El miércoles 8 de septiembre, fiesta local, hubo solemne Eucaristía presidida por el vicario y nuevo Rector del Seminario, el antequerano Juan Manuel Ortiz Palomo.
Por segundo año se tuvo que suspender la procesión por la pandemia y en el fondo, esperanza ante el 2022, el año que será de los Remedios por las efemérides que conmemorará, como bien explicó la historiadora Eugenia Acedo al desvelar el Cartel del artista Félix Revello de Toro.
Tras la Salve en el inicio de su festividad, el templo estuvo abierto de 10 a 14 y a partir de las 19,15 horas hasta el término de la Eucaristía. Fue transmitida en directo por El Sol de Antequera.
La Virgen se dispuso ante la cristalera de su camarín, bajo un dosel. Revestida con un terno del siglo XVIII realizado en espolín con motivos vegetales.
Las coronas y el rostrillo en plata dorada del siglo XVIII, ataviados por su camarera Pilar Muñoz Blázquez.
El exorno floral, por Fonsi Muñoz, a base de lilium, lisiantum y nardos. Todo dando contexto al altar de la Patrona colocada sobre la peana de carrete de su trono y la canastilla, portando además la “ráfaga de 8”.
El grupo Euterpe acompañó musicalmente la misa, con el canto de entrada “Cuánto de amores”, misa de Angelis, Ave María de Árcadel, Pan Divino y Glorioso de Francisco Guerrero, Ave Verum Corpus de Mozart, con gregoriano de José María Gonzáles y la Salve final.
La Eucaristía presididapor el nuevo Rector del Seminario
A las 20 horas, procesión claustral desde la sacristía y paso por la nave central. Eucaristía presidida por el vicario Juan Manuel Ortiz Palomo, antequerano también responsable del Seminario. Concelebraron el arcipreste Antonio Fernández y los salesianos David Morales, Francisco Fernández, Felipe Acosta y Félix Martín.
El esclavo mayor Juan Manuel Díaz realizó la monición de entrada, así como las lecturas las realizaron Loli Sánchez y Marta Moreno. En las peticiones, intervino María Moreno.
Presidió el Vicario y realizó la homilía el Arcipreste, quien pidió a la Virgen que proteja a la ciudad. Aludió lo que significa septiembre en Antequera, donde huele a nardos, rosas y azucenas. “El día de la Madre de todos los antequeranos”.
Está en el centro de la ciudad para estar más próxima a todos los vecinos. “Tenemos que tenerla también en el centro de nuestra vida para apoyarnos en tiempos difíciles como los que vivimos”.