Una junta gestora ha sido nombrada por el Obispado con el fin de recuperar la antigua hermandad de la Virgen de la Salud en la iglesia parroquial de Santiago, que tiene sus orígenes en 1507 y tuvo su última gran época entre 1985 y 1998 cuando Santiago se convirtió en el referente de vida parroquial de Antequera.
El nuevo fiscal de la gestora, Miguel Rodríguez Fernández, nos mandaba el sábado 2 de julio un comunicado del párroco Francisco de Paula Baquero por el que exponía que “el Vicario General del Obispado de Málaga, Antonio Jesús Coronado Morón, autoriza la constitución de una comisión gestora
para la reorganización de la Hermandad de la Virgen de la Salud y Santiago Apóstol”.
Con fecha 14 de junio decreta como máximo responsable, en calidad de comisario, al propio párroco. Y además de Rodríguez, forman la junta: José Jesús Vegas Melero como secretario, Juan Francisco Mesa Palomo como tesorero y Socorro González Gallardo como albacea general. Cuando se reúnan y decidan sus primeras acciones, les entrevistaremos para estas páginas.
Tras el anuncio, el último hermano mayor que tuvo la hermandad, Francisco González Rodríguez, entregó la documentación que mantenía, que se une a la que ya existía depositada tanto en el Archivo Histórico como el Museo de la Ciudad.
La Historia de la Salud
Las primeras normas de la cofradía fueron aprobadas el 18 de octubre de 1514. Su patrimonio era muy rico, como demuestra el estandarte de plata repujada del siglo XVIII, que fue vendido en el siglo XX y actualmente se expone en el Museo de Artes Populares en Málaga.
Desde 1998 hasta ahora, González ha mantenido la representación, documentación, depositó los documentos antiguos en el Archivo Histórico y costeó la custodia de las joyas en una cámara acorazada hasta que se abrió la sala específica en el Museo de la Ciudad.
La Hermandad “surgió como un paso más de la vida que llegó a tener la Parroquia de Santiago con Manolo Cobos como párroco que consiguió crear un grupo de doscientas personas. Se llegaron a construir los salones, la renovación del suelo de la iglesia, los retablos, el camarín de la Virgen de la Salud…”, entre otras muchas iniciativas.
Lourdes Ortega fue camarera de la Virgen, que como otras familias en la ciudad, mantuvo ese patrimonio por lo que no se perdió y llegó hasta nuestros días. Así se pudo lucir lo que se conservaba y luego se depositó en el Museo. Mantos, sayas, joyas, coronas… que forman parte de uno de los más variados patrimonios cofrades de la ciudad.
Para González: “La Virgen de la Salud fue un paso más de la unión y vida de una parroquia donde las personas mayores, la formación, Cáritas y la propia cofradía estaban unidas y se consiguieron muchos proyectos”.
En 2013 ya se intentó reorganizar. “La Virgen tiene una gran historia de patrimonio y devoción y los cofrades deben de ser cristianos comprometidos con su parroquia y con su devoción y no estar por estar en otra cofradía”.