El 1 de marzo de 1921 a las 3 de la madrugada en el número 23 de la calle del Ermitaño de Málaga, según consta en el Registro Civil de Málaga, cuyo certificado disponemos. Hija de Gloria Barruz Martínez, de 32 años, natural de Cambil (Jaén), “soltera domiciliada en el del nacimiento”, es decir, en la calle citada de Málaga. Como dato nuevo, “La Niña de Antequera” toma los dos apellidos de su madre y no se recogen los datos del padre.
Se casó con Antonio Plantón Casado, con quien tuvo un hijo: Antonio Plantón Barruz, que se casó con Francisca Durán Gutiérrez el 4 de abril de 1965 en la Basílica de la Macarena de Sevilla (en la fotografía, desde la izquierda: María Barruz junto a su hijo Antonio Plantón y el matrimonio de Antequera, formado por Carmen Herrera Fernández y Carlos Cruces Jiménez, quienes tuvieron gran amistad). Tuvieron cuatro hijos, los cuatro nietos de María Barruz: Antonio Manuel, Gloria, Rosa María y María Esther.
Pero antes, de Málaga se tuvo que trasladar a Antequera con pocos años. “Vivían en una casa muy humilde en el Camino de la Ribera, cerca de la Granja de la Cruz, camino de la Venta del Conejo, pero cuando se fueron se vino abajo y no queda nada de ella. Le gustaba mucho pasear por el Barrio de San Juan, como ella expone en algunas de sus letras”, nos comparten parientes suyos, hijos de primos.
De aquí partió a Jaén y Sevilla. El amante del Flamenco, Francisco Reina Ruano, comparte la admiración y estudio de Andrés Raya sobre ella “que sonaba mucho en los aparatos de radio de mi niñez”. A los 12 años empezó a cantar en público y el espectáculo “Sol Andaluz” le abriría una gran carrera, triunfando en teatros y escenarios de toda España.
Compartió cartel con Manuel Vallejo, Pepe Marchena, El Niño de la Huerta, La Niña de la Puebla, Luquitas de Marchena, Canalejas de Puerto Real, Manuel Centeno, El Sevillano, Rafael Farina, Porrina de Badajoz, Antonio Molina, Juanito Valderrama… sigue el aficionado.
Llegó incluso a coincidir incluso con un joven y desconocido aún Camarón de la Isla con su espectáculo en la misma Antequera. Según el flamencólogo local José Hidalgo Vegas, recuerda verla definiéndola como “una cantante de la canción española que destacó por la copla, cantes por milongas, fandangos muy personales sobre todo” y su relevancia se basa en que “actuó por todas partes con artistas que compartió cartel, hacía los cantes muy bien hechos: dominaba muy bien el compás, la puesta en escena…”.
Luego, en Semana Santa, profesaba devoción al Señor del Rescate, llamada por la familia de los Cruces, viniendo siempre que el trabajo le permitía y cantándole en Muebles Cruces de calle Infante y en la Cruz Blanca.
Entre los años que vino, de los primeros en 1958 y de los últimos, 1968. El 28 de agosto de 1972 falleció al salir de su casa en Sevilla en la calle Feria, tras un accidente de tráfico entre esa calle y la de Resolana.
Fue despedida en la Basílica de la Macarena y enterrada con el nombre de “La Niña de Antequera” en un panteón. Hoy, cien años después de su nacimiento, su voz y sus letras siguen presentes en la ciudad de la que tomó apellido.
(En el centro, María Barruz “La Niña de Antequera”, a la derecha Antonio Molina y “La Niña de la Puebla”; y a la izquierda, Manolo “El Malagueño” y Porrina de Badajoz (con gafas) en una de sus giras por los teatros de España).