El pasado 21 de septiembre, se celebraba reunión de la Junta de Gobierno de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Antequera en la que se designaba al pintor cordobés Jesús Zurita Villa como autor del cartel de la Semana Santa de 2022.
Tras realizarse un sorteo, se determinaba que el motivo de esta obra sería la Cofradía de los Dolores. “Se trata de un encargo que cojo con mucha ilusión porque la Semana Santa de Antequera tiene una personalidad muy fuerte y me gusta mucho. Ha sabido a lo largo del tiempo ser fiel a su estilo, y no guiarse por otros predominantes como pueden ser los de Sevilla o Málaga”, destaca el autor.
“Tiene una identidad muy fuerte, que además es producto del paso de los siglos, y representar eso en un cartel es un aliciente, porque es una cosa distinta. Además, el patrimonio que tiene la Semana Santa de Antequera es tan bueno que se presta a que la representación que se haga del mismo tenga una base muy interesante”, resalta Zurita, satisfecho con que la hermandad elegida haya sido la de los Dolores, “porque es emblema del estilo antequerano y una especie de reliquia al haber sabido mantener su identidad y con una calidad de las imágenes y su conjunto espectacular”.
Para este licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, este encargo es un nuevo reto que se une a una larga lista de trabajos “con más de treinta carteles entre los que se podría destacar el de las Glorias de Sevilla, el de la Semana Santa de Vélez-Málaga, el Centenario del Huerto de Málaga, el tercer Centenario de la Pastora de Cantillana, el del tercer Centenario de la Capilla de Santa Catalina de Sevilla o el de los Estudiantes de Sevilla”, entre otros.
Está especializado en Conservación y Restauración, labor que compatibiliza con la docencia. “Siempre me han interesado mucho los valores plásticos y el paso del tiempo en las obras de arte, por eso muchas veces cuando pinto o dibujo lo hago sobre soportes antiguos o los embellezco para que dé ese aspecto”.
Seleccionado en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores, “allí desarrollé un proyecto basado en el dibujo y la composición”. Su sentimiento cofrade nace en su localidad de El Carpio (Córdoba), donde por motivos familiares forma parte de la Hermandad del Nazareno. “Espiritualmente me interesa la Semana Santa de mi pueblo y de mi hermandad, pero a nivel patrimonial y artístico procuro explorar para conocer cada vez más”.
El encargo de Antequera le llega por mediación del joven artista Ángel Sarmiento, “que me recomienda a la Agrupación, y a través de él nos ponemos en contacto, les enseño mi trabajo y me designan cartelista”.
Ya trabaja en una obra fiel a un estilo “en el que planteo una especie de falsos históricos, eso es un término que se usa en restauración cuando, por ejemplo, una obra de arte antigua tiene un añadido que imita al antiguo. Conceptualmente me baso en eso, intentando producir imágenes que de algún modo se basen en la tradición, pero a la vez tengan una vertiente contemporánea. Es mezclar la antigüedad con la contemporaneidad, y además me interesa mucho el tema iconográfico introduciendo elementos simbólicos que doten al cartel de una profundidad con sentido. Por una parte, me interesa que el cartel tenga una estética bonita basada en lo antiguo, pero a la vez tenga una dimensión contemporánea con una profundidad a nivel simbólico depositada en el uso de esos signos que por lo general busco de la Edad Media o de grabados renacentistas”.
“El único condicionante que se me ha puesto ha sido el de la elección de las Imágenes Titulares, por lo que lo que quiero hacer es mezclar elementos históricos de la Ciudad de Antequera con los de la propia Semana Santa”, explica el artista, que está desarrollando un trabajo de documentación antes de emprender la obra. “El barroco antequerano ha sido tan estudiado que ofrece la ventaja de poder documentarte muy bien”.
Cuenta con el conocimiento previo de haber visitado Antequera, y más concretamente la iglesia de Belén; donde pudo disfrutar de “una Imagen soberbia, que además se presenta con una identidad muy propia y característica. Para los que somos de fuera, encontrarnos con estas particularidades es algo que nos atrae mucho”.
Sobre la Semana Santa de Antequera, que no ha tenido la ocasión de vivirla en directo, destaca “cómo se desarrollan los recorridos procesionales y, sobre todo, el patrimonio que sale a la calle, ya que para los que somos amantes del arte, encontrarnos con un palio como el de la Virgen de los Dolores, es una maravilla”.
También considera importante aportar “la visión del extraño”. “A los que somos de fuera nos llaman la atención muchas cosas que a los que estáis allí os pasan desapercibidas por tenerlas asumidas. Esa sorpresa que nos produce la Semana Santa de Antequera, a la hora de representarla, probablemente sea interesante por destacar cosas que los de Antequera consideráis como normal”, añade.
La cartelería como un estilo con carácter propio
Reflexionando sobre la cartelería cofrade, Jesús Zurita lamenta que “hay mucho intrusismo, no en el sentido negativo de competencia desleal, sino que es verdad que el mundo cofrade atrae a muchos aficionados que vuelcan su aprecio por la Semana Santa en carteles que quizá tengan más voluntad que acierto”. “También es cierto que, últimamente, se está desarrollando una nueva ola de artistas que, además de tener su obra profana, vuelcan su identidad plástica en carteles cofrades que son grandes obras de arte”, añade.
“Muchas veces parece que las obras populares o que se hacen para todo el mundo no tienen valor, y nada más allá de la realidad”, manifiesta poniendo como ejemplo que “en Estados Unidos, en el siglo XX, se desarrolló el Arte Pop que tiene una gran calidad y valor. Hablamos de arte público, igual que se hacen monumentos o se abren colecciones para que todo el mundo las visiten, también se hacen obras de arte que son carteles que más allá de anunciar una cosa que no hay que anunciar porque ya se sabe que va a pasar, lo que hacen es invitar a la reflexión sobre nuestra cultura más próxima”.
¿Es lo mismo hacer un cartel que una pintura? “No, para nada, porque independientemente del aspecto que tenga un cartel, que sea más próximo a un estilo figurativo o realista, un cartel tiene que tener ante todo una potencia visual que no tiene porqué tener un cuadro. Quizá un cuadro sea como una novela, y un cartel una especie de poesía breve que te impacta y te cautiva en un instante”, concluye el autor del cartel de la Semana Santa de 2022.