jueves 21 noviembre 2024
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Saray Ruiz, la penitente invidente de la Virgen del Socorro, que sigue la devoción de su familia

La Fe es algo que no se puede ver, sólo se siente, se tiene dentro y se deja llevar por lo que el corazón ordena. La Fe es lo que siente Saray del Rocío Ruiz Tortosa (Antequera, 29 de marzo 1998), hija de Juan Antonio Ruiz Melero y María José Gómez López. Tiene tres hermanos: Rosa, Belén y Juan Manuel. Es penitente de la Virgen del Socorro. Esta Semana Santa de 2020 en la que no veremos a nuestras imágenes devocionales por las calles, la Fe nos llama a cada uno para sentirlas dentro, como lo hace cada día Saray, quien pone a su corazón como instrumento de sentir su particular devoción a la Virgen del Socorro que le viene de la familia de su padre, hermanaco que fue de Ella.

 

El Viernes Santo de 2019, mientras la Cofradía del Socorro esperaba para tomar la decisión de salir o no por la lluvia, nos encontramos a un grupo de jóvenes vestidas de penitente, pero sin el capirote. Entre ellas, Saray, quien habíamos conocido en la Presentación del Cartel de la Real Feria de Agosto de Antequera, tras una magnífica interpretación al piano. Nos acercamos a ella y le preguntamos directamente: ¿pero tú eres penitente de la Virgen del Socorro? Con su habitual sonrisa, nos dijo que sí, le pedimos permiso para fotografiarla y quedamos en llamarla para entrevistarla para el número de este año.

Meses después, quedamos para entrevistarla y sin problema alguno ella empieza compartiendo que nació prematura con seis meses y estuvo en incubadoras en Madrid y en Málaga el tiempo que le quedaba para llegar a los meses adecuados. No puede ver porque “nací con ese problema y fue en Madrid cuando se dieron cuenta que era invidente”.

Creció con toda normalidad: “Mi niñez fue como la de cualquier niño; estudié primero en las Recoletas, de allí me fui al León Motta donde estudié de Primero de Primaria hasta Sexto. Después los cuatro años de Secundaria los hice en el Pedro Espinosa. Y desde  mi niñez me encantaba la música como ahora. Con 4 años tocaba ya la armónica y noté que la Música llamaba a mi vida”.

A los 8 años “comencé el Conservatorio en la Casa de la Cultura y tengo muy buenos profesores. Ana Cárdenas me enseña lenguaje musical y Teresa Moreno, piano. De coro también me lo dieron estas dos profesoras, aunque hay más asignaturas. De lo de la armónica no me acuerdo, siempre me han contado la anécdota de que con 4 años mi madre estaba planchando y yo estaba en una silla pequeña que aún la tengo. Me pusieron música mis hermanos y me puse a tocar la armónica con el disco entero de La Oreja de Van Gogh. Mi madre no se dio cuenta y mis hermanas le dijeron lo que estaba pasando y que estaba tocando la armónica. Mi madre habló con mi profesora de la ONCE para decirle que me encantaba la música y hablaron con el Conservatorio donde empecé a los 8 años”.

Una pasión que llevó al Colegio. “Recuerdo que cuando mi profesora de apoyo de la ONCE, Loli Corbacho, se enteró de que tocaba la armónica le dijo a mi madre que la llevara al colegio y cuando acababa la lectura, la tocaba, porque estaba aprendiendo braille. En el momento en que terminó de corregir me dijo que hiciera lo que quisiera, que estaba acabando una cosa, yo cogí el radiocasette y me puse a tocar la armónica”.

Ahí empezó la Música a marcar el ritmo de su día a día: “Voy al conservatorio, ayudo en casa lo que puedo y voy aprendiendo porque, bueno, mis proyectos son los de cualquier persona: irme a vivir sola, tener mis niños si puedo… Ahora el Conservatorio me ocupa mucho tiempo porque tercero de profesional de piano hay que estudiar mucho, pero me gusta. Mi apoyo es siempre la familia, mis padres aunque mi padre no está ya, pero sé que me está apoyando. Sobre todo, mi familia que me apoya y me da fuerzas”.

¿Cómo llevas tu vida en una sociedad donde se exige tanto?: “Pienso que soy una persona luchadora y que me adapto a las situaciones que van llegando y llevarlo todo de la mejor forma posible porque a mí me gustaría tener una vida como la de todo el mundo”. Cuando estás con el móvil y el piano y nos quedamos sin palabras, ¿qué piensas?: “Hay gente que son ignorantes y me ven con el móvil o con el piano y se sorprenden de que pueda hacer eso y yo siempre le digo que intento ser igual que los demás. Sé que tengo mis limitaciones, pero intento superarme cada día y luchar y superar todo lo que venga como el resto de personas”. Nos deja sin palabras.

Entendemos que cuando alguien se queja por cosas superfluas, a Saray le dan ganas de decirles: “Que intenten seguir adelante porque hay problemas peores. A mí por ejemplo cuando tengo algún problema y no sé cómo arreglarlo, siempre le pregunto a una persona que tenga mi misma discapacidad para que me informe. El hecho de que la otra persona esté en la misma situación te ayuda mucho, por eso yo aconsejo eso, que hable con otra persona y seguro que hay problemas peores”. 

La vida no es solo tener problemas… “Cuando estamos centrados en ese problema, no estamos pendientes del resto de cosas buenas que tenemos. Yo siempre vivo pensando que lo mejor está por llegar y no pierdo la esperanza de que algún día pueda ver. Siempre comento que me gustaría ver para ver la cara de mis padres, de los colores y la gente me dicen… para lo que hay que ver; y claro, es difícil, porque si a mí me dieran a elegir: sin duda elegiría tener vista”.

Su padre le dio la devoción a la Virgen del Socorro, a la que pudo acariciar 

Estamos en un número de Semana Santa. ¿De dónde viene su devoción a la Virgen del Socorro?: “Fue por mi padre que también la sacaba como hermanaco, junto a amigos suyos y bueno, casi toda mi familia es de la Cofradía. Mi hermano quiere sacarla cuando cumpla los 18 años. De hecho, una amiga mía fue la que me dijo que me apuntara a la Cofradía para salir de capirucho y me dio un Cartel donde había una imagen de la Virgen y mi tío recortó la foto y tengo esa foto en un marco que me hizo mi tío y la tengo en mi habitación”. 

Antes de salir en Semana Santa, ¿cómo es su devoción diaria?: “Me gusta ir por la mañana a verla, pero lo que más deseaba era poder tocarla, ya que no puedo verla. Así a una persona de mi Cofradía le dije que me gustaría tener esa sensación porque siempre había tocado el manto. Esa amiga me dio una sorpresa y cuando salí del Conservatorio me llevaron a la iglesia y la camarera de la Virgen, mientras la vestían, me dejó tocarla. No sé describirte lo que sentí. Más tarde, cuando te escuché en tu Pregón, me acordé de ese momento y me ayudó a combinar mis manos con tu descripción. Es mágico cuando me acerco cuando sé que está ahí, al lado, aunque no la vea, pero la siento”.

Entre sus amigas de la Cofradía, María Inmaculada Sánchez Gallardo nos comparte que sentir su devoción con Saray es “tener mucha emoción porque ella ya era muy devota cuando la conocí, fue poco antes de Semana Santa. Siento felicidad por poder ayudar a alguien a hacer algo de lo que tiene muchas ganas y es difícil de conseguir, sobre todo si tiene que ver con la Virgen y es por devoción a Ella. Es más, ella ni la ve, ni ve todas las cosas extraordinarias que hay los días de Semana Santa por la calle, por lo que es una devoción genuina, que es más emotivo aún”, no le hace falta ver para sentir.

Tiene una anécdota cuando le dieron la medalla de cofrade: “Mis padres me llevaron al Socorro sin decirme nada para entregarme la medalla y estaba mi amiga y nos la dieron a la vez y me dijo que estaba sorprendida porque era su ilusión estar allí conmigo en ese momento”.

Una devoción que mantiene y que así lo sintió con más énfasis cuando falleció su padre el 7 de abril de 2017. “Empezó a llevarla el abuelo de mi padre, Juan Ruiz Jiménez y cuando él falleció, mi padre tenía 18 años y empezó a sacarla hasta los 48 años que lo dejó por un problema en la rodilla, aunque sus amigos sí que la siguen sacando”. 

Me atrevo a preguntarte: ¿sentir ahora a la Virgen del Socorro es como volver a sentir a tu padre cerca de ti?: “Me emocioné cuando la toqué tan cerca, tal vez porque mi padre estuvo tantos años sacándola pues me emocionó. Ese día fue inolvidable y la sensación fue muy bonita y sentirla tan cerca, me cuesta describirlo… Sentirme en estado de shock como en una nube y decir: ¡cómo me está pasando a mí esto!”, nos emociona al mostrar que una imagen puede ser puente de unión con quienes ya no están con nosotros.

 

 
 

Penitente de la Virgen del Socorro, ayudada de la mano de una amiga

Estamos en un número de Semana Santa. ¿De dónde viene su devoción a la Virgen del Socorro? Y lo de salir de penitente, ¿cómo fue?: “Por una amiga de un amigo mío, él me dijo que le gustaba a ella la Semana Santa y yo me puse en contacto con ella y salí de penitente por primera vez. Mi madre me ayuda a vestirme, me prepara. Lo de penitente fue porque quería seguir saliendo algo en Semana Santa desde que empecé en la Cofradía. Yo pregunté qué podía hacer alguien como yo y me dijeron de penitente, pero tenía que venir alguien conmigo que me acompañara. Cada año pues me buscan acompañante. Lo único que no llevo es vela, una vez lo intenté pero era complicado la verdad; y es la mano de mi amiga la que me guía por las calles de Antequera”.

¿Qué significa la Virgen del Socorro para Saray?: “Pues todo, la tengo presente sobre todo por las noches, le doy las gracias por el día que he tenido, sea malo o sea bueno. Porque si es bueno, bien; y si es malo, se intenta aprender de los fallos o de lo que haya pasado. Le pido ayuda para mejorar y aprender de los fallos, le pido por las personas que están en el cielo, que estén bien y bueno… muchas cosas más. También en cualquier momento malo, le pido que me ayude, le rezo, le rezo mucho…”.

Devota, cofrade y penitente: ¿hay algo más que te gustaría hacer con tu Cofradía?: “Es verdad que alguna vez he querido correr la vega, pero… obviamente lo de la vega es imposible, paso por mucha tensión cuando pienso en la gente de mi familia corriéndola. Yo siempre me salgo antes del recorrido para hacer la vega andando y descansando, tras la Virgen. El sueño que tenía era salir con Ella y lo he cumplido. Lo de ser hermanaca también me hubiera gustado, pero es verdad que al no ver, tiene que ser muy complicado y con lo que pesa no creo que esté preparada. Una vez me dijo una amiga que mientras la acompañe, da igual el modo, que cada uno lo haga a su forma y por no correr la vega o no ser hermanaca, no pasa nada, tú la acompañas como puedas”.

Así es la historia de Saray. Estos días que estamos eclipsados por el coronavirus, son oportunos para reflexionar por lo que tenemos y somos capaces de ver o no, como la fe que tiene Saray, quien termina diciéndonos: “Sensaciones de alegría el día que sale, incluso mi madre cuando pasamos por la iglesia me avisa, me santiguo y le rezo un poco cuando voy en el coche. Siempre es una sensación de alegría, de que estoy con Ella…”. Un ejemplo para vivir la devoción particular en esta Semana Santa aunque no las veamos en procesión.

 
 

 
 

 

 

Información básica para el coronavirus
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· Qué es el coronavirus: Virus que circulan entre animales, pero que algunos pueden afectar a los humanos, el nuevo se identificó en China a finales de 2019.

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· Prevención: Lavar las manos frecuentemente. Evitar tocar los ojos, la nariz y la boca. Al toser, cubrir la boca con un pañuelo desechable o contra el brazo con el codo flexionado. Con síntomas respiratorios, evitar el contacto próximo con otras personas.

· Con síntomas: No acudir al Hospital, sino llamar a los teléfonos indicados: 900 400 061 y 955 54 50 60 (Salud Responde).

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