La Semana Santa de Antequera de 2016, la del Año Jubilar de la Misericordia, ha tenido un Pregón cargado de historia, compromiso, reivindicación, exaltación, sentimiento, testimonio y esperanza como marcan las últimas palabras del pregonero, el sacerdote antequerano, padre Juan Manuel Ortiz Palomo: «Que la Caridad y el perdón sea el fundamento de todo lo que hagáis. Así cuando vayáis por las calles con mis imágenes, lo que todos verán es que son el testimonio de mi gran amor».
Y también: «Que no se os olvide nunca, que al final de la vida os examinaré de ese amor. No de lo que hayáis tenido, de lo importantes que hayáis sido o de todo lo que hayáis hecho, sólo me interesa si de verdad me habéis amado. Al final, mi pregunta será sólo esa ¿me amas? Y espero, por toda respuesta, un gran SÍ». No dudó tampoco en respaldar al Sitio de los Dólmenes de Antequera como Patrimonio Mundial, realizando el gesto de «piedra sobre piedra».
https://www.youtube.com/watch?v=76cxCvXgq4c
El acto en Los Remedios
La iglesia de Los Remedios acogió en la tarde-noche del sábado 12 de marzo el LXV Pregón de la Semana Santa de Antequera, que contó con una introducción musical de música sacra de un trío de cuerda, formado por Francisco Javier Santiago al violín, Lidia Colado a la viola y Juan Bautista Manzanares al violonchelo.
Seguidamente, el pregonero del pasado año 2015, Manuel Díaz Ruiz, evocó su vivencia personal de pregonero y dio su relevo al sacerdote antequerano, padre Juan Manuel Ortiz Palomo, quien desde 2013 está en Roma concluyendo el Doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, mandado por el Obispado de Málaga.
El Pregón del Año de la Misericordia
El pregonero destacó por su forma de exponer el anuncio de la Semana Santa. Huyó del día a día de las procesiones por orden de salida en Antequera y recurrió a narrar la Pasión, Muerte y Resurrección, según Antequera, con citas bíblicas que relacionó con las imágenes de cada hermandad. Fue claro, contundente y reivindicador.
Ortiz Palomo empezó apagando las luces del templo, en penumbra solo con una velas al pie de una cruz. Agradeció al Señor el poder estar allí, a sus padres, a Antequera y a la Agrupación de Cofradías. «Al Señor, Aquel que se fijó en mí y me llamó a su servicio. A mis padres, que con su buen ejemplo y sencillez, «son la tierra buena» donde comenzamos a dar fruto mis hermanos y yo. A los hermanos y amigos en la fe que hoy me acompañáis aquí, y a los que con sus consejos y oraciones, han hecho posible este Pregón. Y a la Agrupación de Cofradías de Antequera, por permitidme saldar parte de la deuda de gratitud que tengo con la tierra que me vio nacer».
Pero nada más empezar se apagaron las luces y rezó el salmo 139: «Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Tanto saber me sobrepasa. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque son admirables tus obras. Señor, sondéame y conoce mi corazón».
Subrayó las raíces cristianas de Antequera: «Una pequeña referencia que, sin embargo nos recuerda que, aquí, en nuestra tierra antequerana, a principios del siglo IV, los cristianos ya vivían y creían en ese Dios que nos ama con locura. Sí, en el mismo Jesucristo, al que nosotros, los cristianos del siglo XXI, seguimos proclamando como nuestro Dios y Señor».
Así como a los hechos de 1410: «Aunque, también es cierto, que para acercarnos a contemplar nuestra Semana Santa, no es necesario remontarse tan atrás. Su historia arranca con la entrada de la ciudad en la Edad Moderna. Me refiero a la incorporación, el día de santa Eufemia de 1410, de Antequera a la corona de Castilla, de la mano del Infante don Fernando. Tras el paréntesis de los siglos de presencia musulmana, «salió el sol por Antequera», y Dios quiso, que nuestra ciudad volviese a ser un lugar privilegiado donde la fe cristiana, arraigó con hondura».
Utilizó elementos para destacar las partes de su texto (toalla para el lavatorio de los pies, cíngulo, almohadilla, capuz, crucifijo, corona de espinas, rosa roja y blanca y un cirio). Pidió poner a la mujer en el sitio que se merece y no tras el hombre. Destacó la importancia de las redes sociales, pero llamó la atención de los cofrades para que las utilicen para evangelizar y no para otras cosas fuera de sitio. En el Año de la Misericordia, pidió piedad para los que sufren, reclamó la defensa de la vida contra el aborto y la eutanasia.
https://www.youtube.com/watch?v=IpuRf7yxsEw
https://www.youtube.com/watch?v=PGza_fKH0uk
La importancia del Misterio Pascual
El pregonero destacó la importancia de la liturgia en Semana Santa «cuando en la tarde del Jueves Santo nos sentamos en la mesa del Señor para participar en su Última Cena. «Tomad y comed, esto es mi cuerpo; tomad y bebed este es el cáliz de mi sangre, […] haced esto en memoria mía» (cf. Mateo 26, 26-28), son las palabras y el gesto con el que el Señor quiso entregar su vida y quedarse para siempre entre nosotros».
«Desde aquel día, la Iglesia y los cristianos, sabemos dónde podemos encontrar al Señor realmente presente: en el sacramento de la Eucaristía. Jesús se entrega alimentando nuestras vidas y nuestra fe con su cuerpo y con su sangre.
Un cristiano no puede vivir sin la Eucaristía. Es el verdadero alimento de nuestro ser. No porque lo digamos los curas, que a veces hablamos más de la cuenta. Lo es, porque así nos lo dice el propio Jesucristo: «el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna». Para a continuación apostillarlo afirmando que: «yo lo resucitaré en el último día» (Juan 6, 54). Ni más ni menos.
No es un mero capricho, ni se trata de ir a la iglesia a echar un rato. En nuestra forma de vivir la Eucaristía nos estamos jugando participar de la felicidad que Dios ha soñado para nosotros. Seguro que si cuando acudimos a misa, lo hiciéramos con esa esperanza en el corazón, participaríamos de la misa de otra manera».
El milagro de las «vegas»
Apuntó que es difícil de explicar a quienes no han tenido la suerte de nacer en esta tierra, «pero que no son más, que una expresión de esa fe «que mueve montañas», de esa fe sencilla que se «hace oración metiendo el hombro», que se expresa en el esfuerzo de cargar con premura con ese peso, por las empinadas calles y cuestas de nuestra ciudad.
Vuestros sagrados titulares «son llevados a la Vega» a bendecir nuestros campos. Y no sólo a ellos, sino a todos los que vivimos y llevamos en el corazón, a esta bendita ciudad de Antequera. ¡Hermanacos, gracias por hacer, cada Semana Santa, fácil lo imposible!».
A los cofrades les pidió
Que mantengan lo heredado de generaciones pasadas que han legado el patrimonio que hoy se tiene, evitando introducir modas de fuera y hábitos como vestir con frecuencia a las imágenes. Dejar las procesiones extraordinarias para algo que no sea habitual y no tan repetidas como se está dando. Que se sientan lo que son, parte de la Iglesia, de la que formamos todos y no solo el clero.
«Porque vengan más turistas no podemos renunciar a nuestra esencia, no podemos convertir nuestra Semana Mayor en un «parque temático» para atraer el interés de los que nos visitan. La Semana Santa, las cofradías, son otra cosa muy distinta. Sois, fundamentalmente, un grupo de hombres y mujeres que creen en Cristo y en María, su madre; y que por esa fe, que por ser cristianos, también salen a la calle manifestándola de manera pública. Todo lo demás habrá que ponerlo «en cuarentena».
Y fue muy aplaudido cuando dijo: «Sobre todo ahora, que algunos andan muy ocupados en decir que la fe no tiene sentido, que es una rémora del pasado o una cuestión privada que no le importa a nadie. Yo miro a mi alrededor, y viéndoos a vosotros, a los cofrades, veo que quien dice eso, está en un grave error. Por mucho ruido que hagan en los medios de comunicación».
Y también expuso el respeto a la Fe: «¿Veis cómo nos siguen sobrando los motivos para profundizar en nuestra fe, y desde ahí, para seguir saliendo a las calles a decirle a todos en quienes creemos los cristianos, que la fe cristiana es algo importante para nosotros?
Sin imponer nada a nadie, pero tampoco sin permitir que nadie venga a decirnos lo que tenemos que hacer, sin respetarnos en lo que somos y en lo que creemos. Ese respeto es la base de la convivencia democrática».
El cuarto sacerdote que ha pregonado nuestra Semana Santa, el antequerano padre Juan Manuel Ortiz Palomo, realizó un Pregón de Fe, de celebración de la Semana Santa desde el Misterio Pascual, usando citas bíblicas y relacionándolas con las imágenes de las cofradías. Se paró en el momento de hablar de las «vegas» y pidió a los cofrades que se muevan por la Fe y no por el Turismo y otros elementos que distraen la raíz de lo que celebramos estos días.