¿Quién no ha probado algunas de las hamburguesas completas normales o de pincho, un ‘Chachipiruli’, un ‘Popeye’ de cerdo o pollo, alguno de los ‘Músicos’, serranitos, el gran ‘Taetón’, los camperos de todo tipo y los deliciosos sandwiches de Súper Pollo Burguer?
El que lo haya hecho, sin duda, habrá repetido; ya que la calidad y el sabor son sinónimos de éxito en este legendario establecimiento que ha alimentado a generaciones de antequeranos. Y siguen renovando la clientela que, de padres a hijos, siguen demandando sus bocadillos de siempre en su establecimiento de Parquesol.
Al frente del negocio está Soledad Acedo Sánchez, que desde que se hiciera cargo de este negocio en el año 2000 está dedicada a ofrecer calidad, cantidad y buen precio a sus clientes. “Estoy muy contenta, si la gente me responde es por algo. Nosotros ofrecemos calidad precio”, explica.
El servicio y trato con el público son señas de identidad de Super Pollo: “Influye todo, no solo la calidad. Nos prestamos a todo lo que el cliente necesita, siempre y cuando se pueda hacer… Aquí hacemos los bocadillos al gusto, aunque en la carta vienen con unos ingredientes concretos”.
Ante todo, defiende que la clave de que a todo el mundo le guste sus productos está “en la calidad, ya que por ejemplo las hamburguesas las hacemos nosotros mismos, las patatas no son congeladas sino las de toda la vida que pelamos en casa… Todo lo que ofrecemos al público lo elaboramos nosotros”.
Amplia carta para todos los gustos
“Tenemos en la carta unos 30 bocadillos distintos para todos los gustos, aunque la gente tiene algunas preferencias. Los que más se venden son las hamburguesas, los camperos de pollo y el taetón porque es el más grande”, detalla Soledad, asegurando que con el paso de los años parece que las preferencias y gustos del público no han cambiado.
Eso sí, se ha ampliado porque los que hace veinte años eran muchachos, ahora ya son padres de familia, y sus hijos también se han convertido en fieles de Súper Pollo Burguer. Y es que, aunque tendamos a pensar que este tipo de establecimientos de restauración están dirigidos exclusivamente al público joven, en la práctica comprobamos que eso no tiene porqué ser así: “Me llama la atención que viene mucha gente mayor a comer su hamburguesa y eso me da mucha alegría”, señala Soledad.
“Aquí hay clientes habituales de toda la vida que se piden su bocadillo personalizado y me dicen por qué no le ponen su nombre a ese bocadillo. A lo mejor con el tiempo terminaré haciéndolo”, bromea la propietaria, tan preocupada por la calidad como por la higiene y desinfección de sus instalaciones, en las que elaboran los productos.
“Calidad no quiero que me falte porque yo funciono por la calidad. A nosotros nos podrán protestar por el tiempo o por otras cosas, pero por la calidad jamás”, añade.
A modo de ejemplo, explica que “la carne que compro es magro de primera y además bastante cantidad… Hay que tener en cuenta que nuestras hamburguesas pesan 150 gramos y los filetes de pollo entre 170 y 200 gramos y eso es lo que nos hace funcionar”.
Pero hay un secreto más, y es que tanto a Soledad Acedo como a todo su equipo “nos gusta mucho nuestro trabajo”. Y eso es algo que se nota.