El 350 Aniversario de la primera rogativa por petición de lluvia al Señor de la Salud y de las Aguas, culminó con una misa presidida por el obispo de Málaga, Jesús Catalá Ibáñez, en el Paseo Real de Antequera, durante la que llovió ligeramente; y se concluyó el día especial con una procesión extraordinaria de regreso.
A mediodía, nada más llegar a la carpa montada en el Paseo Real, llovió con intensidad por unos minutos, hasta que paró a primera hora de la tarde, momento en el que jóvenes le dedicaron un Vía Lucis al Señor.
Luego, a las 19 horas, comenzó puntual la Eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis de Málaga y concelebrada por sacerdotes, que contó con el acompamiento musical de la Banda Sinfónica Virgen de las Angustias bajo la dirección musical de Víctor López, que contó con el tenor Luis Pacetti, la soprano Lourdes Martín; el organista Antonio del Pino y el coro de la Catedral de Málaga.
Durante su homilía, aludió a la fiesta de Pentecostés y a lo que pasó hace 350 años, fecha en la que Antequera imploró para que lloviera, rezando y procesionando al entonces Cristo de la Salud, por lo que desde entonces se le llamó «y de las Aguas».
Además, monseñor destacó: «Queridos antequeranos, el Espíritu Santo es como lluvia en la sequía, como rocío del cielo, como agua suave que penetra la tierra y la fecunda. Una vez, hace 350 años, recibisteis agua abundante que fecundó vuestros campos y sació el hambre».
Y destacó: «¡Dejad ahora que la lluvia divina del Espíritu Santo penetre vuestras almas, ablande vuestro corazón, abra vuestros oídos a la Palabra de Dios, fecunde vuestro trabajo y os llene de alegría! ¡Que esta tarde venga una lluvia abundante, divina, del Espíritu Santo!».
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Procesión de regreso sin apenas rastro de la lluvia
Durante la misa, llovió ligeramente, lo que obligó a abrir paraguas que tras cerrarse, se volvieron a abrir al empezar la procesión, pero la Real Hermandad no tuvo duda y emprendió el regreso a casa.
Multitud de devotos tras el palio, abriéndose paso por la Alameda de Andalucía, entrada a calle Infante don Fernando con saludo a la Esclavitud de los Remedios, Pollinica y finalmente Mayor Dolor en las puertas de San Sebastián.
Empezó la subida de las cuestas, con una agradable temperatura y sin presencia ya de ninguna llovizna ligera que paró en la puerta del Ayuntamiento, tras la más intensa durante la misa.
Saludo en la citarilla y en el Portichuelo y regreso a su templo, bajando por la complicada Cuesta Real para ofrecer bengalas en la puerta del trono, entrando dentro antes de las 12 de la noche.
Finalizaba una procesión marcada por el 350 aniversario, en la que el temor por la lluvia no empañó el lucimiento de la Real Hermandad que tuvo a la venerada imagen durante más de 12 horas fuera de su templo para conmemorar esta efemérides.