Cuando hablamos con Virginia y Chelo Paradas Melero hay algo que no pueden ocultar: la ilusión con la que recuerdan cómo comenzaron, todo lo que han vivido, y el optimismo con el que esperan el futuro.
Fue el día de San Miguel de 2001 cuando decidieron que las inquietudes que les unían tenían que desembocar en algo positivo, y fueron a ver el local que desde diciembre de ese mismo año se convertiría en su segunda casa. Desde ese día, visten a novias de Antequera y toda la comarca, a madrinas y a niños de comunión: “Tenemos una cartera de clientes bastante extensa, de toda la comarca, y sobretodo tenemos a muchísimas novias que hemos vestido en estos 20 años que ahora vienen con sus hijos para celebrar la comunión”, nos dice Virginia.
La experiencia es importante a la hora de vestir una novia y creen que tienen ‘una psicología a la hora de vender, intentamos asesorar teniendo en cuenta cada estilo, cada novia’.
Además de tener las mejores marcas, disponen de un taller en el que personalizan los deseos de las novias y la experiencia es importante en ese momento.
Las dos solas no hubiera sido posible
“En estos 20 años hemos llegado al culmen. Estamos muy contentas con lo que tenemos. Hemos pasado crisis y lo hemos ido superando, todo gracias al esfuerzo de todas, de nosotras dos y del equipo tan importante que tenemos. Las dos solas no hubiera sido posible. El taller y la costura es la cocina de un restaurante, y tenemos la suerte de tener un equipo muy bueno”.
Sobre Antequera y el sectorVirginia lo tiene claro: “Es un sector bastante especial, ten en cuenta que es el traje de tu vida. Es una clientela muy exigente. Nosotros lo entendemos. Ya con que entre el público por la puerta, con que tengan la delicadeza de entrar en nuestro comercio, ya lo agradecemos”, asegura Virginia, con el apoyo de su hermana Chelo.