El mundo del olivar llega a nuestros días con un bagaje de experiencia y conocimiento de muchos siglos y eso permite que se pueda sacar el máximo rendimiento al mismo, especialmente en Andalucía, lugar donde se encuentra más del cincuenta por ciento de este cultivo.
El antequerano José Luis Sánchez-Garrido y Reyes, como ingeniero técnico agrícola, ya jubilado y con una extenso trabajo unido al campo de los nutrientes y fertilizantes, aborda un tema importante relacionado con el olivar, para obtener el máximo rendimiento al mismo. Para ello, junto a Pablo Ramos Pedregosa, químico especialista en Ciencias y Tecnologías del Medio Ambiente, se animaron a dejar por escrito la experiencia de ambos, durante más de veinte años en el grupo Herogra.
“Formábamos un grupo de trabajo para desarrollar nueva tecnología del olivar, hemos establecido campos de experiencia y todo esto ha ido sacando una serie de conclusiones que ya teníamos definidas, pero no escritas. Un compañero olivarero de Estepa, me sugirió ‘José Luis te vas a morir y contigo te vas a llevar lo que has aprendido del olivar’. Entonces ya con Pablo, nos animamos a escribir nuestra experiencia. Ha sido fácil, porque lo que hemos hecho es trascribir nuestro conocimiento al libro. Todo lo que se pone era un trabajo que ya estaba realizado”; nos dice José Luis Sánchez-Garrido.
Aportan unas conclusiones, que no han llegado ahora, “sino que las hemos ido deduciendo a lo largo de la trayectoria, trabajando sobre ellas y modificando”. Todo con un fondo que llega gracias a “una eminencia en este tema, que lamentablemente falleció, Miguel Pastor Muñoz-Cobo, era el responsable de la investigación del olivar en el Centro de Investigaciones de Córdoba”, a quien dedican este libro.
“El abonado disruptivo del olivar de secano“
«El abonado disruptivo del olivar de secano”, es el título que le han dado a esta obra que autor nos explica como una ruptura. “Es una forma de romper con el pasado y empezar algo nuevo, procurando no molestar en todo lo que se ha hecho hasta ahora, los agricultores han hecho lo que mejor han sabido hacer y han aplicado su mejor conocimiento. Queremos ser muy respetuosos con todo lo que se ha hecho. Hemos escrito lo que la tecnología de hoy permite”. Concretamente hablan en este volumen de “poder aplicar técnicas modernas a un cultivo específico como es el olivo”. El fundamento de la obra radica en que “casi todos los olivos están en terreno calizo, con mucho contenido en cal que bloquea muchos nutrientes y los hacen insolubles. Nosotros vamos aportar por vía foliar todo el máximo posible de nutrientes. Pero ya no se trata de un poquito por vía foliar, sino de emplear dosis masivas con cierto orden, que van a la hoja. La pulverización del abono foliar no debe hacerse una o dos veces al año, sino que el aparato pulverizador puede estar paseando continuamente. Y a pesar de tener la vía foliar, no se da una nutrición total del olivo, no lo absorbe todo, va al suelo; y en éste se bloquea, por lo que hay que inyectarlo en el suelo donde quedan un cordón soluble, hemos visto que las raíces tienden hacia ese cordón y a buscar el nutriente”.
Una práctica que no se utiliza “eso no lo hace nadie en la actualidad. Hemos diseñado una máquina sencilla para inyectar, procurando que costara poco y que fuera adecuada, la hemos hecho, probado y hay varias máquinas trabajando”.
En el libro, muestran el trabajo realizado con la práctica donde “duplicamos la producción con un abonado racional. Pensamos que la revolución del olivar en el futuro está en una nutrición adecuada, que es la asignatura pendiente, más que el aumento de la superficie”.
Todo esto, rompe con lo que hay en el mundo, ofrecemos “otra manera de ver las cosas y justificada, razonada punto por punto y en un lenguaje para que cualquier agricultor o no agricultor, lo entienda. Informamos de ello, ahora la persona es la que decide, no queremos implantar nada”.
