La poesía se encuentra en cada rincón de nuestra vida. Sus formas de presentarse son diversas, como diversas las personas que encuentran en ella la forma más personal de expresarse, de mostrar la belleza de lo que nos rodea.
“El espíritu del silencio” es libro que une belleza y realidad a través de las palabras de su autor, José María Alarcón Sánchez, que presentó esta ópera prima el sábado 18 de marzo en la Real Academia de Antequera.
Se hizo esperar, como dijo Rafael Pérez Peña en la presentación al igual que recalcara José Escalante, que aporta su pluma al prólogo de este volumen. Y es que no es para menos. La perseverancia ha reinado en el autor, que iniciara –muchos publicados en las páginas de este periódico– esta recopilación de escritos desde hace tiempo, y con tesón y ese espíritu de silencio del que va creando, uniendo y sumando, por fin, veían la luz.
Junto a los mencionados, María José Ruiz, se encargó de ofrecer los pormenores de esta obra que se divide en cuatro partes. Reflexiones y sensibilidades abren el mismo, recordando a personas, amigos y familiares que están o ya partieron, abriendo parte de la ventana del pasado de su juventud.
En la segunda parte, el espíritu cofrade que atesora aparece en sus composiciones dando salida a lo vivido en diferentes cofradías y hermandades, uniendo devoción popular y personal.
En su tercer apóstrofe, distintas ciudades unen su persona: Córdoba, Sevilla y por supuesto Antequera. Creaciones que unen prosa y poesía para mostrar el espacio que nos rodea cada día, pero que él impregna de sentido e historia.
Y por ultimo, distintos personajes se adentran en sus escritos, personas que le han marcado ya sea en el espíritu, el alma o su persona como escritor. Quevedo, Unamuno, Bécquer, Cervantes o el mismo Jesús Quintero o Paquirri, caminan juntos en estas páginas.
Tras Carlos Torres de Ex Libric, editorial que realiza esta publicación, Alarcón Sánchez recitó cinco de sus composiciones presentes en esta obra para romper ese silencio autoimpuesto durante años que ha culminado en un gran estruendo esplendoroso de palabras.