibida”.
Y término con una exaltación que fue respondida con una gran ovación al decir: “Y es que… aún no teniendo la suerte de haber nacido en Antequera se puede ser antequerano solo soñando con Ella. Porque la piedra que más se antoja el olivo de más color, la espadaña más airosa, el verde con más candor, las campanas más melódicas, los dulces con más sabor, con sus hornos más blancos y el pan con más calor, con la luz más infinita –porque aquí es donde nace el Sol–. Y son ya antequeranos todos y sus avemarías y le rezarán a Remedios, explotando de alegría con rezos y gozos eternos. Y son ya tan antequeranos que la harán Virgen de su fe y no querrán vivir de otra manera, solo quieren poder rezarle y tenerla siempre muy cerca”.