Empezó ahí una aventura que tuvo su germen tras encontrar los planos de la casa del guarda de Menga, entonces, el director del Conjunto Bartolomé Ruiz
Se dio cuenta de que ese lugar
“podría haber sido el primer museo del Sitio que había habido en Los Dólmenes y, además, el primero de España”. A partir de ahí, Bartolomé Ruiz confió en ella para estudiar otros proyectos, como el del Museo del Sitio, una especie de
“arquitecta de guardia” que analizó, por ejemplo,
“el programa de usos del edificio que estaba a medio construir, intentaba ajustar las dimensiones… En el 2008 hice el primer informe en el que yo argumentaba técnicamente que era preferible quitar una planta al edificio porque iba en contra de todos esos valores paisajísticos que estábamos identificando en las investigaciones”, nos cuenta. Un acierto que después apoyó la propia UNESCO.
También ha coordinado a nivel de contenidos el proyecto museológico y precisamente de eso le preguntamos:
“El proyecto museológico está muy avanzado porque fundamentalmente se trataba primero de identificar cuáles eran esos vienes con los que queríamos contar mejor el yacimiento y el territorio. Eso ha sido un trabajo que se ha hecho estudiando los fondos que hay en el Museo de Málaga con un equipo muy interesante de la Universidad de Málaga y yo los he coordinado porque la idea era buscar la adecuación entre los bienes y el edificio”, detalla.
La exposición, por tanto, no es más que la fase intermedia entre bienes muebles e inmuebles. Una preparación que lleva hecha desde 2009, pero que se tuvo que actualizar cuando llegó la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO. Todo ello
“ha dado como resultado la sala de permanente, que llamamos Cosmovisión, que es la explicación de ese valor universal”, recalca.
Ella misma nos cuenta que esta explicación
“no existe en los otros bienes Patrimonio Mundial. No tiene una sala de este tipo”, por lo que la de Los Dólmenes
“es la primera dedicada exclusivamente a contar el por qué es Patrimonio Mundial. Esto es algo que ya se ha ejecutado del proyecto museológico, ya queda mucho menos”.
La importancia del museo
El aporte de un museo para el Sitio es clave, porque
“nos permite complementar la visita a Los Dólmenes”, explica Villalobos. Los Dólmenes
“son unos monumentos espectaculares que se explican bien de manera intuitiva, pero este museo nos va a permitir complementar la visita con las piezas que nos explican mejor lo que teníamos en la necrópolis, además del territorio y los asentamientos de las comunidades constructoras”.
Un edificio no solo para la parte que se expone a los visitantes, sino que cuenta también otras zonas
“muy importantes”, cuenta la arquitecta,
“como son el salón de actos, la sala de exposiciones temporales, espacios de aula para el aprendizaje y, por supuesto, las áreas internas de almacenamiento, restauración, despachos… Todo eso hace que sea una institución completa”.
Lo próximo a hacer por parte de la Consejería de Cultura es seguir completando esa exposición permanente, “que va a ser muy bonita con las piezas junto a esos ventanales, contando la relación entre ambos”, subraya. Además, “la ordenación paisajística del recinto”, volviendo a “coser” a nivel de vegetación y visualmente tras las obras. Y, a más largo plazo, relacionar Menga y Viera con El Romeral: “Hay una serie de conexiones previstas. Sería un proyecto muy bonito”.